𝙍𝙚𝙙𝙚𝙢𝙥𝙩𝙞𝙤𝙣 [ 𝘼𝙐 𝙕𝙝𝙤𝙣𝙜𝙘𝙝𝙞 +18 ] 𝙍𝙚𝙢𝙖𝙠𝙚

4: His resolution

TW: suicidio

El sonido de los cubiertos golpeando suavemente la cerámica, los sonidos de la calle y el cantar del canario era lo único que podía escucharse en ese momento, siendo esos los únicos sonidos que interrumpían el interminable silencio que se había instalado hacía rato y parecía no querer abandonar la sala. Zhongli observó de reojo como Childe comía el plato de carne y verduras salteadas en silencio, pareciendo no prestarle atención a nada de su alrededor, encerrado en sus propios pensamientos. El pelirrojo fue quien puso la mesa, por lo que Zhongli no se sorprendió al ver que no colocó palillos para la cena, incluso para él.

No habían intercambiado apenas alguna palabra durante todo el día, la conversación más larga que tuvieron había consistido en Childe indignándose por el hecho de que no le había puesto nombre a su pájaro. Zhongli quería preguntarle muchas cosas, y el fin de semana estaba a punto de terminarse. Al día siguiente empezarían con la investigación, y aunque tendría mucho más tiempo para resolver sus dudas, Childe probablemente estaría más irritado, y él ocupado en tratar de resolver ese caso. Bueno, ambos estarían ocupados en eso, aunque Zhongli dudaba de que su compañero fuera a contribuir.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —habló por fin, viendo como Childe resoplaba en respuesta, llenándose la boca de comida probablemente para no tener que responder). Zhongli lo miró en silencio, las orbes azules mirándolo por unos segundos solo para después ignorarlo nuevamente—. Childe.

—Estoy comiendo —dijo con la boca llena, sin mirarlo.

Zhongli frunció un poco el ceño, llevándose una zanahoria a la boca. Quería preguntarle sobre su caso antes de tener que devolverlo a prisión, llenar las lagunas que habían y saciar la curiosidad que había estado conteniendo durante esos cuatro años. Para eso se había presentado voluntario a ocuparse de él después de todo, a parte de poder resolver los nuevos asesinatos.

—Lo preguntaré de todas formas —sentenció, habiendo terminado de comer y dejando los cubiertos sobre el plato, limpiándose las comisuras de los labios con la servilleta. Se apoyó en el respaldo de la silla, cruzándose de brazos y colocando la pierna derecha sobre la izquierda, clavando sus orbes doradas en Childe, quien no lo miró de vuelta. Tenía muchas dudas, y sabía que Childe no las iba a responder todas de golpe, incluso dudaba que fuera a decir algo en ese momento, pero debía intentarlo—. ¿Cómo fue tu detención?

Childe exhaló sonoramente, clavando con fuerza el tenedor en el trozo de calabacín, levantando la cabeza para mirarlo con el ceño fruncido. Zhongli le mantuvo la mirada, el pelirrojo apretando los labios y el agarre en el tenedor.

—¿Qué te importa? —cuestionó, frunciendo aún más el ceño y su voz sonando amenazante—. Si tanto quieres saber eso, ve y mira los registros —Zhongli se quedó callado durante unos segundos. No le había dicho que no podía hacer eso debido a su rango, y tampoco planeaba hacerlo en ese momento.

—Entonces preguntaré otra cosa —Childe bufó, mordiendo la carne y masticando con fuerza—. ¿Por qué no te han visitado en estos cuatro años? Según los registros el único contacto que has tenido con el exterior durante todo este tiempo solo ha sido una llamada a tu familia en tu ingreso a prisión —Childe agrandó los ojos, soltando los cubiertos y levantándose repentinamente, apartando la silla hacia atrás, la cual casi cayó al suelo. Zhongli se quedó quieto, permaneciendo en su sitio sin apartar la mirada de Childe, viendo como el pelirrojo se aproximaba a él, sus puños tan apretados que sus nudillos estaban blancos, la vena en su cuello hinchándose.

—¿Por qué te importa mi vida personal? —siseó, entrecerrando los ojos, clavando sus ojos azules en los suyos, el azul pareciendo haberse tragado la pupila—. Deja en paz a mi familia, o te juro que aunque no te mate lo intentaré. Todos los polis sois iguales, unos interesados y entrometidos, dejar de tocarme los huevos e ir a comer mierda —se apartó de él, dándole un golpe a la pata de la silla al pasar por su lado. Zhongli no se movió ni un ápice, viendo como abandonaba el salón y se dirigía al pasillo, escuchando como cerraba la puerta del dormitorio con un portazo.