12: Vámonos a Marte

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Zhongli dejó entrar a Childe al interior de la habitación del hotel, echándose a un lado. Childe se había quedado quieto en la entrada, encogido de hombros y con la cabeza agachada. Zhongli cerró la puerta una vez ambos estuvieron dentro, colocándose a su lado y apoyando una mano en su espalda, donde aún la chaqueta lo cubría.

—Lo siento... —se disculpó haciendo círculos con su mano. Childe levantó la cabeza, negando.

—Está bien, lo hemos intentado —contestó, incorporándose y mirándolo por fin después de todo ese tiempo. Los ojos azules lo examinaron con detenimiento, quedándose parados en sus labios manchados de pintalabios, para después mirarlo a los ojos—. ¿Podemos hablar de otra cosa? No quiero estar pensando en mierdas deprimentes ahora mismo.

—Claro... —le quitó la chaqueta, dejándola en el perchero para recogerla más tarde. Zhongli desvió la mirada hacia los tacones que llevaba Childe, el pelirrojo caminando hacia el sofá—. ¿No te los vas a quitar? —preguntó, observando como sus talones estaban un poco rozados por el zapato. Childe se sentó en el sofá, apoyando el codo en el reposabrazos y la cabeza en su mano.

—Paso —respondió—. ¿Acaso no me quedan bien? —cuestionó sonriendo. Zhongli asintió, sentándose a su lado.

—Te quedan bien —afirmó, inclinando la cabeza para mirarlo. Se quedaron en silencio durante un rato, Zhongli no supo si pasaron varios minutos hasta que uno de los dos volvió a hablar. De lo único que estaba seguro, es que la esperanza se había terminado en Childe. Lo había notado en cuanto Ningguang les dijo que la iglesia estaba involucrada, como su expresión se había apagado. Y bueno, ¿de qué lo podía culpar? La realidad les cayó como un balde de agua fría, y mentiría si dijera que él tampoco se había sentido bastante decepcionado.

—Respecto al beso... —la voz de Childe lo sacó de sus pensamientos, y el recuerdo de haberlo besado al final del baile atravesó su mente. Zhongli se tensó. No habían hablado durante todo el viaje en coche, y casi se había olvidado de que eso había sucedido por culpa de las malas noticias.

—Lo siento —se apresuró a disculparse, desviando la mirada—. Creo que me dejé llevar por mis emociones, y–

—Oye —Childe le dio un golpe en la frente con sus dedos, haciendo que se quedara callado al instante. El pelirrojo hizo que lo mirara, cogiendo su mejilla y obligándolo a girar la cabeza—. ¿En qué momento me he quejado? —sonrió—. Además, la sonrisa que pusiste te delató completamente, no te arrepientes de haberme besado así que no te disculpes —Zhongli desvió la mirada, un poco avergonzado. Childe soltó sus mejillas, moviendo la mano hacia su hombro mientras se sentaba ágilmente sobre su regazo, apoyando las rodillas a ambos lados de sus muslos, acercando el rostro al suyo. Zhongli agrandó los ojos, sorprendido ante la inesperada acción: los ojos azules mirándolo fijamente—. Quiero besarte.

Zhongli se quedó quieto, observando como el otro se aproximaba a un ritmo tortuosamente lento. Sus narices se rozaron, al igual que sus labios. El pelirrojo los juntó en un tímido beso, apoyando la mano libre en su mejilla, bajando los párpados. Zhongli le devolvió el gesto, acercándolo más a él por su cintura. Ninguno de los dos intentó profundizar el beso, quedándose solo en un acto gentil y afectuoso. Se separó un poco tras unos segundos, clavando sus orbes azules en las suyas.

—El baile no ha estado tan mal —susurró Childe, cogiendo su mano izquierda y moviéndola para que se deslizara por la tela del vestido hasta llegar a la apertura, rozando la piel de su muslo. Zhongli no retiró la mano, dejando que Childe lo moviera un poco más, infiltrándose por debajo de la prenda a la altura de la cinta que rodeaba su muslo. Sentía su rostro arder, apretando los labios al notar como sus dedos tocaban su trasero—. ¿Quieres probar otra cosa? —su tono era demasiado sugerente, susurrando en su oído, haciendo que tuviera un escalofrío.

𝙍𝙚𝙙𝙚𝙢𝙥𝙩𝙞𝙤𝙣 [ 𝘼𝙐 𝙕𝙝𝙤𝙣𝙜𝙘𝙝𝙞 +18 ] 𝙍𝙚𝙢𝙖𝙠𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora