Capitulo 7

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Maratón 2/5

-¿Me ha llamado «cariño»?

Calle colgó el teléfono e ignoró la sensación de hormigueo en el estómago. Se dijo que era el bebé, que estaba agitado, pero no dejaba de pensar en el tono de preocupación de la voz de Poche.

Marge encendió varias velas.

-Esto pasa mucho por aquí, no te preocupes. Poche me ha pedido que pase a ver cómo estás -comentó-. Debes de ser alguien muy especial porque nadie, digo bien, nadie ha pasado más de una noche en esta cabaña. Como mucho, un fin de semana de desenfreno -rio.

Calle se rio con ella al tiempo que evitaba pensar en María José con otras mujeres.

-Me hizo prometer que te cuidaría -le dijo Marge, y le miró la barriga-. ¿Cuándo sales de cuentas?

-El 3 de diciembre. Parece que tenga que ser mañana.

-He tenido tres, sé lo que quieres decir. -Entonces se fijó en Skye, que se abrazaba del cuello de su madre-. Qué bonita. No me extraña que Poche os quiera -les guiñó un ojo-. Hace diez años que la conozco. Compró esta propiedad y la arregló prácticamente toda ella misma, con la ayuda de unos amigos. Tardó casi ocho años en acabarla. Trabajó muy duro y también se divirtió lo suyo. Ha tenido… -Marge calló, sonrojándose.

Calle se rio.

-Soy consciente de la reputación de la señora Garzón.

Marge le lanzó una mirada curiosa.

-Me gustas. Serías buena para Poche. A lo mejor consigues que sente cabeza.

-Bueno -empezó Calle, a sabiendas de que se había puesto colorada-. Poche solo va a ayudarme hasta que nazca el bebé. En cuanto pueda, buscaré un trabajo y volveré a poner nuestras vidas en marcha.

Marge disimuló una sonrisa.

-¿Y por eso te has puesto como un tomate?

Calle se llevó las manos a las mejillas de inmediato.

-¿Ah, sí? -se rio, nerviosa-. Supongo que la arrogante señora Garzón tiene ese efecto en muchas mujeres. Pero bueno, Skye y yo pronto nos las podremos arreglar solas otra vez, ¿verdad, pastelito?

-Vedad, mamá -asintió la pequeña, en muestra de apoyo.

El ensayo era agónico y Poche gimió con los ojos cerrados al oír la interpretación que hacía la orquesta de su composición. A su lado, Kim dejó escapar un sonido parejo de frustración.

-Kim, no soy yo, ¿verdad? ¿Tú lo oyes?

Kim frunció los labios en una mueca de sufrimiento y asintió.

-Odio tener que decirlo.

Poche se echó hacia delante y hundió el rostro en las manos.

-Es Laura… Ella…

-Apesta -ofreció Kim.

Poche levantó la cabeza y miró a su amigo con los ojos entornados.

-Kim, «apesta» no es un término muy profesional.

-¿Es una mierda?

-Mucho mejor -dijo Poche-. Vamos a sacar a Jeffrey de ahí antes de que se suicide. Tenemos que reconsiderar esto.

-Necesitamos otro chelista -farfulló Kim.

Sabía que Poche se daba cuenta de que debía tomar una decisión. Jeffrey también era consciente de ello. Se reunieron en el estudio vacío y Poche se sentó al piano y empezó a golpear las teclas con actitud ausente.

Heavenly Winds [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora