Capítulo 11.

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Eri volvió a tomarme la mano.- Papá Aizawa encontró este lugar luego de salvarme, algunos otros héroes también vinieron con nosotros a comer y desde ese minuto es mi lugar favorito.

-Entonces será un placer almorzar contigo en ese lugar.- le di una sonrisa sincera. No podía creer que alguien le pudo haber hecho daño a una niña como ella.

Eri en otras palabras era cálida y pequeña, se sentía agradable y totalmente desconocido, me daba esa sensación de querer protegerla. Quizás Fuyumi sintió lo mismo que yo en algún momento, aunque más de una vez, he sentido esta sensación distinta cada vez que pasaba tiempo con la menor y su tutor, tenía algo también que llenaba mi corazón. El hambre ya era notable y el pensamiento se esfumó al solo pensar en donde podrían ir.

El lugar fue fácil de reconocer, más que nada, por el cartel que decía en grande la palabra ramen y el exquisito aroma a fideos, Eri soltó mi mano y se adelantó al lugar.

-Te aseguro que este lugar te gustará.- dijo Aizawa a mi lado mientras tomaba inocentemente mi mano y me ayudaba a entrar al local.

-Abuelitaaa, llegué.- el grito de Eri anunciando su llegada se escucho bastante fuerte en el lugar y una señora no muy alta salió a nuestro encuentro.

-Es un gusto volver a verte pequeña, ¿donde está ese vago?- en la puerta junto a Eri estaba esta señora mayor con un delantal, supongo que la dueña del local.

-Ahí está.- dijo señalando a Aizawa- hoy invitamos a Hanako, es nuestra amiga.

No dudé en acercarme a la señora y presentarme formalmente, se veía que ella se llevaba bien con los dos presentes, además tener ese aura de señora mayor buena persona. Estaba feliz, estos momentos de tranquilidad y buena comida, eran agradables. Mientras nos sentábamos aproveché de mandarle un mensaje a mis hermanos, más que nada, para informarles que ya había salido pero aún no llegaría a casa y que quizás hoy se podían unir a la celebración con Hawks y conmigo.

Nos sentamos los 3 juntos en una esquina del pequeño y acogedor local de ramen, Eri sentada a mi lado y Aizawa al frente, mientras esperábamos el plato favorito de la menor, que según ella tenía que ser un secreto, uno misteriosamente rico, lo cual tuvo razón, confirme cuando vi el tazón de ramen de cerdo frente a mi, tenía un sabor casero y el olor era increíble.

Comimos conversando con Eri sobre el programa que veía todas las tardes y que, en secreto también era mi programa favorito pero jamás lo diría en voz alta. Aizawa nos miraba y sonreía mientras creía que no lo veía, comiendo en silencio y atento a nosotras dos. Finalmente cuando terminamos de comer y mientras Aizawa pagaba la comida, Eri y yo nos despedimos de la señora y caminamos fuera del local para esperar a Aizawa, aún era temprano y estaría sola en casa así que Aizawa propuso caminar otro rato más. Igual agradecía tener una compañía tan agradable como Eri y Aizawa, habíamos llegado al mismo lugar donde nos conocimos, el parque. Los gatitos ya se amontonaban para que les hiciéramos cariño.

-Papá Aizawa, ¿puedo ir a jugar con los gatos de allá?- dijo señalando a unos gatos más pequeños y él asintió.

-Puedes ir, pero ten cuidado.

Narra Aizawa.

Luego de comer con Eri y Hanako estaba muy feliz, aunque no lo dejaba ver, claramente. Ellas se llevaban tan bien, que congeniaban de una manera que él no había podido lograr en Eri y es que desde el primer momento en el que vio a ambas, algo en mi interior supo que tenía que cuidarlas y era extraño porque ni con mis amigos o familia había pasado algo así.

Lo más cercano había sido con Shirakuro y a él no había podido cuidarlo.

Fui a pagar la cuenta, mientras las chicas se despedían de la vieja y salían del local para esperarme, sonreí como un tonto al verla.

-Tienes que ser rápido.- dijo la vieja y volteé a verla con la ceja levantada.- Ella es joven, educada y es muy linda, si no te apuras alguien más llegará a ella.

-¿A qué viene eso?

-Te conozco hace tiempo Aizawa, mereces ser feliz, hace mucho tiempo no veía esa sonrisa tonta en tu cara.- suspiré, ella tenía razón, este local lo había conocido gracias a Shirakumo y desde que lo perdió, él había asistido al menos una vez al mes.

-Lo tendré en cuenta.- me despedí y salí a juntarme con la chicas nuevamente.

Dejé de pensar en ello e invité a Hanako a caminar otro rato, su cara reflejaba no querer volver a casa, lo sabía porque había pasado por eso mismo, muchas veces, obviamente no iba a llenarla de preguntas porque sabía que no me respondería.

Cuando nos sentamos, la vi un poco más tranquila, tenía una mirada distinta, tomé su mano con la mía y le di un leve apretón cariñoso, como esperando que ella entendiera que no me quería a alejar y que la apoyaría en todo. Esperaba de verdad, que ella pudiera sentir mi corazón latir y mi cariño verdadero.

-¿Sabes? Hoy en la noche voy a salir con mis hermanos y un amigo, si no estás ocupado podríamos juntarnos a tomar algo luego, no estoy muy acostumbrada a esas cosas- se rió mientras un mechón de pelo se escapaba de detrás de su oreja.- pero me gustaría verte ahí.

"Me gustaría verte ahí" Mierda, ¿mi corazón va estallar con solo me diga eso?

-Pues claro, si quieres que esté ahí, tu solo escríbeme donde y llegaré- dije tomando ese mechón y colocándolo en su lugar, en cierta parte, buscando disminuir un poco los fuertes latidos, fracasando en el intento.

Ella sonrió y mi corazón latió cada vez más rápido. Mierda, ella es perfecta. Ella quería que estuviera ahí.

Quizás tenía que hacerle caso a las recomendaciones de la vieja y continuar su vida con alguien que la hiciera feliz. Ella cumplía con eso.

Eres tu quien me salvó [Aizawa y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora