CAP.19

116 21 4
                                    

Haruki Murakami:.
Si tú me recuerdas, entonces no me importa si todos los demás me olvidan.

Robin.

En su búsqueda duramos exactamente dos días, encontramos un tipo de cueva donde su rastro se sentía fresco y cerca.

Entre las sombras me dieron ganas de atacar de una vez por todas pero mi madre envío a su mejor rastreador a investigar y que vieran cuantos guardias habían.

El lobo informo que no había nadie y que solo estaba ella atada a una silla y en muy mal estado, la sangre me hirvió y tuve que calmarme con las miradas que mamá nos daba.

Ella dijo que seguro era una trampa, probamos con rocas y estás estallaron en el momento que tocaron tierra.

Algunas alarmas se activaron y llegaron algunos lobos y tuvimos que acabarlos.

Nunca en mi vida había estado tan desesperado, y la paciencia no es lo mío.

Te recuperaré mi reina.

Narra Chelsea.

Luego de que me ataran a una silla en medio de una cueva que apenas entraba luz no se cuánto tiempo pasó.

No se ni como deje que pasará esto.

Extraño a mi Robin, quiero estar en sus brazos lo necesito.

Por un tiempo intenté usar mis poderes pero todo era en vano la plata ya tenía mis manos con las venas plateadas, me estaba matando lentamente.

Vuelvo a llorar nuevamente cuando recuerdo que la luna me hizo perder a mi bebé, ya mi vientre estaba abultado, Val no pudo ocultarlo mucho tiempo, ella me golpeó y me golpeó hasta que tuve un leve sangrado y un dolor horrible.

De verdad no veo la hora de estar junto con Robin, lo necesito.

Afuera ya era de noche y juro que por un momento sentí la presencia de Robin, su falta me hace tanto daño que hasta lo siento.

Mi cuerpo está seco y sin vida, podía ver los huesos de mis rodillas solo me daban agua, y apenas recuerdo el último sorbo que tomé.

Cada día me hacía falta la cercanía de Robin.

Creí escuchar una alarma, pero el sueño me ganó y cerré mis ojos. Quisiera que fuera por última vez.

_Hija mia_.

_Vamos cariño despierta_.

Esas voces daría la vida por volver a escucharlas.

Abrí los ojos lentamente y me levanté del suelo, estaba en una especie de caja blanca, llevaba un vestido blanco que cubría mis pies descalzos.

Me volteo y encuentro esos dos rostros sonrientes por lo que daría la vida por tenerlos a mi lado.

_Mamá, papá_

Corro y los abrazo ese abrazo lo sentí tan cerca que juraría que es real.

_Los extrañe tanto_ lloro como una niña pequeña la cuál le quitan su dulce.

Loba AncestralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora