sin Shoto

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Narra _____

Estaba en casa. Sola. Haciendo un puzle mientras veía una pelicula y comia helado. No había salido de casa en todo el día. Seguía en pijama.

Mi marido se había ido a una urgencia del trabajo. Me dijo que era probable que llegara tarde a casa.

Me quedaba una semana para estar de nueve meses. La tripa me había crecido mucho y era imposible ocultar que estaba embarazada.

Me acabé el helado. Me enfadé un poco ya que era la última que quedaba en casa y tenía más hambre. Acabé de montar el puzle a los pocos minutos de acabar la pelicula.

Dejé el puzle en la mesa y me fuí a tirar el recipiente del helado. Volvía de camino al sofá cuando escuché el sonido de la notificacion de mi telefono.

Lo cogí y ví la pantalla. Mi madre me había mandado un mensaje diciendo : 

hija voy de camino a casa.
Estoy cerca del super.
Necesitas algo ?

Pensé en responderle y decirle que comprara un par de tarrinas de helado pero me quedé con las ganas.

Recogí un poco la casa y esperé a que mi madre viniera. Supongo que vendría en coche porque la casa de mis padres estaba lejos de la mía.

Estaba leyendo una revista de moda que compré el día anterior cuando escuché el timbre de la puerta. Me levanté a abrir.

Abrí la puerta y ví a mi madre muy abrigada. Estabamos en noviembre. Hacía frío, eso no lo niego, pero no hacía tanto frío como para venír con un abrigo de plumas, un gorro de lana que le tapaba las orejas, unos guantes que parecían que eran unos radiadores portátiles y una bufanda con la que se tapó tanto la cara que solo se le veían los ojos.

– ¿tanto frío hace?– le pregunté sorprendida.

– uy maja, no lo sabes bien.– me dijo yendo directa al radiador.

Yo reí y cerré la puerta.

Mi madre a veces exajeraba las cosas. Dejó todas las cosas que traía de abrigo en el perchero de la entrada. Pero el gorro se cayó. Me intenté agacharme para recogerlo pero no pude.

Mi madre me miró con una sonrisa, se acercó a mí, cogió el gorro y lo volvió a dejar en el perchero. Yo le sonreí también.

– ¿quieres un café y te calientas un poco?– le pregunté casi riendo.

– un vaso de leche mejor.– me dijo mi madre desde el radiador.

Fuí a la cocina y saqué dos tazas del armario. Abrí la nevera y cogí la botella de leche. Llené las tazas hasta un punto generoso y metí las tazas en el microondas para calentarlas.

Cuando este sonó saqué mi taza pero la de mi madre la dejé. Sabía que le gustaba la leche muy caliente. Cuando volvió a sonar llevé los dos vasos a la mesa del comedor. Saqué unas galletas de avena y chocolate. Empezamos a hablar sobre el embarazo mientras nos tomabamos la leche.

– ¿de cuanto estás?– me preguntó antes de morder una galleta.

– me queda una samana para estar de nueve meses.– le dije.

– estate pendiente. Que mira que me pasó contigo. Yo fiada de que iba a ser a la semana 40 y tu naciste en la 37.

Yo comía galletas en silencio. Mientras pensaba en lo que me había dicho mi madre.

Ya nos habíamos comido las galletas y terminado los vasos con leche. Estabamos en el sofá viendo uno de esos concursos que le gustaban a ella. No me negué a verlo porque a mí tambien me gustaba.

El programa casi había acabado cuando sentí como mis pantalones se humedecían.

Mi madre me miró y vió lo mismo que yo. Había roto aguas. Ambas nos miramos.

Intenté no levantarme muy deprisa. Fui directa a la habitacion y me cambié. Me puse lo primero que cogí. Cogí todos los papeles que tenía del medico y fuimos al coche.

Nos montamos y fuimos al hospital.

mi amor de fuego y hielo -todoroki x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora