¿Nunca te han besado?

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Me encontraba en el comedor de la escuela conversando con mis dos mejores amigas. Luz y Amanda.

- ¿Ya vieron a Johnny? Tiene unos labios terriblemente besables.- comento Amanda en susurros. Después Luz río.

- ¿Existe algo en tu cabeza que no tenga la palabra chico en ella?

- Sip.- dijo Amanda segura.

- ¿Qué?- pregunte yo burlona

- Ustedes y la ropa.

Después de ello todas estallamos en risas, haciendo que todos los demás en la cafetería nos miraran extrañados.

- ¿Como te das cuenta si un chico es besable o no?- pregunte incrédula.

- ¿Qué cosas preguntas Zoe? Es evidente cuando hay un chico besable frente a ti.- dijo Amanda.

- No, para mi no lo es. Por eso pregunto ...- vacile.

- ¡Vaya Zoe! Las únicas que no saben cuando tienen a un dios de los besos en frente son las que nunca han besado a nadie.- comento Luz dando justo en mi punto débil.

En ese momento las dos se miraron y se les abrieron los ojos sorprendidas, inmediatamente me puse roja carmesí y ellas me vieron divertidas.

- ¿Nunca te han besado?- gritaron ellas al unísono, haciendo que todos los varones en el instituto me voltearon a ver. ¡Animales!

Lo único que logre hacer fue asentir ya que no podía pronunciar palabra alguna, era vergonzoso. Minutos después las chicas empezaron a reír como locas.

- No puedo creerlo, ya era mucho el saber que eras virgen pero ¿De verdad nunca te han besado?

Yo aun incomoda solo asentía a las preguntas de mis amigas poco discretas. Ahora todos en la escuela sabían que yo Zoe Moriarth jamás había sido besada.

Qué pena.

Después del descanso todos nos dirigimos a clases, pero ahora todos los varones me miraban curiosos y divertidos, además todos se mandaban textos a través de sus celulares. ¿Se veía sospechoso? Parecían de lo mas divertidos.

Al final de la escuela yo me despedí de Luz y Amanda para salir y esperar a mi hermano. Un ex alumno de mi preparatoria.

Ya en la salida todos los chicos que pasaban me saludaban y otros me miraban descaradamente.

Realmente esto de ser el centro de atención no me gustaba nada. En lo absoluto.

Tanto así que al salir tropecé torpemente con mis propios pies, así que cerré los ojos esperando el impacto contra el suelo pero alguien me tomo en brazos.

Al abrir los ojos me encontré con unos ojos color miel y un sonrisa blanca.

- Hey Ross.- dijo un chico que iba pasando y le guiñó el ojo divertido.

Yo inmediatamente fruncí el ceño y lo mire. Estaba en brazos de Ross Lynch, otro niño "bonito" de la escuela, que ahora después de años de no registrarme me sonreía.

- Gracias, ya puedes soltar me.- dije fría. Así que me puso de pie.

- Ten cuidado preciosa.- dijo él divertido.

- ¿Por qué lo dices?- pregunté incrédula.

- ¿Aún no lo sabes?- me miró sorprendido.

- ¿Saber qué?- de verdad, aún no entendía la situación.

En ese momento empece a escuchar los gritos de mi hermano, que ya se encontraba en el asfalto.

- Ya te enteraras mañana, solo te recomiendo que te cuides, todos están al asecho.- y después de eso me guiñó un ojo coqueto y se fue.

Así que decidí caminar hacia el carro de mi hermano.

- Y ese niño ¿quién era?

- Ross Lynch un "niño bonito".

- ¿Debo preocuparme por ti?

- No, en lo absoluto.- encendio el motor del auto y arrancó.

¿Enterarme de qué?

LA APUESTA (Ross Lynch) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora