¿U-una qué?

161 13 4
                                    

Sus brazos eran cálidos, su pecho subía y bajaba, podía escucharlo respirar.

Había estado así durante hora y media, ahora estaba mas calmada, ya había dejado de llorar y ya ni estaba angustiada. Al menos no tanto.

Veíamos la televisión acurrucados en el sofá de su sala.

- ¿Mejor?- me pregunto de repente. Me limité a asentir y a pasar mi pulgar cariñosamente por su brazo, el brazo que me rodeaba.- Me da gusto.- dijo, y después respiro profundamente para sacar un suspiro.

- Gracias Ross.- me voltee para verlo a la cara, era un poco incomodo porque el espacio era muy concurrido y apretado.

- ¿De que?- preguntó dirigiendo su mirada hacia mi.

- Por ayudarme a calmarme. Me sentía muy mal.- hice una mueca.

- Lo sé, llego Luz corriendo a contarme lo que te paso, estaba preocupada y llorosa, me dijo que Alex había sido exageradamente mala contigo y que te habías vuelto loca.- todo quedo en silencio.- Ella realmente te quiere mucho, me pidió que te fuera a buscar porque sabia que con ella no hablarías. También me digo que te llamaría mañana en la mañana.- concluyó, yo solo asentí y me acurruque en su pecho.

- Soy una estúpida.

- No lo creo, mas bien creo que tienes una gran resistencia y auto control.

- Claro que no, si lo tuviera no había masacrado a Alex en las afueras de la escuela.

- Eso es porque todos tenemos un punto limite. Y por todas las cosas que te izo Ales en un día, me sope ende que pudieras contenerte hasta el final.

- Si bueno, aun así tendré que pedirle disculpas ...- luego él asintió y sonrió, dirigí mi mirada a su pecho que subía h bajaba con calma.- ¿Ella no fue a chillar a tus hombros?- pregunte.

- No, bueno si, pero en ese momento en vez de consolarla ...- respiro profundo.- Termine con ella.

Nos quedamos en silencio un rato y a los pocos minutos me quede dormida.

----
Estábamos abrazados, entrábamos a mi casa y yo lo guíe a mi cuarto. Pronto nos fuimos acercando y lo bese. Nos cometamos a bezar apasionadamente. Nuestras lenguas empezaron a jugar en nuestras bocas, el beso se intensificaba.

- ¿Segura?- preguntó él. Por lo que yo en un susurro le respondí un "si".

Todo empezaba a aumentar de temperatura, el acariciaba intensamente mi trastero mientras yo recorría desesperada su abdomen, pronto me tomo firmemente y me cargo, de manera que tu enrede mis piernas alrededor de su cintura. A los pocos minutos sentí su erección contra mi y empece a moverme pélvica mente de manera que esta aumentará e hiciera todo mas intenso.

Pronto empezaron a desaparecer mis prendas y las de él y antes de que lo hiciéramos, desperté.

Me encontraba acurrucada en el pecho de Ross, estaba sudando y me sentía terriblemente acalorada, seguramente estaba tan roja como una fresa.

Intente moverme y acomodarme, pero en eso, sentí una gran bulto entre mis puernas. Dirigí mi mirada hacia abajo pero no pide ver bien, así que ignore el bulto, aunque sinceramente estaba caliente y chocaba directamente en mi pelvis.

Suspire y me volví a acurrucar para volver a dormir.

Una hora mas tarde alguien empezó a gritar.

- ¡Aaaaaaaaaaah!- logrando que Ross y yo nos despertáramos de golpe.- ¡Sonrían!- dijo Rowan soltando el flash en nuestra cara.- Se ven tan tiernos jun...- no termino la frase, pronto se puso roja como tomate.

- ¿Rowan? ¿Que tienes?- dijo Ross estirándose y sentándose en el sillón igual que yo.

- ¿Us-ustedes tu-tuvieron algo?- preguntó roja como tomate. Pronto paso Rydel a nuestro lado y nos miro de reojo, pero algo le llamo la atención por lo que regreso hacia donde nosotros estábamos.

- Ross.- dijo seria.- ¿Tuviste un sueño entretenido?- preguntó alzando la seja con una sonrisa burlona.

- ¿Eh?- preguntó él. Pronto dirigió su mirada hacia abajo y termino más rojo que su hermanita.- Yo eh ...- agarro y tomo una almohada del sillón de alado.

- ¿Tuviste una erección?- preguntó Sam al entrar a su casa.

- ¿U-una qué?- me puse roja.

Todos estallaron en risas excepto Ross y yo.

- Jamás entenderé a los adolescentes y mucho menos a los hombres.- dijo Rowan.

- Más te vale pequeña.- dijo Rydel, luego se dirigió de nuevo a nosotros.- Bueno los dejamos para que estén solos.- dijo y me guiño un ojo.

Se fue ella y Sam fue tras de ella, pero a diferencia de Rydel, Sam estalló en risas antes de llegar a la cocina.

- Yo eh ....- dije nerviosa.- Gracias Ross.- mire el suelo.

- De nada.- dijo seco.

- Tengo que irme ya, es muy tarde ...- dije levantándome del sillón.

- Si, ¿te llevo a casa?- quería negarme para evitar pasar mas tiempo con él y su amiguito ... Pero ya era tarde y mi casa no estaba cerca de la de él.

- ¿Puedes?- pregunte dudosa.

- Obvio que sí.- dijo sonriendo.

- ¡Bien! Vamos ...- empece a caminar hacia la puerta.

- Yo ... Voy espérame.- dijo él intentándose parar. Jamás soltó la almohada de ese lugar, parecía que había más que un bulto ahí. Aunque jamás comente nada, no quería volver esta conversación mas incomoda de lo que ya era.

Media hora mas tarde estábamos afuera de mi casa.

- Gracias.- repetí.

- De nada linda.

- ¿Te veo mañana?- sonreí.

- Depende de tu capacidad de vista y si es que no me pasa nada mañana como para que no valla a la escuela.

- Lo tomare como un sí.- le enseñe mi lengua.

- Si, es un sí.- asintió.

Lo abrace repentinamente, pero no era uno de esos abrazos rápidos que se da la gente porque no soporta a la persona a la que abraza, este era uno de esos abrazos en donde te aprietan y escuchas su reputación en tu hombro. Un delicioso abrazo.

Estuvimos así por horas, bueno en realidad fueron 15 min de abrazo, ya sé, fue bastante tiempo peor aún así era delicioso.

Podía escuchar sus latidos y sentir su respiración en mi oído.

Estaba de puntitas y le rodeaba el cuello con los brazos, mientras él me tenía aplazada de las espaldas baja, acercando cada vez más nuestros cuerpos.

- Que bello abrazo.- dijo repentinamente mi papá.- Yo también quiero unirme.- Y a los 5 segundos mi papá nos estrujaba a los dos, y minutos más tarde toda la familia abrazaba a Ross y a mi. Y al principio era incomodo, mas que nada porque papá había arruinado un bello momento, pero después se volvió un momento de lo mas divertido.

- Ross, que bueno que quieras tanto a nuestra hija, ya estábamos preocupado por ella, pero nos alegra que haya estado contigo después de lo que sucedió en la escuela.- dijo mamá.

- Sí, no hay ningún problema. Definitivamente si la quiero mucho.- dijo él.

Lo curioso es que todos seguimos abrazados en la entrada de la casa. Todos teníamos mucho amor familiar que dar.

- Algún día la querrás mas que a una amiga.- dijo Karim riendo.- Yo lo sé.

Yo rodé los ojos.- Tu y Rowan llevan planeada la vida de Zoe y Ross ¿verdad?- preguntó Lucas, por lo que todos reímos.

- Nos gusta pensar que algún día todos seremos familia y eso será por Ross y Zoe.- dijo la emana encogiéndose de hombros.

- Tal vez algún día sí seamos todos familia.- dijo Ross en un susurro, que al perecer nadie mas escucho mas que yo.

Poco tiempo después Ross se fue a casa y yo me dirigí a mi cuarto.

LA APUESTA (Ross Lynch) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora