Yo gane la apuesta.

97 6 0
                                    

Estaba nerviosa. Abroche bien la sudadera hasta arriba, me hice una coleta y me puse la gorra encima. Nadie podría verme así. ¿O sí?

No quería que nadie me viera, estaba casi segura que todos habían visto el beso con Nat por lo que sería evidente que no me dejarían en paz en todo el día.

Suspiré profundo y avance, me acerqué a la entrada de la escuela y agache la cabeza. Por cada paso que daba en el pasillo, rogaba que nadie me viera, y parecía rendir frutos, hasta ahora nadie me había visto.

- ¿Escuchaste que Zoe ya no es virgen?- escuche que una chica decía.

- ¿Con quien  se acostó?- preguntó la otra que estaba alado.

- Parece ser que fue con Ross, dicen que los vieron subir a su cuarto el día de la fiesta.- dijo una chica que se integró a ese grupo.

- ¡Eso es mentira!- suspire.- Ella aún es virgen, pero lo que sí, es que la beso Nat.- dijo la primera chica. Esto era tortuoso.

- ¡Es cierto! Todos Vieron el beso de Nat y Zoe.- intente ignorar el hecho de que hablaban de mí, pero por más pasos que diera sus comentarios seguían.

Y entre los pasillos, me dirigí a mi casillero. Y al acaecerme vi que Ross y Nat estaban parados frente a él. ¡Diablos! Ambos estaban serios y se les veía molestos.

- ¿Qué haces aquí?- preguntó Nat furioso.

- Espero a Zoe.- contestó Ross frío.

- Yo hago eso, tú deberías irte.- amenazo Nat.

- ¡Ja! Eso no sucederá.- río Ross cínico.

Respiré profundo y me acerqué cuidadosamente a mi casillero. Agache la cabeza y me pare justo en medio de ellos. Ambos me miraron sorprendidos y curiosos.

- ¡Zoe!- dijeron ambos. Y simplemente no conteste. Supiste profundo y abrí mi casillero. Saque mis cosas y las metí a mi mochila. La cerré rápidamente, igual que mi casillero y me di media vuelta y empecé a caminar.

Por obviedad ellos empezaron a seguirme. Podía escucharlos, sus pasos, sus respiraciones ... ¿Sus respiraciones? ¿Estaban tan cerca? Me voltee y los vi y ellos pararon. Parecía una coreografía, ellos me seguían el paso y paraban en cuanto lo hacía.

- ¡Ya basta, me están asustando!- dije molesta. Ambos pararon en seco y me observaron.

- Zoe, yo quiero hablar contigo.- dijo Ross.

- ¡Yo también!- dijo Nat.- ¡Aún me debes una respuesta!- me sonrió.

- También a mi ...- susurro Ross.

- Yo ... Eh.- no salían las palabras de mi boca, no sabía qué decir. No había podido pensar en ninguna respuesta. Aún estaba dudosa.- Nat, tú me gustas, me enamore de ti desde hace años. Y cuando decidí confesártelo me rechazaste. Y Ross, eres muy confuso, muestras mucho interés, pero sé que tú sabes que también te interesa Alex, aunque le hayas dicho que no aquella noche.- solté. Ambos se quedaron mudos. No sabían que decirme. Era obvio que ambos se sentían mal por aquello.

- Yo lamento haberte hecho lo que te hice. Soy un completo imbécil.- dijo Nat.- Me gustas Zoe, desde hace años, me daba miedo decirte que si para después mudarme. Preferí dejarlo como estaba para no lastimarte más, una vez que me mudara.

- Yo, yo qu-Alex no me gusta cómo me gustas tú.- dijo Ross.- Eres la única que me hace sentir como me siento a tu lado. Desde que te conocí, no te eh podido sacar de mi cabeza. Zoe, dame una oportunidad. Yo jamás te lastimaré.

Suspiré profundo. Ya tenía mi respuesta. Me acerqué a Ross y lo abrace.- Te quiero.- le dije y le di un beso en la mejilla.- Pero eh querido a Nat toda mi vida, y tú aún tienes que aclarar algunas cosas. Pero estoy segura que podemos seguir siendo amigos. Estoy enamorada de él.- señale a Nat. Mire a Ross a los ojos y se veía triste. Él sólo se limitó a asentir.

Me separe de él y me dirigí a Nat. Le sonreí y él me miró feliz. Se acercó a mí y me besó.

Me sorprendí bastante, aún no estaba acostumbrada a ser besada. Puso su mano en mi nuca y la otra en mi espalda baja.

Me separe de él porque sentía las miradas clavadas en nosotros.- Te quiero Nat.

- Ven.- me dijo. Tomo mi mano y me llevó a el comedor, donde la mayoría estaba presente.

Se paró en una de las mesas y me ayudó a subir. Yo lo mire desconcertada.

- ¡ELLA ES MI NOVIA, Y SI SE ACERCAN A ELLA LOS GOLPEARE!- dijo, ganándose la atención de todos.- ¡Yo gané la apuesta, limpiamente!- anunció.

- ¿Que haces?- dijo Luz bajándome de esa mesa.- Tú y yo sabemos que él no gano. Además ¿él? ¿Y Ross?- dijo desconcertada.- Estoy segura que Ross no anunciaría así el haber ganado. Nat te está usando de trofeo.

- Dejémoslo así. Nat ganó la apuesta, y Ross no es más que mi amigo. ¡Además Nat no me usa de trofeo! El de verdad me quiere.- conteste.

- Bien, solo sé que si yo fuera Nat, no tendría la necesidad de anunciar mi victoria a todo el mundo.- dijo seca.

- ¡Luz, basta!- dije molesta.

Suspiré y deje esa conversación pasar, era un hecho que Luz estaba molesta por algo.

Más tarde, las clases siguieron y todo había acabado. Ya ningún chico me miraba de más y ya no me sonreían, ni coqueteaban.

¡Era la gloria!

Meses padeciendo a chicos promiscuos, coqueteos absurdos y miradas perversas, y por fin, ahora era libre. ¡Libre!

Básicamente, estuve todo el día de la mano con Nat, y él me mimaba de una manera extraña. Cada vez que me misma a los ojos se veía algo extraño en él. Pero bueno, me llevaba y me traía, me daba y me volvía a dar todo lo que estuviera a si alcance. Era demasiado atento conmigo.

Más tarde, estaba en mi casa, mi novio se había ido a casa y yo estaba en mi cuarto pintando.

- ¡Zoe, tienes visitas!- gritó Karim.

- ¡Que pase!- grite de regreso. No quería pararme, estaba inspirada.

- Yo gané esa apuesta.- dijo Ross entrando a mi cuarto.

- Hola, también es un gusto.- respondí.

- Ya te había visto, esto no cuenta hermosa.- dijo con un tono cínico.- ¿Por qué no dijiste la verdad?

- Porque no es necesario. Ellos solo quieren verme tener novio igual que yo. Así que eso les doy.- justifique.

- ¿Desde cuando la opinión pública es relevante para ti?- preguntó.

- Desde que inició la apuesta. Que por cierto.- me levante de mi silla.- Yo gané nuestra apuesta.- sonreí.

- Mmmm ... De hecho yooo.

- No importa ya lo que tengas que decirme Ross.- lo interrumpí.- Quiero estar con Nat, pero también quiero que tú y yo estemos bien.- le aclare.- Y así se quedarán las cosas Ross.

LA APUESTA (Ross Lynch) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora