2) La fiesta de Ross - ¿NOVIA?

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Cuando pasó más de las 12 de la noche Ross y yo estábamos riendo y jugando en su jardín.

- ¡Basta!- dije entre risas.- Moriré de la risa!- intente detenlo. Sus manos recorrían mi abdomen y costillas, sin dejar un centímetro sin torturar.

- ¡Eres demasiado sensible!- Se rió de mi.

Y sin esperarlo sentí una mano huesuda en mi hombro. Sorprendida voltee a ver de dónde era, porque de Ross definitivamente no.

- Deja a mi novio. Porque desde que llegué no te has separado de él.- La voz de Alex me sorprendió.

- ¿Ya son novios?- pregunté sorprendida. Me sentía realmente decepcionada. Sentía la necesidad de golpearla hasta que llorara.

- No, aún no lo somos.- dijo Ross totalmente decidido.

- ¿Aún?- pregunté.

- ¿No lo somos?- preguntó la pelirroja plástica.

- Nop, no lo somos y no lo seremos.- le regalo una sonrisa encantadora a Alex.- Pero igual y luego nos vemos, ahora sí me disculpas estoy hablando con una ami.- y antes de terminar, Alex nos aventó su vino. Arruinando por completo mi vestido y la camisa de Ross.- ¡Maldita sea!- dijo el rubio molesto.

Y yo sin pensarlo dos veces le arroje mis papas con salsa. Claro, que no pasaron ni segundos y ya me estaba arrepintiendo. Le uniera arrojado el refresco y no mis papas ...

- ¡La salsa no se quita!- chillo Alex.

- ¡Eso es porque los Mexicanos saben que no hay persona en el mundo que aguante sus salsas!- dije orgullosa, total parte de mi familia era Mexicana.

Ross no paraba de reír y entre carcajadas y los chillidos de Alex, él me tomo de la mano y me llevó hasta su cuarto, que se encontraba en el segundo piso.

- No puedo sacar ropa de mis hermanas porque me odiarían, pero puedo prestarte la mia, mientras yo me cambio de camisa.- me explico, dejándome entrar a su cuarto.- ¿Te sirve una camiseta?

Yo como no soy la persona más alta del planeta tierra, por lo que me quedaba perfecta su camiseta gris. Incluso estaba solo un poco arriba de mi rodilla.- ¿Tienes una camisa de cuadros?- pregunté.

- Sí, es toda tuya.- dijo aventándome su camisa, mientras yo contemplaba su abdomen, ¡no tenía camisa! Y se veía realmente ... Bien ... Torneado, firme, duro, musculoso, fuerte, increíble ...- ¿Disfrutas la vista?- preguntó divertido. ¡Él me había atrapado!

- Yo ... Eh ... ¿Baño?- tartamudee.

- Esa puerta.- señaló una puerta alado de su armario.- Me gusta cuando tartamudeas ... En espacial si yo causo que tartamudees.- susurro.

Entre y jale la puerta de manera que se emparejará.

Me quité lentamente el vestido, ya que estaba mojado y pegajoso. Tome un poco de papel y agua para quitarme esa sensación del abdomen. Agarre la camiseta de Ross y me la puse y la de cuadros, la amarre a mí cintura. De manera que se viera un poco mi figura y me cubriera mejor la parte de atrás. Por suerte mis zapatos no estaban mojados, y eran unos botines negros con tacón grueso. Así que no me veía mal. Acomode mi cabello suelto y cuando me iba a voltear para abrir la puerta, vi a Ross cerrar la puerta del baño.

- ¿Me observabas?- pregunté abriendo de nuevo la puerta. No sabía si sentirme halagada o avergonzada.

- Pffff ... ¡No!- se puso rojo.- Estaba cerrando la puerta porque la dejaste abierta.

- ¿Y esperas que me crea eso porque ...?- pregunté sarcástica.

- ¿Yo siempre digo la verdad?

LA APUESTA (Ross Lynch) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora