5.Un baile.

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Cogió su bolsa y se dirigió al lugar, la puerta estaba cerrada, cogió la llave para abrirla. Debby se sorprendió de la facilidad con la que se abrió, por fuera parecía muy antiguo y deteriorado. Por dentro era todo lo contrario. La sala tenía barras, un espejo que ocupaba toda la pared, una cadena de música y altavoces en cada esquina. Debby se cambió y dejó en un rincón su bolsa, cogió el móvil, se acercó a la cadena y conectó el móvil. Puso la canción "Legends Never Die - Against The Current" y la puso en modo de repetición. Empezó calentando y a hacer estiramientos al ritmo de la música, luego empezó marcando pasos y a ejecutar series sencillas, todo lo hacía con elegancia y rigurosa técnica, pero no estaba centrada, repetía una y otra vez los pasos, pero no transmitía, era un robot que ejecutaba pasos. Al empezar con las piruetas llegó el desastre, no lograba hacerlas, ella ya sabía que no era lo que mejor se le daba, pero ese día estaba siendo catastrófico, no era capaz de terminar el baile. Acabó tirada en el suelo exhausta, y llorando. No era por el baile, era por todo, por todos los problemas que la rodeaban, ya no había podido aguantar más y había explotado, no podía parar de llorar.

Félix miró el reloj, ya era la hora de su entrenamiento. Cogió su bolsa, que estaba preparada desde el día anterior, metió su botella de agua y se dirigió al gimnasio, cuando estaba llegando metió la mano en el bolsillo de la bolsa para coger las llaves, pero no estaban, entonces, escuchó música en el gimnasio y se acercó extrañado.

Debby se levantó, se limpió las lágrimas y repitió la serie desde el principio, esta vez usando todos sus sentimientos a su favor.

Félix se asomó a la puerta y vio una figura femenina bailando en medio de la sala. Dejó la mochila a un laso y se quedó hipnotizado mirando a la bailarina, en ese momento la reconoció. Al saber quién era quedó aún más fastidiado. No se imaginaba que ella bailara de esa manera, era un baile lleno de emoción y sentimiento, un baile precioso, no por la técnica, sino por todo lo que transmitía, su tristeza se extendía por la sala, inundando cada roncón. Las piernas de la chica no aguantaron más el esfuerzo y cayó de rodillas al suelo, y de nuevo las lágrimas volvieron a caer por su cara. Le costaba respirar y se apoyó en sus talones y se tapó la cara con las manos. Estaba muy angustiada, no podía parar de llorar y respiraba entrecortado.

-Debby- sonó una voz detrás de ella.

La chica levantó la cabeza y vio a Félix tendiéndole la mano.

- ¿Qué haces... ¿Aquí? - dijo con la voz entrecortada.

Sonrío y quitó la mano al ver que se levanta sola. Debby consiguió levantarse, pero el cuerpo le pesaba y no mantuvo el equilibrio, justo cuando iba a caerse Félix la cogió.

- ¿Te ayudo? - Debby trago saliva.

-No...hace...Falta- dijo sintiendo su corazón palpitar más rápido que nunca.

-Ven, siéntate- la agarró de la cintura colocando el brazo de ella en su cuello para que se apoyará y la ayudó a sentarse en un taburete de plástico que había. Entró por una puerta, Debby intentó mirar, pero no pudo. A los 2 minutos salió arrastrando un sillón y lo sacó por la puerta trasera.

- ¿Qué haces?

-Ya verás.

Debby estaba desconcertada. Félix volvió a entrar.

-Ahora ven.

-No tengo fuerzas.

-Pues yo te llevo- con la cogió en brazos y la saco.

-Suéltame.

- ¡Que agresiva!

-No lo digo a mal, no es porque me caigas mal. Es que no me gusta que me cojan, me da miedo.

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