Natalie estaba prácticamente sola en su edificio ya que la mayoría de las personas que vivían allí eran padres de familia o niños muy pequeños, y para Natalie era complicado socializar con personas de su edad, y el idioma más de una vez había significado una barrera que ella ni se molestaba en superar.
– Honey, ve a comprar a la tienda de al lado una bolsa de patatas de Bacon – pidió Andrew con un acento que divertía a Natalie.
– Okey, ¿me das dinero?
– Claro, ven.
– Bye – se despidió en la puerta.
Por el pasillo se chocó con alguien y cayó al suelo encima suyo.
– Lo siento, soy demasiado despistada – dijo incómoda en un inglés torpe y rodó a un lado.
– No pasa nada... – la otra persona se levantó y la ayudó a levantarse – eres nueva aquí ¿cierto? – la miró como examinándola.
– Sí, hace no mucho vine de España.
– Pues entonces te facilitará que te hable en español – dijo en un español perfecto manteniendo su profunda mirada turquesa en los ojos de la chica.
– Eres un milagro, persona cercana a mi edad y habla español – sonrió incomoda.
– Me describes como un dios – levantó una ceja.
– Pues casi – dijo en un susurro para sí misma – hablar en inglés no es lo mío – disimuló y se dio la vuelta para seguir su camino.
– ¿De verdad que el choque fue accidental? – la chica se paró de golpe y lo miró.
– Si cari, no existo para levantarte el ego – rodó los ojos y volvió a girarse.
– En cuanto al inglés... he visto a gente que lo pronuncia peor – se acercó a ella y se puso enfrente suya con una sonrisa y ella le correspondió incómoda – yo que tú me preocuparía más por tu pobre vocabulario – sonrió arrogante.
– Gracias por tu amabilidad, ahora, tengo cosas que hacer – dijo con amabilidad sobreactuada – adiós – rodó los ojos y pasó chocando su hombro con el del chico con fuerza.
– O sea que eres de las personas reaccionan a la defensiva cuando les dicen la verdad a la cara.
– No me analices, no eres mi terapeuta – dijo sin darse la vuelta.
– ¿Entonces admites que necesitas? – ella rodó los ojos, se dio la vuelta y volvió a donde estaba el chico.
– Me estás irritando, ¿qué pretendes?
– Me interesas, solo eso.
La chica esperaba que el chico rectificara sus palabras, pero él la adelantó.
– ¿A dónde vamos?
– No he dicho que puedas venir – dijo molesta poniéndose a su altura.
– Quiero seguir analizándote – le guiñó el ojo.
– De verdad, eres insop...
– ¿Cómo te llamas? – la cortó ignorándola.
– Natalie – rodó los ojos rendida.
– Yo soy...
– ¿Sabes? No me importa, ¿podrías dejarme de una vez? – se paró y él detrás de ella.
El chico la miró fijamente, serió, como si quisiera atravesar a la chica con la mente.
– Me voy – siguió andado hacia el ascensor.
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Predestined
Teen FictionUnos jóvenes normales que descubriran que tienen algo que los une y a la vez los hace especiales. Son portadores de poderes que nadie tiene, todos con historias diferentes que ocultan su origen. Y todos con una misma misión.