Capítulo 36 (Final)

1.1K 95 21
                                    

Todo el mundo en la mágica nación de Xadia se preparaban para la gran batalla, la mayor parte de la población ya se encontraba en la frontera con los reinos humanos, por otro lado, la reina Zubeia estaba lista para partir mientras que el príncipe dragón solo veía como su madre estaba a punto de partir del lugar.

-¿Estas segura de que no hay otra forma? –pregunto Azymondias con una expresión llena de preocupación.

-Cariño, sabes que lo intentamos, pero ya no hay más remedio, sé que ahora no lo entiendes, pero en el futuro, cuando tu gobiernes Xadia comprenderás que esta es la mejor decisión para todos

-¿Qué todos los humanos mueran es la mejor decisión? –pregunto Azymondias.

-Es el camino para la paz, antes de irme, sabes que debes saber y que no, no salgas de aquí, estarás solo así que, si acercas que alguien se acerca, huye, nos veremos pronto mi amor

La reina dragón dejo su torre, Azymondias no estaba convencido de esto ¿Qué significaba eso? ¿No se supone que la paz es para que ya no corra sangre? ¿Y para lograr la paz debían derramar más sangre? Por un momento pensó en que el mundo será así, sin sentido alguno, pero entonces se negó a pensar así, las cosas no podían ser así, así que salió de la cueva y subió las escaleras al lugar más alto para entonces abrir sus alas y empezar a volar.

Llegar a la frontera le tomaría un poco de tiempo.

.

.

.

Después de un largo viaje, finalmente el ejército de Katolis junto con los otros cuatro reinos habían llegado a la frontera con Xadia y tal como se les había informado hace unos días, estaba repleto de elfos y dragones volando por los cielos de una manera amenazante, cuando los elfos vieron al ejercito de los humanos se pudieron en guardia, los humanos hicieron lo mismo, la realeza al frente con ceños fruncidos y entre todos los elfos aterrizo la reina de los dragones.

Nadie dijo nada, solo se escuchaban las respiraciones pesadas de los caballos manejados por los humanos, como los elfos sacaban sus armas de sus estuches para pelear, no fue hasta que la reina dragón volvió a abrir sus alas para despegar cuando la batalla inicio.

El lugar que estaba lleno de silencio se llenó de gritos de guerra, dispuestos a atacar, todos peleaban con lo que tenían, la reina Aanya disparaba flechas a quien quisiera atacarla, el príncipe Kasef peleaba ferozmente con una espada, Kizara utilizaba hábilmente una ballesta y flechas, Ezran utilizaba su espada defendiéndose de cualquier cosa, Soren no se quedaba atrás, Callum se defendía sin mucho problema y Claudia utilizaba su enorme cetro lleno de magia oscura.

El mayor de los príncipes de Katolis peleaba con fiereza y parecía que nada podía detenerlo hasta que fue atacado por una clase de cadena que lo hizo estar en el suelo entonces una lanza apunto hacia su rostro, al mirar hacia arriba vio que dos elfos lo atacaban, eran fuertes y obviamente mayores que él, quienes lo miraban con furia, le recordaban a alguien.

-Pagaras por lo que le hiciste a Rayla –dijo Tiadrin mientras su espada-cadena se volvía a formar.

-Déjenme adivinar ¿Son sus padres? –pregunto Callum para después sonreír un poco –Siempre quise conocerlos, ahora que tengo el placer creo que no durara mucho, alguno de nosotros debe morir

-Te juro que no será ninguno de nosotros –dijo Lain, preparándose para clavar su arma en el cuerpo de Callum, quien tomo su espada y rodo en el suelo, esquivando el ataque.

Esto sería interesante.

Mientras tanto, Azymondias por fin llego a la frontera, por fortuna el viento estuvo a su favor y eso le permitió llegar más rápido, pero se arrepintió de ir al ver como el suelo empezaba a llenarse de sangre y cuerpos sin vida, se quedó horrorizado ante tal escenario, pero siguió volando, entonces empezó a ver como algunos dragones empezaban a escupir fuego sobre algunas tropas, esto definitivamente era más horrible que todo aquello que se había imaginado. Pronto pudo notar que los humanos se defendían del fuego con flechas que no eran del todo útiles y los humanos lo sabían.

¿Peleamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora