Capítulo 25

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Callum dibujaba tranquilamente tranquilamente en su habitación, trabajaba en algo muy especial, específicamente, un retrato familiar del tamaño de un cuadro normal, el papel ocupaba gran parte del espacio de su escritorio pero sin duda lo valía. Era su regalo para el cumpleaños de Ezran el cual sería en unas cuantas semanas, en realidad estaba feliz por que a Ez le gustaba cuando era su cumpleaños y Callum no lo culpaba, le encantaban la comida y los regalos pero por desgracia, este año sería diferente a los anteriores, pues Ezran cumpliría 15 años lo cual significaba que finalmente tendría su primera batalla.

Callum en verdad tenia la esperanza de que su padrastro ignorará a Viren, que fuera razonable y realmente diera el primer paso para la paz definitiva pero para su desgracia y la de todo un reino, Harrow le tenía más confianza a Viren que a cualquier otra persona en el mundo, a excepción de él y Ezran por su puesto pero aún así, el rey casi siempre consultaba a su amigo mago oscuro para la toma de cualquier decisión importante.

Entre sus pensamientos y el dibujo, se percato de que tenia hambre, bastante de hecho así que se dispuso a salir de su habitación e ir a la cocina real, no faltaba mucho para el atardecer lo que significaba que tampoco faltaba mucho para la cena. Aún así quería ver que había de comer por el momento.

Camino con tranquilidad, a pesar de las circunstancias se sentía seguro y confiado. Aunque Ezran fuera a la guerra estaría bien porque había sido entrenado por nadie más ni nadie menos que una de las mejores guerreras de Xadia, o eso es lo que Rayla presumía siempre.

Una vez que llegó a la cocina, vio a su hermosa novia ayudando al chef a cocinar algo. No presto atención al ostentoso platillo, sino más bien a la bella elfa que ayudaba a prepararlo. Resulta que aunque ella había subido de "rango" por decirlo así, aún seguía ayudando a los otros sirvientes del castillo con tareas sencillas, es por eso que muchos le habían tomado cierto cariño a la Xadiana. No era una elfa malvada asesina sedienta de sangre, más bien era una elfa considerada, amable y algo sarcástica. Nada más.

Por otro lado, una vez que Rayla terminó de cortar los vegetales que le habían pedido, se limpiaba las manos para encontrarse con el sospechoso mago oscuro del reino en el calabozo. Estaba dispuesta a ir al calabozo donde la habían citado, pero cuando se dio la media vuelta, la tierna mirada de cierto príncipe apuesto le impidió salir de la cocina.

-Su majestad ¿Qué haces aquí? -pregunto Rayla, acercándose al príncipe.

-Venia a ver si había algo que comer pero te encontré aquí

-Bueno ¿Qué te gustaría comer? Acabamos de preparar un poco de pollo -dijo la chica tomando la mano del castaño.

-En realidad se me quito el apetito -respondió Callum, rascándose un poco la cabeza con su mano libre.

-Es una lastima, había quedado bastante bien -dijo Rayla, para después salir de la cocina tomada de la mano del tonto humano del que se había enamorado.

-¿Que vas a hacer? ¿Tienes planes esta noche?- pregunto el castaño con curiosidad.

-Bueno en realidad no, hasta que el padre de Claudia y Soren me cito en el calabozo 

Callum sonrió con algo de ironía.

-Si claro, desde luego no piensas ir ¿Verdad? -pregunto el chico.

Rayla se encogió de hombros.

-¿Por que no? He aprendido a no juzgar por las apariencias, quien sabe, tal vez me sorprenda -respondió la elfa.

-Si bueno, hay ciertas excepciones y una de ellas es Lord Viren y por si dudas de mi experiencia, entonces tengo que contarte algo, pero tiene que ser en un lugar más privado

-Entendido

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La pareja de enamorados estaba en el techo conversando. Este se había convertido en un punto de reunión para ambos así que siempre que querían conversar en privado, este era ese lugar "especial" para ambos, tanto así que Callum ya podía subir cada vez con mayor facilidad. 

-Mi padrastro quiere hacer un tratado de paz con Xadia

Rayla sonrió con alegría, pero también algo sorprendida.

-¿En serio? ¡Eso es increíble Callum!- exclamo la peli blanca con emoción.

-Lo sé, a mi también me alegro y más cuando supe que tu habías sido la "inspiración" para que el tomara esa decisión, supongo que la manera en la que te has adaptado lo hizo ver que todos podemos vivir en paz -dijo el castaño con una ligera sonrisa- pero hay alguien que se opone a esa idea

Rayla supo a donde iba esto, era obvio que el que no quería ese tratado de paz era el mismo hombre que la había citado en los calabozos.

-Claro que aunque mi padrastro no descarta la idea del tratado de paz, también duda de ella, por eso esta noche que cena con Ezran y conmigo, te quiero invitar a cenar con nosotros -dijo Callum.

Rayla se sorprendió, después sonrió con algo de gracia.

-Jajaja, que gracioso Callum, deberías hacer chistes así mas seguido -dijo Rayla entre dientes, a lo que el chico solo levanto una ceja.

-No es un chiste, es bastante en serio, pienso que si cenamos juntos y hablas con el, el tratado de paz con Xadia podría ser una realidad -dijo Callum.

-Callum, cenar contigo y con Ez es una cosa, pero cenar con el rey de Katolis... rayos, ni siquiera cene con el rey de Xadia -menciono la elfa con una mueca- además ¿No crees que pueda molestarse?

-No le molestara, le agradas

-¿Como estas tan seguro? -pregunto Rayla

-Solo lo sé, por favor ven a cenar con nosotros ¿Bien? no perdemos nada con intentar -dijo Callum, tomando la mano de Rayla.

-Agh... bueno, pero sino sale bien tu serás el culpable -respondió Rayla de manera seria.

-Bueno, ahora que nos pusimos de acuerdo en eso y te salve de Lord Viren, creo que debes recompensarme

Rayla rodo los ojos para después besar suavemente los labios del joven príncipe. El beso duro unos segundos, cuando ambos se separaron aun mantuvieron un pequeño roce entre sus narices.

-¿Y bien? -pregunto la elfa en un murmuro.

-Yo pensaba mas bien en un abrazo, pero me quedo con el beso -respondió Callum de la misma forma.

Para este punto, ya estaba atardeciendo y los arboles verdes de Katolis ya se pintaban de rojo y naranja ante la majestuosa y cálida luz del sol, miraron al horizonte, Rayla con la cabeza recargada en el hombro de Callum y el rodeando su fina silueta con un solo brazo.

Por momentos como este, Callum agradecía estar vivo y ahora parecía que todo se solucionaría. Por fin podía decir que era plenamente feliz y nadie se lo podría arrebatar.

Nadie impediría su felicidad.

¿Peleamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora