El mayordomo se encogió de hombros como un niño al que acaban de regañar y guardo silencio.-Supongo que ese tal Vegeta estuvo con mi tío Edgar hasta que murió-comentó Mary mirando a los trabajadores-Espero regrese a trabajar aquí...Pero mientras tanto tú te encargarás de esto-le dijo a Dai inclinándose un poco hacia él.
-¿Yo?
-¿Qué? Seguro tienes conocimiento más que suficiente para hacer de capataz en lo que resolvemos esto-le dijo Mary mientras se daba la vuelta para ir a la casa-Cuando se vayan asegúrate de darles una bolsa de tomates a cada uno de ellos...
-Como ordene,pero hay algo que debe saber antes de retirarse-le dijo Dai, logrando que ella se detuviera y lo mirase.
Brevemente el mayordomo le explicó el asunto,pero Mary no se mostró sorprendida por ello,si un poco preocupada.
-Habia considerado este problema,sin embargo,espero que la publicidad funcione
-declaró Mary sujetándose el sombrero con una mano y descansando la otra en su cadera.-¿Publicidad?-repitió Dai,
arqueando una ceja.-Tú sólo has lo que te pedí. Ah, y no quiero tomates en el almuerzo-le advirtió antes de irse.
-Sus deseos son órdenes,mi ama-le respondió Dai cuando ella ya no podía oírlo. Su voz adquirió un tono oscuro y su mirada una malicia que se extinguió al volver su atención a los jornaleros.
Mary sabía que tenía varios problemas a cuestas gracias a los tomates azules,pero su cabeza era asediada por el misterio que envolvía a su familia y a ese mayordomo. Sin embargo,no podía abordar todo a la vez. Tenía que priorizar las cosas. En esos días había logrado extraer bastante información de Dai. Más de la que le dijo al mayordomo, aunque tenía la ligera sospechosa de que él sabía que ella había visto un poco más. Ese ser se le hacia muy extraño y le causaba una fuerte dicotomía.
Aprovechando que Dai estaba en el campo y esperando que eso lo mantuviera distraído,Mary salió rumbo al pueblo por dos razones. Una de ellas era comprobar una teoría. Caminó hasta donde cayó del caballo. Hasta ese punto todo iba bien, pero cinco minutos después comenzó a experimentar un fuerte dolor de cabeza y una debilidad en las piernas,que la obligó a detenerse.
-Regrese-le dijo Dai y Mary volteó esperando ver al mayordomo,pero el camino estaba desierto-Felicidades lo a confirmado,usted no puede apartarse demasiado de mí. No ahora. Es muy pronto. Regrese por favor.
-Telepatia-murmuró Mary.
-Es correcto... Vuelva a casa.
-Tengo que ir al pueblo-le dijo Mary,sentandose en el suelo-Kibito-Shin dijo que muchos de los clientes de mi tío cancelaron sus compras este año por la incertidumbre de quién se haría cargo de las tierras...
-Es cierto que muchos buscaron un seguro proveedor,pero también hay algunos que querrán probar si pueden conseguir el producto por un precio más bajo.
-Lo sé,pero prefiero contar con un plan B-le contestó Mary sufriendo un malestar muscular bastante fuerte.
Cerró los ojos un momento y súbitamente sintió que caía lo que la hizo abrir sus párpados un poco asustada. Para su sorpresa cayó sobre su cama.
-Su terquedad puede ser un dolor de cabeza,pero supongo que también le brinda tenacidad-le dijo Dai y un segundo después unas carpetas y libros aparecieron a sus pies-Estudie un poco ¿Quiere? Necesita aprender muchas cosas si quiere hacerse cargo de esta hacienda.
Mary se levantó de la cama y fue hacia la ventana. Desde allí podía ver a Dai de espaldas a ella. Él la miró y si bien no lo vio,sabía que le estaba sonriendo. Un poco molesta se apartó de la ventana y encendió su reproductor de música. Desde luego no ignoró que todo sus malestar desapareció a penas apareció en su habitación.
ESTÁS LEYENDO
Tomates azules.
FanfictionElla heredó una casa, tierras y un mayordomo con muchas peculiaridades, entre ellas el secreto de su familia.