16._Contrato

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-¿Sabes quiénes son?- preguntó Mary a su mayordomo.

-Sí- contestó él viendo desde la ventana como Bardock y los guardias retenían a los rufianes.

-Diles que los dejen ir- le ordenó Mary regresando a su cama- Pero pídele a Bardock que este listo para salir mañana temprano.

-Así será- le respondió Dai y fue hacia la puerta, mas ella lo llamó.

-¿Te sientes mejor?-le preguntó la mujer.

- Esa infusión fue vigorizante- le respondió él y salió de la habitación.

Los hombres confesaron que se les había pagado para hacer que Mary dejara aquella tierra. En el fondo no eran gente mala. Pensaron que Mary estaba en el baile por eso encendieron fuego en la primera planta. Claro que no consideraron la presencia del mayordomo, cuya mirada los hizo temblar cuando salió a verles. El sujeto no estaba de buen humor en ese momento, mas cumplió con la orden que se le dió.

A la mañana siguiente, Mary visito una humilde casa no muy lejos de la suya. Allí vivía uno de los hombres que efectuó el atentado a su morada. Cuando el tipo la vio perdió el poco color que le quedaba. Su esposa le dijo que la señorita había ido a ofrecerles un trabajo muy bueno. Ella necesitaba una familia que estuviera al tanto de la nueva hacienda que compró y le habían dicho que ellos eran una familia honrada y trabajadora. El pobre sujeto fue incapaz de pronunciar una sola palabra. Estaba verdaderamente descolocado y es que no podía comprender el motivo por el cual esa mujer le ofrecía un empleo tan bueno, en lugar de denunciarlo a la policía.

-Quisiera pensarlo- le dijo apenas, pero su respuesta pareció molestar a la mujer.

-No hay mucho a considerar- señaló Mary poniéndose de pie- Quiero decir, es muy fácil tomar una decisión que pone sólo dos opciones en la mesa. O es la fortuna o es la perdida total...

Esa última parte dió escalofríos al pobre hombre, que casi como un condenado decidió aceptar. El dinero impone respecto y también miedo. Mary tenía bastante según se decía en el pueblo. Hasta el alcalde estaba en busca de sus favores y gracias a ella el nombre de esa región se estaba escuchando en las ciudades. No era alguien con quién un campesino casi analfabeto se podía meter.

-¿Pero que pasará con él?- le preguntó el hombre una vez su esposa se metió en la cocina. Su voz sonó sumisa y cansada.

-Nada...-respondió Mary sonriendo con astucia.

El hombre la miró sin entender y ella no volvió a hablar hasta que despidió del resto de su familia.

-Son unas buenas personas y a las buenas personas hay que cuidarlas. Nunca se sabe cuando pueden convertirse en víctimas... de un rufián- les dijo antes de subir a la camioneta y volver a su hacienda.

-¿Irás a ver a los otros dos?- indago Bardock ganándose una mirada de reproche por la forma de referirse a ella- Disculpe...

-No-le contestó Mary- Los otros dos irán a verme- agregó.

Así sucedió. Cuando los otros dos responsables del amago de incendio se enteraron de lo que Mary dió al tercero, de inmediato experimentaron una terrible incertidumbre seguida de un fuerte temor. No fueron los únicos. El hombre que los envío tampoco se quedó muy tranquilo. Al principio les reclamó y amenazó por haber sido unos ineptos, además de haberlo delatado. Lea dijo que se aseguraría de que nadie les diera trabajo, pero entonces el nuevo capataz de Mary le señaló que la mujer le había dado un puesto, una casa y todo lo que implicaba ser el nuevo jefe de aquella hacienda. De inmediato le cuestionaron si aquello fue una recompensa, pero es que no había motivo para que ella le diera ese premio ¿Esa mujer era estúpida o estaba tramando algo? Ninguno estaba seguro, de la razón y se sintieron profundamente inquietos. El nuevo capataz prefirió despedirse de sus compañeros y trabajar de buena fé para esa mujer. Al fin que él solía tener ese mismo puesto en una hacienda que había sido vendida. Los otros fueron a hablar con Mary para pedir trabajo. Ni siquiera tenían un motivo para creer que ella les daría uno y uno bueno, pero llegaron allí esperando eso. Sólo obtuvieron otro de los puestos básicos del campo, con un mejor salario; pero se quedaron conformes.

Tomates azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora