21._Eternidad

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Mary se puso de pie un poco confundida. Se llevó la mano derecha al rostro como si hubiera querido sostener su cabeza e intentó apartar las escenas de su noche de bodas de su memoria. Había evitado pensar en eso durante semanas porque ese evento fue demasiado desconcertante para ella.

Tener sexo con alguien que sólo has visto una vez, difícilmente te dejara una huella emocional, pero tenerlo con alguien que vez todos los días puede ser muy diferente. En especial si ese alguien no te desagrada y esta ahí, a tu lado, ayudándote con todo. Desde luego Mary y Dai sostenían una relación de empleado y empleador, mas era inevitable que surgiera una familiaridad entre los dos. Sobretodo de parte de ella que era una mujer ordinaria. Para Dai las cosas podían ser diferentes, pues no era humano. Pero para Mary había cosas de las que no podía escapar. Cosas inherentes a su humanidad. Los seres humanos somos seres sociales que compartimos una necesidad imperiosa por conectar, por estrechar lazos que son nuestra red de soporte que es donde nuestras acciones tienen sentido. En resumen los meses de convivencia con Dai y pasar una noche con él si dejaron huellas en ella.

Si Mary hubiera decidido resumir en una palabra su noche de bodas, el vocablo hubiera sido: insipido. El motivo es que se limitó demasiado para no hacer las cosas incómodas para ninguno de los dos, sin embargo, en medio de la racionalidad con que acompañe aquel acto, hubo una cuota de instinto. Fue receptiva y eso ocasiono una fuerte confusión, pues por momentos, en pequeñas acciones, sintió que él quería que ella actuará con libertad. Que por algún motivo, Dai quería hacer ese evento genuino. Claro que su juicio lo asoció a la curiosidad del ángel, que podía no parecerlo, pero era bastante curioso. Eso y otros eventos, las secretas reglas de ese contrato verbal ancestral, tuvieron a Mary muy dubitativa respecto a muchas cosas. De ahí su aislamiento. Él no querer hablar con absolutamente nadie, pues requería toda su concentración para responder preguntas a cuyas respuestas sólo podía llegar mediante la especulación.

-¿Mi compañía?- musitó Mary y lo miró a la cara- ¿La mía? ¿Por qué?

-Porque era la mejor de las opciones hasta ahora- le respondió Dai cuya figura adquirió gravedad al verse envuelta por las luces y sombras propias del paisaje.

Una vez Dai le dijo a Mary que ella era una buena mentirosa. Lo dijo en un tiempo en que no tenía argumentos para sostener aquello, pues apenas la estaba conociendo, supuestamente. Sólo un buen mentiroso puede reconocer a otro buen mentiroso. El motivo es que está ante un igual y por tanto comprende la forma en que esa otra persona piensa y puede llegar a actuar. Mary nunca olvido ese comentario. A Dai había que darle demasiada atención para saber que estaba haciendo, pensando o queriendo realmente. Y debido a lo poco expresivo que era, a sus modales gentiles y educados, se hacía más difícil leer sus intenciones. No era misterioso sino un sujeto hermético, un tanto adusto incluso. Dada su condición sobrehumana, todo esto se magníficaba logrando que nunca, nadie pudiera llegar a conocerlo en realidad. Desde luego se podían aproximar a su esencia, pero en todos esos años en la Tierra no hubo una sola persona interesada en intentar tal cosa. 

-¿La mejor de las opciones?- repitió Mary todavía muy conmocionada.

Dai le explicó que su madre (la de Mary) era demasiado ambiciosa y que su primo, uno que ella no conocía, era un sujeto inteligente, pero demasiado débil. Sin mencionar que era un hombre y con él no podía contraer matrimonio. La última parte la dijo sonriendo divertido.

-Pero también, tú me agrada Mary- le confesó- Tenemos algunas cosas en común. Una de ellas es que las personas tienden a creer que siempre tenemos un maquiavélico plan entre las manos...Casi trescientos años, más de una docena de amos y ninguno cree que lo último que me interesa hacer con este mundo, es dominarlo o destruirlo.

Mary guardaba silencio. Ni una palabra salía de su boca y sus ojos estaban fijos en los de él.

-Apuesto que ahora deseás haberme ordenado que hablara con honestidad respecto al contrato y a todo los demás- comentó Dai.

Tomates azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora