8.1 Un encuentro demasiado erótico

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UN ENCUENTRO DEMASIADO ERÓTICO PARTE 1

Mary Jane empezaba a hartarse de todo, ya no disfrutaba como antes, se sentía tan frustrada por no poder darle algo nuevo a su vida desde que Tom le dijo que ya no se verían más porque se enamoró de alguien y no se sería capaz de engañarla.

Odió el hecho de perder a Tom, ya que aunque era uno de los amantes que menos la satisfacía, sí le era un triunfo tenerlo, además de que él la había atraído mucho. Intentó retenerlo pero Tom al final se le escapó. 

Por lo que en vez de hacer un berrinche por haber perdido a su amante trofeo, quiso darse su propia escapada a un pequeño hotel de la zona. Desde el pasillo abierto veía la alberca, con una coloración brillante y limpia, la brisa era tan refrescante que realmente estaba disfrutando de esa pequeña escapada del rutinario y aburrido ajetreo que se vivía como una estudiante de prepa en la ciudad de Nueva York, aunque en realidad no vivía mal, como se había emancipado de sus padres y vivía acosta del suelto que la jueza le quitó a su padre para dárselo a ella, vivía cómodamente sin hacer nada.

Su único inconveniente fue haber perdido a Tom, aunque eso no la lastimó en sus sentimientos sino en su ego. Y aunque se planteó retenerlo prefirió dejarlo ir, pues no le veía el caso a pelear por él siendo que solo se le antojaba y no lo quería, además de que pensaba que en cualquier momento él solito volvería por más.

—Que lindas nalgas —dijo de pronto la voz de un hombre.

La curvilínea dirigió la mirada hacia donde había escuchado aquellas palabras y vio a un muchacho extremadamente alto, bien parecido y de excelente físico, ella sonrió con soberbia pero mostrando indiferencia, solo para resaltar que ella era más que él, luego siguió mirando hacia el frente, olvidando por completo lo que estaba pensando sobre Tom. Con el rabillo del ojo vio que ese hombre seguía acercándose, volvió a verlo, él pasaba su mirada por todo el cuerpo de la pelirroja, teniendo una mirada muy ávida.

—También tienes unos increíbles pechos —volvió a decir él con una voz sensual. MJ solo sonrió más, llena de orgullo de lo que provocaba su sexy figura en ese atractivo desconocido.

—Creo que te gusto —dijo ella con altanería, su voz había adquirido el mismo todo sensual que él.

—Pues si pelirroja —reconoció siendo que eso ya era bastante obvio —Un cuerpazo como el tuyo pocas veces se encuentra. —él se acercó un poco más, de forma atrevida.

Ella se dio la vuelta despacio, moviendo de forma sexy sus pronunciadas curvas, avivando más las ganas que se veía que él le traía con apenas haberla visto hace un momento. Lo contempló de pies a cabeza, el desconocido no traía playera, sus músculos resaltaban espléndidamente y su abdomen era refinadamente plano, su traje de baño no estaba lo suficientemente ajustado como para que ella notará lo que había debajo, pero quiso suponer que por su altura y el tamaño de sus pies debía tenerla grande.

—Tú tampoco estás nada mal —había un cruce de miradas eróticas tan intenso que era difícil de creer que hasta ese momento se estaban "conociendo."

—Pondríamos divertirnos, pasarla bien, ya sabes. —la propuesta del desconocido le pereció de lo más suculenta, pero primero quería darse a desear un poco, calentarlo su suficiente para no llegar solo tibios, deseaba escucharlo rogarle por algo que ya había decidido darle para que él le diera.

—Tal vez... —dijo ella aun mostrando un poco de indiferencia combinada con deseo, haciéndola extremadamente sexy a los ojos del desconocido que cada vez mostraba más avidez. —Pero... soy exigente, no suelo... divertirme con cualquiera —si su entrepierna pudiera hablar habría dicho lo contrario.

—Yo no soy cualquiera —dijo él también mostrando un alto grado de soberbia que le atrajo bastante a la chica. —Créeme que soy muy bueno jugando, suelo... —se acercó lo suficiente a MJ para pasar su dedo índice sobre la descubierta cadera de la muchacha que solo llevaba bikini, causándole una muy agradable sensación —divertir bastante a las chicas.

—¿Y cómo... las diviertes? —preguntó de forma burlona, queriendo ponerlo a prueba, ya que ahora quien se acercó fue ella a él, de forma que su pecho tocó el de él, pero sus caras aun mantenían cierta distancia.

—Mis movimientos suelen hacerlas sentirlas bien.

—¿Qué tan bien?

—Pues... suelen cantar, ya sabes gritan mucho, por así decirlo... dicen que las trato de lo mejor.

La escena en ese pasillo, a pesar de que se podía describir de forma muy romántica al decir que ellos se miraban a los ojos, se sonreirán con picardía y había una gran "calidez" entre ellos, si alguien más hubiera pasado por ahí y los hubiera visto, se habría percatado de inmediato que ahí no había nada romántico ni mucho menos lindo entre esos dos, pues se sentía la lujuria y el deseo que cargaban.

—Pues espero que a mí me trates... mucho mejor que a ellas —dijo MJ mordiéndose el labio, intensificando aún más la situación —porque como bien dijiste, un cuerpazo como el mío no es fácil de encontrar.

—Créeme pelirroja... te daré lo que te mereces —el muchacho se acercó con decisión a ella y sus labios se encontraron, empezando a besarse de forma pacífica pero muy sensual, aunque poco a poco ese beso pasó a una mayor velocidad, incluyendo algunas caricias no tan cariñosas.

Besas excelente —dijo el muchacho de forma extraña, porque le mordía un labio.

—Y que lo digas —dijo ella bajo los ligeros efectos del beso, pasando una de sus manos sobre el trasero del chico cubierto por el traje de baño. —Tú puedes hacer lo mismo —dijo la chica queriendo sentir que tan mañoso podía ser ese sujeto que si besaba muy bien. 

Mary Jane historias de camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora