8.4 Uno de los mejores amantes

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UN ENCUENTRO DEMASIADO ERÓTICO PARTE 4

Ella gateó hacia él y también se dejó caer vencida, aun teniendo el latente placer sobre su intimidad de los sentones que dio contra la gran virilidad de él.

—¡Wow pelirroja! Nunca había tenido un sexo como este, así de salvaje y rico, la chupas bien rico y es delicioso estar en ti.

—Todos dicen lo mismo —dijo ella con orgullo en medio de su agitada respiración mientras veía el amarillento techo. —Tú también me diste un muy rico oral —jadeó mientras buscaba aire al igual que él.

—¿Y dónde vives? —preguntó él teniendo por fin interés en conocer un poco acerca de su amante más allá de lo sexual, ya habiendo una conversación normal y sin usar las palabras en doble sentido.

—Aquí en Nueva York, cerca de Times Square.

—Yo vivo más o menos cerca de Central Park.

La conversación fue muy monótona, plana y corta, aunque él si tenía cierto grado de interés por saber dónde podía encontrarla.

De repente una mano irrespetuosa volvía a posarse sobre la excesivamente lubricada entrepierna de MJ, frotando los bajos labios de la chica con sus cansados dedos.

Aunque ya a estas alturas, tal toque era demasiado lento que solo podía considerarse como una "caricia" pervertida y no el salvaje toque que había sido antes, pero el cansancio aún lo seguía sometiendo.

—¿Lo repetimos otro día? —preguntó el sujetó limpiándose el sudor de la frente con la otra mano, el sólido pecho subiéndole y bajándole, también por su agitada respiración.

—Mañana no tengo nada que hacer, si quieres pasa a mi casa, —dijo ella arreglando tan naturalmente otra "cita" después de haberle dicho a su amante de ocasión la dirección de donde vivía, aunque luego de haberse acostado con él sin siquiera saber su nombre, aquello no era gran cosa.

—No sabes cómo me gustaría ir a cogerte mañana —dijo moviéndose para levantarse —pero no puedo —dijo sonriendo con "tristeza" —tengo que ir a ver a la oficial, ya sabes. —mencionó sin darle importancia a sus palabras, como si el compromiso que tenía no valiera nada y solo tuviera que ir por hacerle el favor a quien lo esperaba.

—Si entiendo —dijo ella de forma divertida e irónica, pensando fugazmente en Flash —Pues yo no puedo el lunes, pero podría saltarme un par de clases inútiles del martes.

—Entonces el martes te busco bombón. —dijo él, sonriente. Se agachó y le lamió un seno en señal de despedida, viendo la placentera reacción que eso había causado en ella —¿A qué hora?

—A las seis, si falto una vez más a la clase del inválido de Connors perdería la materia. —dijo con nada de tacto ante la cruda ofensa que hubo en sus palabras.

—De acuerdo. —aceptó el muchacho contemplando con gran avidez toda la desnudez que tenía en frente —Sí que estas rica —más pervertido no se pudo haberse escuchado.

—Lo sé —reconoció Mary Jane sin la más mínima gota de humildad, teniendo un gesto lleno de soberbia —Y tú tampoco estas nada mal —ahora ella lo volteó a ver a él antes de que su traje le cubriera el paquete —Estas bastante macizo y eso me encanta. —Ahora la soberbia era de él.

—Usaste la misma palabra que usa mi novia —informó muy complacido de su apodo.

—Y hablando de ella... —empezó la pelirroja —¿Es lo suficientemente sexy como para que mañana prefieras estar con ella en lugar de volver a venirte conmigo? —preguntó de forma burlona.

—Pues si es sexy, pero la verdad no tanto como tú —dijo él mirando como un mañoso el desnudo cuerpo bastante curvilíneo de su compañera de cama. Mary jane sonrió triunfante —Pero pues si la quiero —expresó a la ligera, como si hablara de algo sencillo. MJ soltó una risa irónica —Además que es de las pocas a las que les gusta el sexo sin condón —continuó con la especificación para que sus palabras cobraran más sentido —así que están sabrosos los revolcones.

—Tienes toda la razón —concordó ella rosándose una pierna con la otra —sin condón una siente todo el pene y lo caliente que esta.

—Me encanta como hablas pelirroja —dijo él de forma que se le notó lo degenerado que era. —Sí, cojo rico con ella, aunque pues también tiene cosas malas, no le gusta que le dé nalgadas, ni que le ponga mi miembro entre sus senos o que me corra en ellos...

—¡¿En serio?! —Saltó ella —A mí me encanta que suelten su orgasmo en mis pechos. —dijo balanceándolos un poco, haciendo que brillaran los restos de esencia que aún había en ellos.

—Si igual a mí, pero pues eso no le gusta a ella, pero lo peor no es eso, sino que a veces me deja con las ganas, dice que está muy cansada, o que está ocupada y que mejor lo dejemos para otro día, y pues... como yo traigo ganas, por eso estoy aquí —expresó como si fuera lo más natural del mundo —Aunque a veces si hago esto porque se me antojan otras, como tú. —aceptó de forma descarada, pero eso a Mary Jane le valió.

—Y a todo esto ¿Cuál es tu nombre? —preguntó ella finalmente teniendo curiosidad por aquella insignificante información luego de haberse acostado con él.

—Evan.

—Evan

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