9.0 Un chico demasiado diferente

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MJ estaba en un antro, sola, bebiendo una simple copa de vodka con mango, acababa de terminar con Chat, quien había sido su novio por escasos 2 meses. Ya le había aburrido demasiado, además de que él empezaba a sospechar que ella se veía a escondidas con Flash, lo que era verdad. Se sentía un poco desanimada, ya que aún deseaba tener novio, pero Chat había decaído bastante en la cama luego de que se enterara de los problemas económicos de su familia, pues ya no podía seguirle el ritmo a la pelirroja que casi todos los días quería sexo.

La chica balanceaba con su dedo la copa a la que le quedaba poca bebida, sintiéndose aburrida, sobre todo porque la mayoría de chicos que estaban cerca de ella ya tenían acompañante.

—Señorita, ¿Me puedo sentar aquí? —preguntó la voz de un chico en tono educado y hablando con un muy interesante acento.

—Adelante. —dijo la pelirroja con indiferencia.

—Se le ve triste ¿Le pasa algo? —se interesó el recién llegado.

—Si... es que acabo de terminar con mi novio. —dijo simulando tristeza —es que era muy celoso —suspiró haciéndose la inocente, siendo que lo había engañado múltiples veces.

—Me gustaría hacer algo que la hiciera sentir mejor. ¿Señorita...? —preguntó el chico con educación a pesar de lo que alguien externo ellos podría pensar siendo que estaban en un antro.

—Watson, Mary Jane Watson —dijo ella haciendo los usuales gestos de indiferencia que solía hacer para sentirse más importante que quien se le insinuaba. Siendo que ese no estaba siendo el caso.

—Tiene un lindo nombre. ¿Le puedo invitar un trago? —preguntó el muchacho olvidando ahora decir él su nombre.

—Sí. —Mary Jane por fin se dignó a mirar al muchacho pese a que su acento ya le había interesado, pero solo fue hasta que obtuvo una ganancia de él que entonces lo miró:

Era un chico simple, de sonrisa amable, ojos verde grisáceo y cabello negro, quien por su actitud demostró tener un aura inocente, muy alejado del prospecto de hombre con el que ella solía beber algo, pero era el único que había conseguido hasta el momento, así que lo aprovecharía.

—¿Eres extranjero? —preguntó sin poder evitarlo.

—Sí, yo soy de Granada, España, la ciudad donde está el monumento de Alhambra, y por eso a veces me topaba con muchos extranjeros que hablan inglés y por eso aprendí. —Contó el chico buscando hacer conversación —Y ahora he venido Nueva York para estudiar periodismo.

—¿Ósea que eres universitario? —se interesó aún más.

—Sí, obtuve una la plaza en la Universidad de Santiago de Compostela. —la chica se quedó quieta, sin saber si debía responder a eso con asombro o no, pues no conocía de universidades —Pero hace unos días he recibido una carta que decía que la Universidad de Nueva York me aceptó y por eso estoy aquí. Mis padres dicen que no pueden sentirse más orgullosos. —añadió como si no pudiera guardarse esa gran honor y felicidad, teniendo un nerviosismo tierno, sin dejar de mirarla a los ojos.

Algo que le pareció completamente nuevo a la chica, ya que por lo regular los hombres solían verle los pechos más que la cara, pero él mantenía su mirada hacia arriba.

—Decidme ¿Qué se te antoja? ¿Os haz probado la Caipiriña? Es una bebida de Brasil. —Ella negó con la cabeza, intentando procesar el comportamiento bastante animado y un tanto nerd de su acompañante extranjero —Se prepara con una mezcla de limones, azúcar, hielo picado y la infaltable cachaza brasileña.

Ella no respondió, solo lo miró teniendo lo que podría describirse como una incómoda sonrisa cuando se está escuchando algo que no es importante o que no se entiende. Luego se deslizó el rojo cabello detrás de la oreja, teniendo un gesto como de pereza, algo que su interlocutor notó y quiso cambiar.

—¿Y qué me decís del Licor de anís verde?

—Tampoco lo que probado pero me agrada que se lleve la palabra licor en el nombre —dijo MJ terminándose de un trago el vodka con mango que le quedaba en la copa.

—Ese es un licor español, y proporciona un sabor ardiente y fuerte en la garganta. Llega a ser muy sorprendente. —señaló teniendo un poco de avidez en la mirada, como si también la estuviera describiendo a ella, pero a MJ se le pasó ese detalle.

—Eso se oye interesante, pero creo que mejor pediré otro Vodka. —dijo agitando levemente su copa vacía en lo que sería un gesto que se encontraba casi al límite de considerarse un tanto burlón, terminando en girar su cuerpo hacia la barra y dejándolo de ver para que se callara.

—Cierto, perdonadme, tú debéis decidir. —reconoció el chico un tanto apenado y alzando una mano en señal de que le daba la razón, luego bajó la vista al suelo sintiendo nerviosismo, pero casi de inmediato volvió a alzar la cara y dijo: —Es solo que... intentaba encontrar una bebida que combinara con tus hermosos ojos.

MJ se quedó quieta por un momento, luego volvió de nuevo a mirarlo, ahora si captando el halago, el cual fue completamente diferente a todos a los que acostumbraba recibir. Finalmente interesándose en él más allá de que fuera universitario.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó ella al fin.

—Oliver. —respondió el muchacho con una sonrisa tímida y sintiéndose feliz de que ella ahora supiera su nombre.

Mary Jane historias de camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora