11 Bajo la lluvia... ¡Te engañé!

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La luz de las velas iluminaba toda la habitación, causando con su brillo un ambiente sumamente hermoso y romántico, el golpeteo de la lluvia sobre el cristal de la ventana era la melodía del momento, que se combinaba con los sonidos del amor que provocaba cierta pareja. Una mujer estaba siendo besada y acariciada de la forma más suave y dulce posible con todo el sincero y puro amor que le tenía su novio, a quien ella amaba con todo su ser.

Mientras que del otro lado de la ciudad, en un viejo Mustang que estaba estacionado en una calle cerca de un puente, lejos de las viviendas que había alrededor y siendo fuertemente golpeado por la tormenta, estaba Mary Jane encerrada en el asiento trasero con Flash, haciendo que el auto se tambaleara.

Y es que a diferencia de la pareja que se encontraba lejos de ellos, felizmente ignorando su existencia, y haciendo el amor. El hombre y la mujer que se besaban con desesperación y arrebato en ese estrecho y oscuro espacio, ya no eran novios, pero a pesar de eso, a veces se veían para tener encuentros excesivamente lujuriosos.

La chica de ojos verdes estaba sentada sobre sobre Flash, saltando sobre sus piernas y rozando con su trasero el miembro erecto que él tenía bajo los pantalones, las inútiles bragas de Mary Jane estaban tiradas bajo el asiento del conductor, haciendo que su intimidad estuviera descubierta debajo de la fada de cuero que le apretaba los muslos.

—¡Ay Flash! ¡Ay Flash! —jadeaba Mary Jane, sintiendo como los dedos de su ex novio se introducían en ella.

—¿Te gusta...? —Preguntó él con el tono agitado y débil que provoca la falta de aire y el placer, viendo como su aliento se distinguía en el frio y al mismo tiempo caliente ambiente que los rodeaba, moviendo aún más rápido los dedos que tenía dentro de ella para complacerla más.

—¡Ay sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Ay! ¡Ay!

Los dedos del rubio estaban siendo tan veloces y hábiles que le estaba llegando al punto, causándole más placer y gemidos.

—¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ahhhh! —se rindió. Flash sintió como ella se corría sobre sus dedos. —¡Ay que rico! —suspiró teniendo una enorme sonrisa hacia el techo.

—Déjame quitarte el brasier —dijo Flash moviendo su otra mano hacia el broche que ella tenía en la espalda.

—Sí quítamelo... —dijo ella aún bajo sus placenteros efectos para ahora sentir otros un poco más orales, pues la boca del rubio le devoraba sus enormes atributos, el sonido de los chupeteos de Flash sobrepasaba a los fuertes golpes que daba la lluvia sobre el techo de auto, pues no disimulaba ni un poco en su enorme gusto por comerle los pechos. —Mmmm —ella comprimió los labios en una sonrisa de placer.

—Amo tus senos —balbuceó Flash sacando la lengua y moviéndola de arriba abajo sobre el duro pezón de su ex novia que se había vuelto su amante.

—Deja te lo saco —la chica se bajó de él y se inclinó para desabrocharle el pantalón alzando su trasero lo suficiente como para que este pegara con la ventana del auto dejando su forma en el empañado vidrio.

Mary Jane tomó el pene de Flash y empezó a lamerlo, causándole todo tipo de sensaciones excitantes, el rubio se pasó la mano por la frente y un gesto de bostezo se apoderó de él, bajó la mirada y vio cómo su ex le succionaba los testículos, Flash se movió para bajarse un poco más los fastidiosos pantalones que aun cubrían sus piernas.

—¡Ohh! ¡Oh que rico! —Gimió Flash quitándose la camisa —¡Ohhh sí! ¡Hasta el fondo! —y en efecto, toda la longitud de Flash estaba dentro de la boca de MJ, ahogándola, cuando la chica se alejó, se quitó varios hilos de baba que se extendieron entre la masculinidad de él y su boca, para ahora solo frotar el excesivamente lubricado miembro hasta que pueda recuperar el aliento. —¡Me encanta cuando...! ¡Ah...! ¡Cuando me masturbas...! ¡Pe... Pero...! ¡Mejor móntame!

La pelirroja se levantó como pudo en ese pequeño espacio y se acomodó, Flash tomó su pene alzándolo y gimiendo sonoramente cuando ella se sentó y empezó a rebotar. Todo un coro de ruidosos gemidos se llevaba a cabo dentro del pequeño Mustang que se sacudía aún más bajo la fuerte lluvia. Rápidos y desaforados sentones calentaban a la pelirroja y al rubio que disfrutaban de su encuentro sexual.

Sin embargo un fuerte golpe en la ventana los detuvo, apagando de inmediato todos sus placeres.

—¡Mary Jane! ¡Mary Jane! ¡Salid!

—¡Mierda! —dijo Mary Jane bajándose inmediatamente de Flash.

—¡Mary Jane! ¡Salid del coche! —gritó con furia la voz de un hombre con acento español que seguía golpeando la ventana.

—¿Quién es idiota? —preguntó el rubio acalorado, viendo irritado la borrosa figura tras la ventana que le fastidió el momento, y luego mirando con pesadez como ella intentaba encontrar su ropa sin éxito.

—¡Es mi novio! —dijo Mary Jane aun buscando su ropa.

—¡Ese imbécil! —gruñó Flash que se volvía a guardar el pene bajo los pantalones y salía del auto.

—Demonios... —se quejó la chica entre dientes al ver como Flash se encaraba con Oliver.

Al no lograr encontrar su brasier para al menos cubrirse los pechos, se desesperó y tomó la playera de Flash que estaba sobre el asiento.

—¡¿Qué demonios hacéis con mi novia?! —rugió el intruso, que a pesar de estar empapado bajo la lluvia, imponía con la furia que tenía.

—¡¿Ah con que ella es tú novia?! —se burló el rubio imponiendo un poco más que su adversario por el hecho de que estaba sin camisa y traía consigo el ajetreo de su encuentro con Mary Jane.

—¡Así es gilipollas...!

—¡¿Y si ella es tu novia porque me la cojo yo?! —presumió Flash con total orgullo y sintiéndose más hombre que el novio de la chica con la que tenía sexo.

Oliver explotó y atacó duramente a Flash.

—¡Oliver! ¡Flash! ¡Paren! —gritó Mary Jane saliendo apresuradamente del coche, empapándose también bajo la lluvia, intentado inútilmente separarlos.

Bajo la helada tormenta, Oliver y Flash peleaban con brutales golpes que dejaban fuertes marcas, con la sangre diluyéndose bajo la lluvia, hasta que finalmente un contundente golpe en el estómago derrotó a Flash haciéndolo caer sobre el fango, retorciéndose de dolor, quedando Oliver en pie, teniendo mucho más rabia en su interior, pues al caer Flash, se concentró con Mary Jane, quien era realmente la culpable de todo.

—¿Por qué?... —preguntó Oliver de la forma más triste posible, mientras sangraba de la boca, teniendo que soportar ver a Mary Jane semidesnuda con la playera de Flash luego de que ella estuvo con él.

 —preguntó Oliver de la forma más triste posible, mientras sangraba de la boca, teniendo que soportar ver a Mary Jane semidesnuda con la playera de Flash luego de que ella estuvo con él

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—Oliver... —murmuró la pelirroja sin poder unir una palabra con la otra. Sintiendo golpeada por la tristeza que él llevaba en los ojos.

El muchacho abrió la boca para decir algo pero al final no lo hizo y simplemente se fue, llevando consigo un corazón roto bajo la fría lluvia.


CAPÍTULO EN SIMULTÁNEO CON LA NOCHE DE PETER Y GWEN

Mary Jane historias de camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora