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ೃ 💐 Transformación

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Los rayos del sol de la mañana ingresaban por la ventana de la habitación, el pequeño cuerpo del pelinegro se movió ligeramente al sentir el sol en su rostro.

El conejo abrió los ojos lentamente, aún tenía sueño, sin embargo pronto su somnolencia desapareció al sentir un cuerpo grande abrazándole.

Extrañamente, se sentía muy cómodo en esos brazos.

Doyoung ignoró la cómoda sensación que le daba ese abrazo y subió la mirada a lo que era el rostro de la persona que lo abrazaba.

— ¿Quién demonios...? —murmuró bajito, no reconocía el guapo rostro que se encontraba frente a él.

Su largo cabello castaño caía en cascada por su espalda, cubría parte de su pecho y parte del cuerpo del conejo, su piel era de color trigo, su cuerpo tenía músculos en los lugares correctos y pronto el pelinegro notó que el hombre estaba completamente desnudo.

El pelinegro se puso muy nervioso, no conocía a la persona frente a él y por alguna razón esta persona estaba abrazándolo con mucha familiaridad, como si lo conociera.

Pronto Doyoung notó de qué raza era el hombre, en su cabeza había un par de orejas representativas de los tigres, al igual que en su coxis podía verse una atigrada cola que se movía ligeramente de vez en cuando.

Las orejas del desconocido se agitaron un poco en cuanto el conejito intentó moverse de su abrazo. Doyoung cada vez estaba más nervioso, no podía salir de los brazos del hombre gracias a la fuerza que usaba al abrazarlo.

Jaehyun sentía como el conejito en sus brazos intentaba escapar, estaba dormido, pero sus instintos como tigre no dejaron que el cuerpo del pequeño saliera de sus brazos.

Era suyo, no iba a dejarlo escapar.

El castaño estaba incómodo por la pelea que daba el conejito en sus brazos, quería dormir tranquilamente, pero el intento de escape de Doyoung no lo dejaba descansar.

Sus ojos se abrieron lentamente, Doyoung se sorprendió al ver como el tigre abría los ojos de repente.

Jaehyun notó como el conejito dejó la pelea, lo que no sabía era que el pequeño tenía miedo de que se enojara y quisiera comerlo.

El pelinegro tenía miedo y estaba muy nervioso, sin embargo no pudo evitar quedar encantado ante los hermosos ojos del guapo desconocido.

Los ojos de Jaehyun eran de un hermoso color bermellón, Doyoung nunca había visto ojos tan bonitos como esos.

Jaehyun al notar como el conejito lo miraba tan fijamente sonrió, tal vez el conejito también quedó encantado con su belleza y quería formar un lazo de vida con él.

Nada más alejado de la realidad, pero bueno, los tigres son de mente simple.

Doyoung movió la vista a otro lado algo avergonzado, era de mala educación mirar fijamente a la gente, aunque esta gente se haya metido en su casa sin su permiso y lo abrazaran sin permiso.

Había que ser educados ante todo.

— Conejito... —dijo repentinamente el tigre, sobresaltando al pelinegro.

Doyoung recordó su cometido e intentó escapar de los brazos del aún desnudo desconocido, su carita mostró un tierno sonrojo y su mirada se desvió hacia otro lugar que no fueran las partes privadas del tigre, ¡y vaya que eran grandes!

— No vas a escapar. —afirmó el castaño con una sonrisa en el rostro, con sus manos colocó los brazos del pelinegro a cada lado de su cabeza y se montó sobre él, con eso lo acorraló en la cama.

Doyoung miró las afiladas uñas del castaño y se asustó mucho, intentó escapar de él  pero su fuerza era insuficiente. Jaehyun miró con diversión toda la lucha inútil que daba el pequeño.

— ¡Suéltame! ¿Quién demonios eres y qué haces en mi casa? —El tigre solo olfateó en el aire el dulce olor del conejito y acercó su rostro al blanquecino cuello del mismo.

— Hueles muy rico... —Sus palabras salieron amortiguadas, pero aun así, Doyoung pudo escucharlas, el tigre pudo ver como las orejas del pelinegro se ponían rojas de la vergüenza.

— N-no, n-no huelo rico. —El pelinegro habló entrecortado, su mirada se desvió a otra parte de la habitación.

El tigre sonrió con coquetería hacia el contrario y siguió oliendo su cuello, su cola se movió con emoción.

— Me llamo Jaehyun, conejito. —Se presentó finalmente el castaño, Doyoung lo miró con sorpresa, pensó que el hombre nunca se presentaría.

— Y-yo soy D-Doyoung. —dijo por reflejo el pequeño conejo, aunque el tigre había sido muy maleducado, él debía presentarse y ser educado.

— Un gusto, conejito. —Doyoung se estremeció en cuanto sintió como algo húmedo rozaba su oreja. La lengua del tigre se sentía algo aspera y era un poco doloroso por las púas características de su raza.

Jaehyun sintió que la piel de Doyoung era muy suave y le pareció muy tierna la reacción del pequeño, su sonrojo se intensificó un poco y un gimoteo salió de sus lindos labios.

El tigre pasó nuevamente la nariz por el cuello del contrario y dejó besitos por toda la extensión, estos estremecieron al pelinegro, sus ojos se humedecieron por las sensaciones, se veían puros y bellos, parecían un par de estrellas.

Jaehyun se deleitó con la vista y siguió repartiendo besos por su cuello. Pronto pasó de besos a hacerle marcas, pequeñas marcas rojas comenzaron a llenar el cuello del pelinegro y los ruiditos que emitían sus labios emocionaban al tigre.

Doyoung gimió al sentir como los colmillos del tigre rozaban su cuello, en algún momento había dejado de luchar contra el aprisionamiento del castaño.

Jaehyun mordió ligeramente la piel del conejito, sus dientes se clavaron un poco y dejaron una marca roja en el cuello del pelinegro.

— N-no me muerdas. —murmuró el conejito, su voz salió temblorosa y de sus ojitos brotaron dos cristalinas lágrimas que no cayeron por completo.

El tigre agitó la cola con nerviosismo y sus orejas temblaron, tal vez se había pasado un poco.

Jaehyun dejó de marcar al conejito y en cambio solo lo abrazó en su amplio pecho, el conejito sollozó bajito, esa mordida le había dolido y le ardía un ligeramente.

— Lo siento... —dijo arrepentido el castaño, sus orejas atigradas bajaron con desánimo y su cola se enrolló alrededor de la pierna del conejito.

Doyoung seguía algo asustado, pero no pudo evitar pensar que Jaehyun era lindo, por lo que solo asintió mientras correspondía el abrazo del contrario.

— Te perdono. —murmuró el conejito con una sonrisa, sus lindos dientecitos se asomaron nuevamente.

— Mío. —Al ver su radiante sonrisa, Jaehyun no pudo evitar pronunciar nuevamente esa palabra, declarando su propiedad.

El lindo conejito era suyo.

El lindo conejito era suyo

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Conejo & Tigre ★ jaedo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora