Capítulo 1

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𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾

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Sus bellos ojos de color marrón miraban aburridos sin un punto fijo en su oficina, ser secretario del jefe de una pequeña empresa no era tan divertido como muchos le dijeron. No había estudiado contabilidad pública para encargarse de las cuentas de una pequeña e insignificante empresa que no tendría futuro.

Su jefe no era la persona más amable del mundo, un hombre de edad mayor con problemas de autoestima, sin esposa e hijos.

Odia al hombre con cada fibra de su cuerpo, no sólo por lo amargado que solía ser, sino también por el acoso que le proporcionaba. La decadencia de las finanzas de la empresa iban cayendo de manera preocupante, pronto llegaría a la bancarrota.

Jeon Jungkook no era la persona más paciente, había intentado renunciar a su puesto de secretario, pero lastimosamente le habían negado esa opción. Estaba cansado; sus ojeras eran notables.

Su cuerpo dolía por el esfuerzo que hacia en casa, lastimosamente no tenía una buena estabilidad económica, debía trabajar todo lo que su cuerpo le permitiese, era tan triste.

Había perdido todo contacto con sus padres después de haber escapado de su propia boda. Le dolía, si, pero era algo que debía de hacer, no quería casarse por conveniencia de sus padres, era el siglo XXI ¿quien tenía la poca humanidad de casar a sus hijos solo para mejorar su estrato económico y tener más dinero?

Sus padres eran ricos, le habían negado su derecho como heredero de su fortuna y de su empresa, pasando todo a su hija menor.

La vida era tan injusta. La puerta de su oficina sonó, su jefe la había abierto, posiblemente en ese momento la expresión del hombre fuera neutra, pero el brillo de morbosidad en sus ojos no era para relajarse.

—Entrega me el informe de las finanzas de este mes.- Habló de manera altanera, teniendo sus manos en los bolsillos y apoyándose en el marco de la puerta-.

—Enseguida señor.- Rápidamente empezo a buscar entre los papeles el informe pedido por el hombre, no quería estar más tiempo de lo debido con él. Una vez lo obtuvo se lo dio-. Aquí tiene señor.

—Gracias Jeon. - Uy! A que se debe que de las gracias?-.

Los ojos del joven se abrieron con sorpresa, jamás le había escuchado agradecer y mucho menos a él. Había gato encerrado aquí.

—Quiero que tengamos una cita.- ¡Lo sabía!... ¿Espera, que?-.

Un incómodo silencio se estableció en el lugar, no solo por la cara poco disimulada de confusión y asco que tenía el joven, sino que también por la cara de superioridad del hombre. Sus palabras no era un propuesta, era una orden.

𝙿𝙰𝚂𝙸𝙾𝙽 | 𝙹𝙴𝙾𝙽 𝙹𝚄𝙽𝙶𝙺𝙾𝙾𝙺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora