Capítulo 11

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"𝙿𝚛𝚒𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚛𝚘 𝚍𝚎 𝚌𝚞𝚊𝚝𝚛𝚘 𝚙𝚊𝚛𝚎𝚍𝚎𝚜"

Atrapado, así se sentía, con múltiples fracturas en sus huesos de todo el cuerpo, se le era imposible moverse, ahora siendo vigilado 24/7 por los hombres de su madre le era asfixiante

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Atrapado, así se sentía, con múltiples fracturas en sus huesos de todo el cuerpo, se le era imposible moverse, ahora siendo vigilado 24/7 por los hombres de su madre le era asfixiante.

Una semana había transcurrido desde que esa mujer había decidido llevarlo en contra de su voluntad a esa mansión tan repulsiva que tan sólo hacia que re viviera recuerdos dolorosos que lo habían llevado a un abismo de incesante dolor e insomnio.

Vió con una mirada llena de humillación la cadena en su tobillo, el grillete que apresaba su pie y le impedía siquiera querer salir, su madre se lo había puesto como medida de Seguridad, ella no queria que él tuviera la idea de salir y lo intentara, a duras penas era lo suficientemente larga como para llegar al baño.

No había recibido más visitas desagradables desde que llegó, y al ser un lugar tan grande los sonidos se perdían, por lo que el silencio era pan de cada día, eso empezaba a agobiarlo. Sonaría extraño, pero comenzaba a extrañar la música a todo volumen en la casa de su vecino, o los gemidos y el golpeteo de la cama contra la pared de su vecina.

Al menos tenía un poco de sonido en ese tiempo, ahora solo vivía bajo la fría capa del silencio, jamás había sentido la soledad tan desesperante como ahora.

Movió su pie encadenado con desespero, el sonido de las cadenas chocar contra el suelo, lo llenaban de confort y al mismo tiempo de una desesperación desbordante.

—Maldita sea.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos, sin detenerlas, resbalaron por sus mejillas sonrojadas. Un grito lleno de agonia y desesperación salió de sus labios agrietados y resecos.

—AHHHH! ¡ESTO ES INJUSTO! ¡¡NO SOY UN ANIMAL, SOY UNA PERSONA!!SAQUEN ME!! SUELTEN ME!! HIJOS DE PUTA!! MALDITOS HIJOS DE PUTA! ¡¡LOS ODIO!!

Su garganta ardió por sus desgarradores gritos, era la primera vez que perdía sus nervios de esa forma, tan dolorosa y humillante, tan indignante, acabando con lo poco que había podido reconstruir en esos años.

Los gritos resonaban por todo el lugar, las personas fuera de su habitación apretaban sus labios con fuerza, escuchar al joven amo de esa manera, nunca creyeron poder llegar a escuchar gritos de agonia de ese chico, tan correcto y tan calmado, era sorprendentemente desconsolador escucharlo de esa forma.

Las personas sentadas en el gran comedor no eran indiferentes al los gritos desgarradores del primogénito, sus palabras cargadas de odio y los claros sollozos con las que las soltaba.

Jungkook nunca fue esa clase de chico, nunca maldijo o reto, ahora, ese joven encadenado era todo lo contrario a lo que ellos se habían esforzado por criar.

𝙿𝙰𝚂𝙸𝙾𝙽 | 𝙹𝙴𝙾𝙽 𝙹𝚄𝙽𝙶𝙺𝙾𝙾𝙺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora