Capítulo 20

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Quizás no debería hacer esto, no debería disfrutarlo, pero se sentía tan bien el como su polla llenaba su interior, el como hundía sus dedos en su cadera mientras él ahogaba sus gemidos en las almohadas

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Quizás no debería hacer esto, no debería disfrutarlo, pero se sentía tan bien el como su polla llenaba su interior, el como hundía sus dedos en su cadera mientras él ahogaba sus gemidos en las almohadas.

Una semana, una semana y este demente había llegado a su cuarto con una gran erección en sus pantalones, mientras tenía una sonrisa de excitación pura.

Ahora sus muslos estaban llenos de moretones mientras el sonido de los testículos ajenos chocaba contra los suyos.

Las embestidas eran duras, el placer aún más, los ojos de Jungkook yacían empapados por sus lágrimas, su cuerpo empapado de sudor y semen.

Artem besaba toda la longitud de su cuello, mordía y dejaba marcas, cada embestida que la polla del ruso le daba a su prostata era subirlo al cielo.

La jaula se había ido, al igual que las cadenas y muñequeras de cuero que lo retenían en la cama, los guardias aún seguían ahí, estáticos, sin poder moverse.

Los pobres hombres tenían que mantener sus ojos fijos en la ventana abierta del cuarto, luchando por concentrarse en cualquier cosa menos en los gemidos y los golpeteos constantes de la piel de su jefe y su obsesión.

Uno de ellos luchaba sobre todo para que su pequeño amigo no reaccionará a los gemidos, eso podía costarle la vida.

Jungkook pego su grito cuando el ruso lo tomó de la cadera levantandolo para sentarlo en su regazo, su polla aún seguía muy metida sin la intención de deterse.

--¿Que dices galleta? Estar conmigo ya no es tan malo como creías ¿verdad?. -- Artem tomó el pene ajeno bombeando de arriba a bajo mientras dejaba gastos besos sobre la piel sodurosa del coreano--.

--E-eres lo peor.

--Ja! Tan lindo como siempre cielo.

Levanto a Jungkook para luego dejarlo caer sobre su polla, ambos soltaron un gemido de éxtasis mientras el semen salía de ambas pollas.

--Maldición!!. -- Gruño extasiado, y aunque quisiera seguir moviendo sus caderas, el pobre coreano merecia un descansó--.

Había pasado mucho tiempo desde que ellos habían tenido su primera vez juntos, incluso si aquella vez solo uno era consciente en su totalidad de lo que hacía.

El ruso realmente no había conseguido sentirse bien con aquellas mujeres casadas que buscaban un poco de aventura, tampoco de aquella prostitutas que vendias su cuerpos para subsistir.

Nah, era mucho mejor profanar el cuerpo de Jeon Jungkook, aquella galleta suicida que también disfrutaba el sexo con él.

Artem salió de Jungkook suavemente, quien soltó un suspiro por su cuerpo sobre estimulado, estaba tan cansado que se mantuvo con los ojos cerrados hasta quedar dormido.

--Estuvo bastante bien ¿No es así?. -- Dirigió una pequeña mirada divertida hacia los guardias que no parecían ni siquiera respirar--. Les hice una pregunta.

𝙿𝙰𝚂𝙸𝙾𝙽 | 𝙹𝙴𝙾𝙽 𝙹𝚄𝙽𝙶𝙺𝙾𝙾𝙺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora