•*¨*•.¸¸☆*･ﾟ🍏ﾟ･*☆¸¸.•*¨*•
Solo Dios sabrá el pecado que tu piel me hace cometer, la 𝚙𝚊𝚜𝚒ó𝚗 que tu cuerpo me hace sentir, la excitación que tu propio ser me inunda.
Estoy tan malditamente jodido, deseo con todo mi ser adorar cada centímet...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El tiempo transcurrido podría ser el más tortuoso para Jungkook, los días pasaban de tal forma en la que su cabeza deseaba apagarse por completo.
Los preparativos para la boda estaban casi culminados, al igual que sus heridas curadas y sus esperanzas marchitas. Estaba empezando a creer que esta definitivamente era la mejor opción, pero su parte racional, aquella que se mantiene luchando contra el impulso de darse por vencido, gritaba que no, no lo era, no lo fue y jamás lo sería.
Su hermana permaneció a su lado en lo posible, pero las veces en las que debía irse, regresaba con sus ojos rojos e hinchados; no era difícil saber la razón de su llanto.
Jungkook permanecía sentado la mayor parte del tiempo, recibiendo clases de profesores de élite, quienes le explicaban sobre toda la teoría de como manejar una empresa, si creía que era un poco más difícil trabajar, se retractaba de sus palabras, pues empezar dos carreras profesionales al mismo tiempo no lo era.
Jeon Jungkook volvía a tener su título como heredero, por ello mismo, debía iniciar a estudiar, es cierto que anteriormente se había graduado de una carrera en economía, pero en palabras de sus padres eso no era suficiente.
Cerró sus ojos agotado, su cuerpo le pedía a gritos descansar, claro lo olvidaba, también le habían contratado un entrenador personal, su madre dijo que se veía gordo, debía tener buena apariencia para su prometida, por otro lado, su padre volvió a incluirlo en clases de piano, su razón influenciaba más en querer presumir a su hijo con sus socios.
Y aunque antes tenía una agenda llena con su carrera, entrenamiento y clases de piano, ahora se había multiplicado por diez. Jungkook no tenía ninguna hora para descansar, quizás las tres horas de sueño durante la noche ayudaban un poco a amortiguar la dura carga sobre sus hombros, pero eso no estaba siendo nada fácil.
Con un baño que no sobrepasaba los cinco minutos, salió de la ducha agotado, sus dedos dolian, al igual que el resto de su cuerpo, su estómago rugia por hambre, recibía muy poco alimento, en desayuno, almuerzo y cena, tan poco que empezaba a sentir la poca energía de su cuerpo acabarse.
Estaba llevando su cuerpo al límite y con el simple hecho de que su boda sería en dos días, eso lo hacía sentirse peor.
Tal como todos los días, se levantó a las 4 de la mañana con la intención de proseguir con su primera clase. Se vistió con una maldita camisa y pantalón formal, junto a una horrenda corbata. ¿Por qué deberia vestir formal en su propia casa? Bueno, no es como si ese lugar fuera convertido en propio, no lo era.
