Capitulo ocho: Las manzanas

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-Me agrada. - musitó Margot cuando Liam tomó asiento en el sofá de la sala de estar. Él asintió.

-Bueno sí, es agradable aunque algo... - lo pensó mejor y decidió callar.

-¿Y qué? Sabes que no puedes dejarme así. - exclamó su hermana dejando su libro aún lado para darle toda su atencion. Sabiendo que ahora no podría quitársela de encima, arrugó la nariz.

-Algo extraña pero en el buen sentido.

-¿Enserio? ¡Genial! Entonces seremos buenas amigas. - soltó la menor con una sonrisa. Liam también negó con la cabeza, pensando que así era ella. Radiante, impulsiva y alegre, a veces quien podía controlarla solo era Bec-
Liam borró la sonrisa ligera de sus labios y bajó la mirada por el hilo que continuaron sus pensamientos. Margot lo notó y cuando estuvo a punto de decir algo, las fuentes y malhumoradas pisadas que descendían por la escaleras se robaron el foco de su atención. Entonces ambos vieron al menor de los Kringle bajar las escaleras y lanzarse con drama sobre el sofá largo, dejando caer sus pies en el regazo del mayor. - ¿Y ahora a ti que te pasó?

-El Internet no funciona por los tontos vientos invernales. - masculló con rabia. Liam sacó su celular de su bolsillo y se lo tendió.

-Ten, puedes usar el mío, tengo WiFi individual.

De inmediato Nate se sentó de golpe y tomó el celular como si fuera oro. - De lujo, gracias Liam. - soltó antes de volver a dejarse caer de espaldas sobre el sofá sin quitar sus ojos de la pantalla. Margot rodó los ojos.

-Se te va a fusilar el cerebro por adicto.

-Y tu te vas a quedar ciega por no sacar la cabeza de los libros.

-Y los dos terminarán castigados si no dejan de hablarse así. - exclamó el mayor con tono autoritario. Los dos callaron pero no sin antes sacarse la lengua. - Mamá tiene oídos por toda la casa. Sean prudentes.

El silencio llenó la estancia por unos segundos después de eso hasta que Nate terminó de descargar su videojuego en el teléfono de su hermano mayor y habló: - Te extrañé.

Los dos mayores dirigieron sus ojos hacia el menor pero él no les correspondió el gesto. Si Margot era radiante, Nate era terco, expresivo y competitivo. Justo después Margot se abrazó así misma antes de asintir con la mirada baja. - Es cierto. No has estado en casa por un largo tiempo.

Liam los observó antes de desviar sus ojos hacia la alfombra marrón en el suelo y suspirar. El ultimo año había sido algo dificil, pero sabía que no solo lo fue para él y finalmente iba a hacer algo al respecto. Por eso salió del trabajo mucho antes de lo programado, para estar aquí junto a su familia. - Lo siento. Prometo que volveré a menudo a partir de ahora.

-...¿Estás seguro? - pregunto Nate sin quitar sus ojos de la pantalla digital para que no lo vieran a la cara y terminar sintiéndose avergonzado. Liam lo miró antes de hacerle cosquillas en la planta del pie, provocando que el niño se retorciera sin poder evitar la risa. Margot sonrió.

-Sí, estoy seguro. - respondió con una sonrisa. - A mí también me hizo falta oírlos debatir por el techo del baño. - recordó provocando risa en ambos. Margot y Nate se habían peleado por el color del techo del baño cuando intentaron pintar la posada, la mayor lo quería azul, el menor, verde, así que al final terminaron pintandolo de ambos colores. A esa conclusión de paz llegó Liam. - Deberían aprovecharme porque los extrañé tanto que podría comprarles más regalos este año... - comentó distraidamente antes de ver como Nate abría los ojos en grande y Margot se ponía de pie de inmediato.

-Hablas enserio ¿verdad? - preguntaron ambos al unísono. Liam se río antes de levantarse y huir a la cocina. Los dos lo siguieron por detrás. - ¡Liam! ¡Hermano, no tienes idea de la falta que nos hiciste!

Te lo dije: "Todo estará bien"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora