Liam dejó el último plato de la cena sobre la bajilla después de haber terminado de lavarlos y llevó sus ojos hacia el sofá del apartamento. Aria permanecía cobijada y completamente dormida sobre él. Con una ligera sonrisa se secó las manos para acercarse y tomar el control remoto antes de apagar el televisor. Luego la observó dormitar con su espalda apoyada en el respaldar y su cabeza inclinada a la derecha. La observó en silencio por varios segundos mientras una pequeña sonrisa se le colaba en los labios. Apoyó su codo sobre su rodilla y su mejilla en su puño, solo para poder seguir mirandola con tanto detalle, el suficiente para poder estar seguro de recordar cada línea de su rostro, cada lunar en la esquina de su frente y cada peca en sus mejillas con los ojos abiertos y cerrados. No quería olvidarla cuando volvieran a pasar meses.
La enorme falta que le hacía cuando no estaba cerca era difícil de explicar, en especial porque al estar tan lejos se perdía momentos pequeños como estos, donde podía contemplarla como si fuera la única estrella en un cielo nocturno, aun si estaba completamente dormida y su cabeza se tambaleara al dormitar en el aire. Aria nunca consideró ser de esas chicas que al dormir se veían perfectas o hermosas. A ella se le despeinaba el cabello, se le salía un poquito de baba y se le notaba la papada pero Liam seguía mirándola exactamente con la misma fascinación.
Con cuidado sostuvo su cabeza y su hombro para acostarla sobre el sofá, viendo como ella se acomodaba en cuanto se encontró cómoda. Luego él levantó la cobija para hacerse un espacio y arrecostarse a su lado.
Rodeando su cintura la acercó a él y acariciando su cabello, cerró los ojos. La paz que invadía el departamento de Aria era tan relajador, tan deleitante que en cualquier momento podría quedarse dormido, pensando en que aunque la extrañó como un loco, adoraba la sensación de tenerla aquí, tan cerca, entre sus brazos ahora. Después de unos segundos, sintió a Aria acurrucarse a su lado hasta rodearlo con sus brazos, eso lo hizo abrir los ojos y descubrirla.
-¿Estás despierta? - murmuró bajito. Aria negó con la cabeza. Liam elevó una ceja. - Claro.
La castaña apoyó su frente en su pecho y sonrió disimuladamente. - Extraño a Togo. - murmuró.
Liam volvió a abrazarla, acariciando su cabello y apoyando la barbilla en la coronilla de su cabeza. - También yo. Quería que conociera a Will. - dijo refiriéndose al pez dorado que nadaba en su pecera con indiferencia justo a su espalda. - Ama viajar tanto como yo pero esta expedición fue de viajes algo pesados, está mejor en casa.
Aria asintió. - Pero te hizo falta ¿no? Es tu mejor amigo.
Liam sonrió. - Que no lo oiga Dan. - bromeó, haciendo que Aria sonriera. - Si, un montón, al igual que tú.
La castaña afianzó su agarre a su alrededor, cerrando sus ojos y permanecieron en silencio, el suficiente como para olvidarse de todo y caer en el sueño. Lo único que se alcanzaba a escuchar, era el tránsito de la calle de enfrente y los ruidos habituales de la ciudad pero de una forma muy lejana. Aria poco a poco volvía a la inconsciencia y cuando ya casi estaba por marcharse en medio de sus sueños, la voz de Liam la trajo de vuelta, un susurro breve y casi efímero pero suficiente como para despertarla por completo.
-Te amo.
Que a Aria se le fue el aliento, se le paralizó el cuerpo y el corazón le brincó dentro del pecho, sería decir poco.
De forma lenta levantó la cabeza y se encontró con sus ojos, y estos, estaban esperándola ansiosos. Aria abrió la boca con la intención de decir algo pero sintió la garganta seca de repente. La vista se le nubló y supo que las lágrimas saldrían antes de que tuviera la oportunidad de hacer algo al respecto.
-Liam...
-Te amo, Aria. - repitió aparentemente tranquilo pero fue entonces cuando Aria pudo verlo, en el fondo de sus ojos, había algo de miedo, de vulnerabilidad. Cuando te abres enteramente, es imposible no sentirte así y eso era justo lo que Liam estaba haciendo.
Así que ella respondió de la forma más genuina que pudo a cambio... lloró silenciosamente mientras lo miraba y volvía a abrazarlo. Lloraba en su pecho como si le hubiera dado un sueño hecho carne, vivo, palpable... Quizá las personas normalmente no lloraban cuando le decían que las amaban, quizás no era algo tan común tener un remolino de emociones dentro pero Aria se sintió así. Le asustaba no poder apreciar correctamente el amor que se le estaba entregando pero pronto supo que no era algo que tuviera que preocuparla. Amar era complejo y a la vez tan hermoso... ser amada era similar. Un misterio que muchos todavían no comprenden del todo.
Porque no somos lo que recibimos, somos lo que damos.
-Hey... - susurró el castaño mientras acariciaba su cabello con suavidad.
-Es tan raro... - escuchó el susurro de aquella chica y luego vio sus ojos cristalizados, brillantes y su pequeña sonrisa. - Se siente tan diferente a un te quiero. Es más grande, más...
-¿Profundo?
Asintió lentamente y se sintió fuerte. - Te amo, Liam.
Y verlo retener el aliento tanto como ella lo había hecho, la hizo sonreír de nuevo. Sus ojos asombrosamente azules, la contemplaron como si fuera la primera vez y luego unió su frente a la de ella en un movimiento suave y natural. Entonces dijo:
-Definitivamente es diferente a un te quiero...
Aria soltó una risa tenue y acarició la mejilla del joven. Liam sonrío al oírla reír y limpió con su pulgar el rastro de lágrimas que dejaron estas en su piel. Ella lo miró y se impulsó un poco para besar su nariz y luego su frente. Liam entonces se dio cuenta de una cosa.
-Aria. - ella le prestó atención. - A la gente le da miedo el amor. ¿Sabes por qué?
Aguardó en silencio unos segundos, antes de asentir. - Sí... lo sé.
-Yo le tenía algo de miedo, si te soy honesto. - se abrió de nuevo.
-¿Y ahora?
Los labios de Liam se curvaron hacia arriba con suavidad, transmitiendo solo lo que abundaba en su pecho. Paz.
-No.
Aria respiró profundamente y también sonrío.
-¿Puedo decirlo una vez más?
-Cuantas veces quieras, boba. Por mi encantado.
-Te amo, Liam Kringle.
Sus ojos azules brillaron al mirarla.
-Y yo te amo, Aria Winter.
Ella le dio las gracias en un susurro, porque sentía tantas cosas buenas y bonitas que tuvo la necesidad de hacerlo. Luego Liam la abrazó y Aria se sintió en casa.
***
Estaba pensando en la época en la que empecé a crear este libro, así que vine y me di cuenta de que tenía este capítulo en borrador. Esta historia está prácticamente terminada. Sólo hace falta el epílogo así que me tomaré el tiempo de darle el final que creo que se merece. Si aún hay alguien aquí, quiero darte las gracias por pasarte al recibir la notificación o simplemente leer el capítulo que tanto tiempo lleva guardado. Si no es así, a ti, lector que haya llegado a este punto, probablemente cuando ya esté terminada, también te doy las gracias por haber dedicado tiempo a leer esta pequeña historia.
Gracias, de todo corazón muchas gracias. Regresaré pronto con el epílogo. Que Dios te cuide y te acompañe 💗.
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Te lo dije: "Todo estará bien"
Teen FictionAria Winter estaba sola, en medio del enorme estado de California en la ciudad de los Ángeles, sin ningún familiar al que llamar para su cumpleaños o pasar la navidad. No por eso quería decir que estuviera triste, ella había tomado la decisión de de...