Capitulo nueve: ¡Voy a matarte!

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Un helado en pleno invierno no es exactamente la manera en la que Aria pensaba pasarla después de regresar del supermercado pero nadie la tenía diciéndole que sí al loco de Liam. 

En especial cuando un helado no fue lo único que aceptó, sino también un paseo en un trineo jalado por perros. 

-¡Más despacio, Jesús, más despacio! - gritó aferrándose al agarre del trineo y golpeando el brazo de Liam, quién hacía caso omiso a sus pedidos.  

-¡Wahoo! - gritaba emocionado mientras se reía. La nieve ya empezaba a congelarle los dedos pero nadie le quitaba la sonrisa o los ojos brillantes en adrenalina. - ¡¿Qué dijiste?! - preguntó por encima del ladrido de los perros. 

-¡Que vayas despacio! ¡¡Despacio!! 

-¡¡No te escucho!! 

-¡¡Voy a matarte!! 

Una carcajada fue lo único que recibió de su parte para después de unos segundos pisar el freno y detener el trineo. Cuando los perros bajaron la velocidad hasta detenerse, el silencio en medio del bosque los rodeó mientras Aria intentaba respirar para calmar su corazón desenfrenado. En cuánto pudo lo miró con ojos fulminantes y Liam aplanó sus labios en una línea recta. Aria se molestó aún más al ver en sus ojos lo divertido que era esto para él. 

Cuando lo ofreció no parecía tan peligroso, en las fotos no parecía tan peligroso, hasta se veía divertido pero a la hora de vivirlo era otra cosa. Al parecer Liam tenía un amigo cuya familia era criadora de huskys, así que fueron hasta su taller y le pidieron el trineo para una vuelta. Dan se mostró muy simpático y les dejó el paseo gratis por no haber visto desde hace mucho a Liam, lo que la hizo pensar en cuánto tiempo habría pasado para que ese chico volviera a su casa.

-¿Estás bien? - preguntó con cuidado. Ella se enderezó, acomodó su cabello congelado y resopló. 

-Claro, perfecta, solo me estoy congelando mientras corro el peligro de morir en medio del bosque. ¿Existe un seguro por accidentes con trineos de perros? - soltó con sarcasmo. - No espera, no respondas, no quiero volver al hospital. 

-Si los hay. - respondió de todas formas. Aria frunció el ceño en su dirección y él se río. - De acuerdo, bajaré la velocidad pero no tienes que preocuparte. Monto estos trineos desde que soy un niño. 

-¿Te accidentaste alguna vez? - preguntó mientras él volvía a hacer a los perros correr pero esta vez, a una velocidad más baja. 

-Sí. Varias veces pero solo cuando estaba aprendiendo. - dijo con una leve sonrisa. Él también tenía frío pero no parecía importarle mucho. - Dan es hijo de Peter, un amigo de mi papá. Él nos regaló a Togo hace cinco años cuando era un cachorro de un mes y medio. 

-¿Se los regaló? ¿Esa raza no es algo cara? 

-Generalmente sí pero Peter es un amigo de la familia y recibió mucha ayuda de mis padres cuando su negocio familiar decayó. No le dolió hacerlo. -  respondió con la atención al frente. - Por eso aprendí a manejar desde que tenía ocho años. 

-Vaya. - exclamó Aria sorprendida para luego sonreír. - Tu familia es muy amable. 

-Y algo intensa ¿Verdad? - comentó con una risa. Aria no lo negó pero también río.  - Bueno, vivirás en la posada así que tarde o temprano los conocerás a más profundidad. Los Kringle somos una familia grande pero llena de gente buena. - aseguró con sinceridad y Aria le prestó toda su atención al estar más tranquila en el viaje. - Solo un aviso, Margot es la más hablantina, aunque si le das rienda suelta a mi madre tampoco te soltará. Nate es más callado pero si le hablas de algún pasatiempo preferido suyo como el hockey, no podrás quitártelo de encima. Mi padre es el más tranquilo y sereno normalmente. 

Te lo dije: "Todo estará bien"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora