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Hola!!! Disculpen por la demora, trataré esta semana ser más constante. Sin quitarles tiempo, disfruten!
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Narrador Omnisciente

Luego de lo ocurrido en la noche, el hermano de Emilia se sintió tan expuesto, que para evitar algunas preguntas intrusas por parte de su hermana, decidió darle permiso de invitar a sus amigas mañana a la casa después del almuerzo. Fue así como Emilia se fue feliz a la cama, sin embargo al día siguiente despertó fatal.
Sintió todo su cuerpo levemente adolorido, a excepción de sus piernas en las cuales sentía constantemente unas clavadas. Supuso que era algo que debía de pasar, pues hacía años que no se ejercitaba.
A duras penas pudo salir de la casa y dirigirse a su segundo día de entrenamiento. Cada paso lo sentía como una tortura, o probablemente solo era su personalidad exagerada hablando por ella.

"Hoy en la tarde supongo que invitaré a Isabela, pensaba invitar a mis amigas pero..." Meditó "igual me pidió que le contara como van las cosas y tal vez me venga útil algún consejo para invitar a salir a Luisa y no solo vernos en el ejercicio".

"...Además no quiero que me vea cómo una conocida que solo entrenará para hacerla fuerte y adiós" suspiró y decidió no seguir enrollandose la cabeza.

"Seguro estoy llegando tarde ¡Perdóname Luisa!" Y así comenzó apurar sus pasos.

Narrador Emilia

-¡Luisa!- grité llegando a nuestro punto de encuentro agotada.- Yo..ah.e..spera- traté de regular mi respiración apoyándome en mis piernas, las cuales sentía gritar de dolor.

-Si tranquila respira primero- puso su mano en mi espalda y comenzó a sobarme.- no esperé mucho de todas formas-.

Subí mi cara para mirarla sin cambiar mi pose para que así no sacara su mano.
"Me está haciendo nanai apenas llegué, dios es tan linda" le sonreí y luego me pare derecha.

-Llegue tarde porque me dolía, bueno me duelen las piernas y supongo que es por el ejercicio de ayer ¡Ah! No es que me queje de que haya sido duro solo que yo soy muy débil- en eso Luisa pone su mano en mi hombro.

-No digas eso, si mantienes esa mentalidad nunca te sentirás conforme con tu avance y de nada servirá el que seas fuerte físicamente- en eso desvió la mirada.- La idea es que no cargues sola con tus pensamientos que te echan hacia abajo, eh de cierta manera te lo digo por experiencia-.

En eso me suelta y comienza a caminar.
-Vamos, realicemos un poco de ejercicio hoy y luego vayamos dónde mi mamá para que te dé una arepa y alivianar el dolor-.

"Esto de ser la más fuerte en todo el pueblo le tuvo que haber jugado en contra más de alguna vez" Me quedé un rato viéndola, analizando lo que había dicho.
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El entrenamiento tal como lo había dicho Luisa, no duró mucho. Realizamos el mismo calentamiento, planchas y un trote de 20 minutos.
De camino a su casa, a pesar de haberme negado, Luisa decidió llevarme a caballito. Apoyaba mis manos en sus hombros y podía ver cómo en su pelo tenía una trenza al lado, la cual terminaba en amarre de su pelo.

-¡Que linda tu trenza Luisa! ¿Quién te la hizo?-.

-¿Hm? Me la hago yo misma, a veces cuando no tengo tiempo solamente me lo amarro-.

-Wow, sinceramente no me lo esperaba-.

En eso Luisa se ríe y me agarra las piernas más fuerte para que no me resbale.

-De hecho, cuando mis hermanas eran pequeñas yo solía hacerles trenzas y hacerles peinados. Isabela no tenía tiempo para hacerlo y a Mirabel le salían todas...feas- me reí ante su comentario.-

¡Voy a por tí, Luisa Madrigal! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora