Narrador Emilia
Luego del estornudo inesperado, me apresuré en llevar a Luisa a mi casa ya que afuera seguía lloviznando y comenzó a correr una brisa demasiado fresca para el estado de mi amiga.
-Gracias Emilia, disculpa por la molestia- dijo Luisa recibiendome el vaso de agua y la pastilla.
-Todo para evitar a que te super resfries- le sonreí y me dirigí a las escaleras- espérame un momento, voy a buscar algo para que te abrigues-.
Corrí rápidamente y me dirigí a mi pieza buscando que le sirviera. "No sé por cuánto tiempo se va a quedar... ¡Probablemente se quede a dormir!" Dije felizmente nerviosa, sin embargo observando detenidamente bien mi dormitorio, me comenzó a dar un poco de vergüenza.
"Seguramente le dará risa que duerma todavía con peluches" agarré todos y los escondí debajo de la cama junto a unas luces de mariposas que a mí parecer también se veían muy infantiles, después miré mi escritorio preocupada "está lleno de pintura ¿Desde cuándo no lo limpio?". Al acercarme más a este y ordenar los pinceles esparcidos, ví mi libreta de bocetos... Bocetos donde la mayoría ocupaba a Luisa como referencia. "ah ¡AH! SEGURO SI VE ESTO SE PONDRÁ INCÓMODA" iba a meterlo en el cajón de mi mesa hasta que en eso golpean mi puerta.
-¿Emilia? ¿Puedo pasar? Me aburrí esperando abajo- dijo Luisa quejándose a través de la puerta.
-AH, SÍ ENTRA NOMÁS- grité intranquila tirando mi libreta en el bote de basura nerviosa y corriendo a sentarme en mi cama.
Luisa entra lo primero que hace es observar mi pieza para luego verme sentada, sin decir nada.-Eh...¿Hay algo mal?- pregunté incómoda.
-¿No ibas a buscar algo? Te veo bien tranquila sentada- dice con una sonrisa apoyada en el marco de mi puerta.
-Ahperdoname- dije rápidamente mientras me paraba y me iba a mi closet- Hum, siéntate en mi cama si quieres-.
Luisa entró y se sentó en mi cama mientras me veía buscar en mi closet algo para ella. Mientras buscaba encontré una manta lo suficientemente grande para hacer lo que tenía pensado. Me acerqué a Luisa mostrándole la manta celeste.
-¿Una manta?-.
-Sí, para hacer esto- me senté a su lado subiendo y le puse la manta en su espalda y la mía- Así nos abrigamos las dos ¿Ves?- le dije sonriendo.
Luisa me miró sorprendida para después reírse y tomar la punta de la manda celeste de su lado, mientras se acercaba más a mi y apoyaba su cabeza en la mía.
-Sí, tienes razón-.
"Estoy que me muero, Dios voy contigo" subí mis piernas para poder abrazarlas y mantener mis manos temblorosas ocupadas.
Estuvimos un buen rato sin decirnos nada, disfrutando la compañía de la otra y el ruido del reloj de la pieza. En ocasiones sentía como Luisa se acurrucaba en mi cabeza y se ponía a jugar con el bordado de su falda, hasta que ella decidió romper nuestro silencio.-Cuando tenía doce años, a pesar de ya haber recibido mi don, tenía mi cuerpo como el tuyo- susurró feliz- aunque claro no era tan fuerte como lo soy hoy-.
"Doce años, entonces ¿mi cuerpo parece de alguien de doce años?" Pensé afligida por un segundo, hasta que sentí que Luisa quería tomar mi mano, asique se la pasé acariciando la suya.
-Después encontré que era tiempo de entrenar para así poder ser más útil para todos- dijo mientras entrelazaba nuestros dedos- Y pensé que no iba a sacar músculos tan fácilmente porque recién estaba entrando en mi adolescencia, pero bueno ya me ves como soy ahora- dijo riéndose sin ganas.
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¡Voy a por tí, Luisa Madrigal!
Romance"Es mi oportunidad, ¡hoy me acercaré a Luisa Madrigal!" Luego de los acontecimientos de encanto, nuestra protagonista reúne fuerzas para hablar con Luisa Madrigal, aquella mujer fuerte de la cual se ha sentido atraída años... ¿podrá lograr algo má...