Era un día común, Theo debía asistir un poco más temprano de lo habitual a su trabajo, entonces me dispuse a levantarme de la cama un poco más temprano para preparar el desayuno, vestirme adecuadamente y hacer alguna que otra cosa si me daba el tiempo.
El horario que Theo me había dicho era de las “08:00hs a.m” tendría que estar a esa hora en el trabajo. Me desperté dos horas antes, fui directo a prepararle unos ricos pancakes, huevos revueltos, jugo, algunas frutas y puse el café a hacer. Estaba todo listo para mucho antes de que Theo se levantara, entonces no pensé mejor acto que, ¡ir a poner la ropa a lavar!
Salí con un gran cesto de ropa sucia en mis larguiruchos brazos. El cuarto de lavado se encontraba en el primer piso del departamento, “sería terrible cuando ya tuviera unos 6 o 7 meses bajar y subir los pisos con esta tonelada de ropa” pensé. Y no me alejaba tanto de la verdad.
Bajé los pisos un poco apresurada, debía estar antes de que Theo se levantase para acompañarlo a desayunar, agradecí mentalmente que mi madre me hubiera enseñado desde pequeña como ser un ama de casa, a duras penas, pues yo me negaba; pero lo hizo, y sus enseñanzas se gravaron en mi cabeza. Mientras bajaba habilidosamente entre saltitos; De tanta ropa sobre mi rostro, no vi el escalón que aún debía pasar, mis pies lo equivocaron, produciendo que me golpeara primeramente por la baranda de las escaleras, en la zona del estómago, para luego caer rodando escalones abajo, con toda la ropa esparcida y cayendo tras de mí. Caí unos 2 pisos abajo, hasta que la pared paró mi caída, golpeándome las piernas, más de lo que ya me había lastimado esa zona.
Inmediatamente sentí una punzada dolorosa en mi vientre, una sensación de ardor y dolor insoportable. ¿Qué estaba pasándome? Volví a sentir tal dolor en mi vientre, era claro, estaba perdiendo a mi pequeño Theo. Traté por todos los medios levantarme del lugar y pedir ayuda, pero no podía, me había torcido el tobillo, o tal vez roto, no notaba la gravedad del asunto, tenía otro dolor y problema más grave. Las punzadas aumentaban, como dagas afiladas en todo mi vientre, grité de desesperación, un grito agónico por el dolor y el miedo. Los vecinos asustados salían de sus cuartos, escuché a una señora balbucear unas cuantas palabras e ir corriendo a golpear otra puerta indistinta a la suya.
-¿Qué ha sucedido muchacha?- preguntó una señora de no más de 50 años.
Grité con fuerza sosteniendo mi vientre.
-Mi bebé, estoy perdiendo mi… ¡aaaaah!- de nuevo las punzadas.
-¿Estas perdiendo al bebé? –volvio a preguntar ella como si no se lo creyese.
SI ESTABA MUY JOVEN. LO SÉ.
Grité nuevamente, eran punzadas dolorosas, mi bebé estaba queriendo venir al mundo mucho antes de lo establecido.
-¿En qué departamento estas? ¿A quién debemos llamar? –escuché decir a un joven muchacho.
-Theo. Del quinientos…-no esperó a que terminara para salir corriendo en busca de Theo, tal vez lo conocía bastante bien.
-Está bien, inhala y exhala conmigo…-escuché de pronto, ya no la distinguía tanto, solo veía un bulto negro con evidente cabello largo y voz de mujer.-cada vez que sientas una punzada, házmelo saber, ¡Grita!-dijo.
Al momento sentí una molesta punzada dolorosa atacar mi vientre.
-¡AAAAAH!-grité.
Ella empezó a contar.
-1, 2, 3, 4, 5,6,7,8…
-¡AAAH!-grité de nuevo.
Ella volvió a contar.
-1,2,3,4,5,6, sie…
-¡Duele! ¡Ay!-la volvía a interrumpir.
Ella solo me pasó una mano, la cual sostuve con fuerza, apretándola del dolor que sentía.
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Adolescente "EMBARAZADA"
Teen FictionMelody con 15 años de edad, proveniente de una familia religiosa, muy conservadora, se encontraba en un dilema terrible. No sabía cómo decirle a sus padres por lo que estaba pasando, ella no sabia como ellos (sus padres) reaccionarían ante tal notic...