"Detalles de amor, eterno final en..."
Al salir del tocador, observé distraída una rosa sobre la cama. "Es un cursi" pensé, sonrojándome. Me acerqué a la cama, tomando la rosa entre mis dedos, mi corazón saltaba de alegría dentro de mi pecho, aspiré buscando el olor de aquella rosa, la sonrisa en mi rostro no se extinguía.
Aún con la rosa en mis manos, me dirigí al closet, en busca de una prenda que vestir para desayunar con mi amor. Sonaba tan extraño decirlo.
-¿Sabías que te amo?
Theo me había sorprendido en la habitación, tomándome por detrás e inspirando el olor de mi pelo. Sonreí más tontamente aún. Lo amé también.
-No lo sabía...-respondí honesta.
-Ahora lo sabes. Te amo, ¿Has escuchado?- insistió. Me sonrojé al instante, y lo besé con todo el amor y las fuerzas que tenía, al separarnos, nuestras respiraciones eran agitadas.
-¿Y eso? –preguntó él.
Hui del sitio donde nos encontrábamos, correteando por la casa, seguida de Theo. La vida comenzaba y terminaba aquí, junto a Theo.
Después de cansarnos, nos sentamos en el sofá a ver alguna serie, o algo. La verdad que nunca le presté atención, más bien me encontraba centrada en la quijada angulosa de mi hombre, admirándolo, a la vez que el veía el partido de futbol muy animadamente, gritando y agitándose sobre mi regazo. Lo despeinaba con las manos, y lo volvía a peinar.
Theo fijó sus ojos en los míos de pronto, con ternura besó mis labios y luego me dedicó una sonrisa dulce e igual de tierna.
Sonó el teléfono de su departamento, nos sobresaltamos un poco, él se levantó de entre mis piernas para ir a contestar el bendito teléfono, mientras se alejaba de mi note que vestía unos pantalones de chándal grises, con una camisa negra que decía "Halcón 1989" por detrás en letras grandes. Algo que me llamó la atención muy raramente...Mis ojos se posaron de pronto en sus pies, andaba descalzo; El nunca llevaba los pies sin zapatos o medias, él me lo había dicho una vez, y después de ello jamás se ha borrado de mi mente aún.
Entonces volví la mirada a la aburrida televisión y su juego de futbol.
-Amor mío...¡Mel! –Gritó desde el otro extremo de la habitación.
-¿Sucede algo?- pregunté aún sentada, con las piernas recogidas sobre el sofá y el mando de la televisión entre los dedos.
-Esta llamada...es del trabajo. ¿Podrías bajar el volumen?- pidió.
-¡Claro! –contesté.
Mientras cambiaba y cambiaba de canales, me entró la estúpida curiosidad de espiarlo, me levanté y sigilosamente me acerqué en donde el se encontraba charlando. Asomé un poco la nariz y un ojo, el se encontraba de espaldas a mí, de pronto volvió hacia mi dirección; asustada me escondí hábilmente para que no me viera.
-No estoy diciendo que no me guste, solo que ya tengo una prometida...-lo escuché decir- claro que lo entiendo, pero entiéndeme; entiéndanme a mi.-dijo exasperado.
¿Están hablando de mi? Pensé entonces. No podría ser posible...
-Tendrá un hijo mío, no puedo dejarla sola por ese tiempo, y menos para ir con...-calló de golpe.
Claramente era yo de la que hablaban, y de una más. Como no lo veía, solo escuchaba; no supe de su reacción. ¿Me dejaría? ¿Quién será aquella mujer? ¿Por qué este anónimo le dice que debería dejarme por ella?
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Adolescente "EMBARAZADA"
Teen FictionMelody con 15 años de edad, proveniente de una familia religiosa, muy conservadora, se encontraba en un dilema terrible. No sabía cómo decirle a sus padres por lo que estaba pasando, ella no sabia como ellos (sus padres) reaccionarían ante tal notic...