Capítulo 8:

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                                                                      <<Sentencias de muerte>>

Ya había salido del hospital, hace unos 2 días. Hoy iríamos a ver a mis padres y a darles la noticia...Sentí la obligación de hacerlo. Eran los abuelos, y aunque no hayan querido ayudarme y me hayan echado sin piedad de su casa, aún seguían siendo mis padres, aquellos a quien tanto amaba.

Suspiré onda y pesadamente.

-¿Estas bien? ¿De verdad te sientes preparada?-preguntó Theo.

-Si, eso creo. Debo hacerlo, debo afrontar la realidad.

-Está bien, después iremos a ver a mi padre...ya se lo he comentado, pedí que no se lo dijera aún a mi madre, ella es una buena persona, solo no sabe cómo actuar en estos momentos, y puede llegar a ser cruel...-dijo el excusando a su casi desalmada madre.

-¿Y cómo haremos? Se supone que están casados y estarán juntos obviamente...

-Iremos a encontrarnos con él en el club. No te preocupes...-se adelantó a decir, asentí y me acomodé en el asiento del copiloto, ajustando el cinturón.

Todo el trayecto a mi anterior casa estuve callada y pensativa. No podía creer como pasó todo bajo mis narices y yo apenas pude notarlo. En casi 4 meses había pasado y hecho de todo, pensé que viviría mi historia de amor tan anhelada, que al fin lo haría, y con Theo; había perdonado absolutamente todo lo que había hecho por amor y un nuevo acostón, en cuanto más pensaba más creía dejar de tener sentimientos hacia todos, hacia mis padres, los padres de Theo y hasta había empezado a odiar a Theo mismo.

Maldito el día en que te acercaste a mi Theo Gallager. Sin saber de ti hubiera sido feliz.

-Mel, ya llegamos...-me avisó el, le sonreí como pude y tomé su mano, ¡Qué cosas había estado pensando!

Antes de bajar del auto lo tomé desprevenido y lo besé, cuando me separé de él se quedó helado, y yo reí divertida, en momentos recuerdo que su presencia calma la tristeza, y lo amo por ello.

Bajamos del auto dirigiéndonos a la puerta, antes de llegar pude notar que mi madre miraba por la ventana de la habitación, solo contemplaba, cuando se dio cuenta de que la veía cerro las persianas tan rápido como pudo...

-¡Sí que le somos una visita grata!- ironizo Theo, puramente, fuerte y claro.

-Lo creo...-respondí y toqué el timbre de la puerta principal.

Mientras aguardábamos, Theo decidió ponerse cómodo en los sillones que se encontraban en el galpón, no sé porque sentí el impulso de imitarlo, presentí que esperaría un tiempo largo, tal vez discutirían del sobre abrir o no, o tal vez solo harían como si no existieramos y ni siquiera abrirían la puerta, aun sabiendo que nos encontrábamos fuera, esperando.

-Theo...-llamé su atención y en el momento mi padre abrió la puerta, mirándome.

Me sorprendí un poco, quede muda y estática, Theo que se había dado vuelta en el sillón a mirarme, también los contemplaba sin hacer ruido e inmutarse si quiera.

-¿Qué necesitas muchacha?-fue lo más cariñoso que pudo salir de sus delgados labios, como hilo.

-Hola papá...-saludé, y el torció los labios, como si en ese momento hubiera chupado un limón.

-Ya me has escuchado, ¿a qué viniste?-moví varias veces el maxilar, pero no logré encontrar la manera correcta de comenzar tal noticia.

-Yo...-comencé.

Adolescente &quot;EMBARAZADA&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora