"Reinando en mi vida"
Una semana más del encuentro con Hillary, desde ese día habíamos quedado en vernos casi siempre, pero yo le había pedido que los encuentros se produjeran en nuestro departamento con Theo, omitiendo la incomodidad que sentía al salir de allí, sintiéndome vigilada.
Elvira había cumplido su cometido. Ahora en más, debía cuidar de un pequeño tesoro, como una bolita de pelos saltarina y juguetona a quien había llamado Tina. La perrita más hermosa del planeta, en serio que Elvira había sabido cómo sacarme las esperanzas y la buena vibra.
-Tina, ven...Mi vida, mi alma, mi pequeña Tina...-la llamaba desde bajo de la cama, donde Tina había llevado el par de mi sandalia, para mordisquearla a gusto.
-¡Es un terror! –comentó Elvira, tratando de sacarla con una escoba.
-Lo es. Pero no le hagas tan fuerte...-le dije mientras la veía hincarla en un costado.
Por fin la perra había accedido a salirse de allí con mi sandalia en boca, destrozada. Me sostuve la quijada al ver lo que aquel animal felpudo había hecho con mi zapato.
-Tina. Hoy no tendrás pate de pedigree. –amenacé a Tina, acariciándole la oreja.
Era imposible que me enojara completamente con ella.
Al momento, el timbre había sonado y Elvira se disponía a atender. Tina y yo jugábamos en la habitación y sobre la cama, acariciaba la cabeza de mi pequeño tormento diario, cuando Elvira entró confusa en donde nos encontrábamos.
-Es para usted. –dijo ella, aturdida.
Inspeccioné a lo que se refería. Se trataba de un sobre blanco sin direcciones, ni remitente, sólo mi nombre en letras grandes se avistaba justo al dorso del sobre.
-¿Para mi? ¿Quién te lo dio? –pregunté con intriga.
-Un niño. Pareciera que fue mandado a traértelo. –comentó ella, sentándose junto a mi en la cama. Le pasé a Tina, tomando la carta entre mis dedos y disponiéndome a abrirla.
La carta no estaba escrita a mano. Más bien había sido tipeada en alguna máquina, mi susto se avivó de pronto. Ni siquiera estaba fechada, era una carta muy poco sería la cual decía así:
"Melody...
Hola querida, ¿Sabes? Tenemos algo en común, si te lo dijera sería tan evidente.
La verdad es que me lo pregunto tanto, y no encuentro la justa respuesta a mis cuestiones. Tú no eres nadie, ni nada, creo que por aquello de la compasión inherente, debemos de sufrir las dos tal cosa...Sé que no entiendes nada. ABSOLUTAMENTE.
Sólo te avisaré lo siguiente. Sufrirás las consecuencias de tu insolente e intransigente actitud.
Como te he dicho no eres nadie. Ya estas comunicada, no puedes hacer nada para remediarlo.
Debes desaparecer querida, si no lo haces no podré descansar.
Tu nueva aflicción.
L.
PD: Estas siendo vigilada, no te lo creas tanto...no eres tan importante, recuérdelo."
Mis ojos se abrieron de par en par ante la sorpresa de hallarme víctima de algún loco, que ni siquiera tenía fundamento para "desaparecerme" y lo que es peor, acusándome de tener algo en común con él/la. Las cosas se ponían graves y torcidas cada vez, no salía de una para meterse en otra. Tom había tenido absoluta razón al decírselo.
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Adolescente "EMBARAZADA"
Teen FictionMelody con 15 años de edad, proveniente de una familia religiosa, muy conservadora, se encontraba en un dilema terrible. No sabía cómo decirle a sus padres por lo que estaba pasando, ella no sabia como ellos (sus padres) reaccionarían ante tal notic...