capítulo 1

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                                                   "No quiero vivir"

Bendita la hora que mis padres me habían regalado un auto, no era la gran cosa, pero un auto, es un auto.

Tomé las llaves de mi coche, y maneje hasta el departamento de Theo. El me había entregado las llaves cuando le pedí ayuda con esta situación, la de estar embarazada de él, tal vez ya sabía la decisión que iba a tomar, no encontraba más sentido a la vida, ¿Qué pensaría mi madre? Creo se sentiría decepcionada de mí, lo creo, y obvio no la culpo, siento una decepción sobre mi misma también.

Dirán que mi esperanza es este niño, pero no se imaginan lo estresante que me resulta pensar en mi futuro con él a cuestas, no estoy siendo dura, solo realista.

¿Qué podría brindarle yo a un niño? Tan solo soy una niña más, una niña cuidando a un niño, no es para nada una maternidad responsable. Lo peor, el embarazo precoz es de gran peligro, podría dañarme de alguna manera, y si fuese así, y muriera, dejaría a mi bebé desamparado, en un orfanato ¿Tal vez?, créanme no es eso lo que deseo para su futuro.

Tampoco deseo abortarlo, no podría tener el coraje de caminar por ahí, con la cabeza en el cuello, sabiendo que asesiné a mi propio hijo, como una maldita egoísta. Prefiero morir con él, sabiendo que ni yo quedo viva para hacerlo sufrir, y él tampoco, para sufrir por mi causa.

Indiqué al ascensor el número 15, piso donde vivía Theo, si, ¡vivía solo!. ¡Vamos!, sé que se preguntarán, pero, él tenía ya 18 años, había trabajado desde los 16, y al cumplir la mayoría de edad lo ascendieron, dándole un mejor puesto, y mejor salario...El no era una de una familia de escasos recursos, más bien, se encontraban bien posicionadas, tenían una empresa donde elaboraban químicos farmacéuticos o algo así. Nunca iba a su departamento, si lo hacía me imagino, era para llevar a alguna que otra chica fácil, solo los fines de semana, por cierto, era martes, y yo iba decidida, buscando el número de cuarto.

Llegue frente al 501, ingresé en el, su aroma estaba en todo el lugar, olía como a madera recién cortada, mezclada con limón, o algo de aroma cítrico, abrí las puertas de su balcón de par en par, y salí, sintiendo el viento fresco contra la cara, acariciando cada una de mis facciones, adoraba ese sentimiento de libertad, respirando aire puro, olvidando todo. Subí a las rejas, primero pasando un pie, el derecho, y luego el izquierdo, me atajé unos minutos por las rejas de seguro que tenía el balcón, respirando por última vez el aire puro, llenando mis pulmones de ello, era algo irónico, querer recibir soplo de vida cuando lo que estaba a punto de hacer iba contra todo lo que apreciara la vida, y contra todo lo que me habían enseñado

-Perdóname Jesús, Perdóname Dios...NO QUIERO MORIR SABIENDO QUE HASTA USTEDES ME ODIAN, ¡POR EL SIMPLE HECHO DE HACER ESTO!- Grité a los cuatro vientos.

Me solté y mientras me balanceaba para delante sonreí un poco, <¿Lo había hecho? ¡VAYA! Nunca lo habia...ESPEREN, sigo pensando, lo que significa que sigo... ¡viva!.>

Abrí los ojos lentamente, uno por uno, ¡no podía creerlo!, no había muerto gracias a, no podía ser o ¿si?, Theo me había sostenido de las caderas con fuerza. ¿Por qué no me dejaba morir tranquila? ¡Arruinaba todo, el arruinaba toda mi maldita vida!

-Ven, ¡ven!- me gritó, lo miré con los ojos bien abiertos, una mirada de espanto. El trata de darme vuelta, para pasarme al lado seguro. –¡Que vengas te digo!, mierda, ¿Qué tratabas de hacer?, No te das cuenta, no es una solución. –dijo, yo solo me dejé cargar por el, depositándome segura en el piso del balcón, sostuvo mi mano y me abrazó de modo fraternal.

-¿Por qué me salvaste? No lo necesitaba, quería morir, ¿no te das cuenta?- le reclamé, con los ojos llorosos.

-¡Claro que me doy cuenta! No soy tan idiota. –contestó.

Adolescente &quot;EMBARAZADA&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora