Capítulo 8

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ᚢ︍ ᛖᛚ ᛗᚢᚾᛞᛟ ᛞᛖ‍ᛗᚨᛊᛁᚨᛞᛟ ᚷᚱᚨᚾᛞᛖ ᛈᚨᚱᚨ ᚾᛟ ᛞᚨᚱ ᚱᛁᛖᚾᛞᚨ ᛊᚢᛖᛚᛏᚨ ᚨ ᛗᛁᛊ ᛊᚢᛖᚾᛟᛊ

"...y el mundo demasiado grande para no dar rienda suelta a mis sueños"

— Jack sabes de sobra que me gusta tocar sentada en la barra — dijo Lyra viéndolo acabar de montar una tarima que había comprado.

— Oh venga, serás la primera en tocar y cantar ahí, la he comprado para eso, he visto lo bien que va el negocio desde que haces algo de música — últimamente Lyra había ido varias noches a tocar, Jack se dió cuenta de que cuando había música, el negocio le iba mejor y decidió explotar esa nueva opción.

— Tocaré una canción, si no me gusta me verás en la barra, donde siempre — dijo obteniendo como respuesta un suspiro de resignación del camarero — Porcierto, yo mañana me iré otra vez, estaré fuera unos días, quizá si contratas a alguien unos días a la semana te sirve para mantener los beneficios, que yo viajaré mucho.

— Pero has pagado la habitación para un mes más, no?

— Si, si, eso se mantiene no te preocupes. Y seguramente me quede un mes más a parte del que ya está pagado, pero ya iré viendo.

La luna se podía ver desde la ventana que habia al lado del mini escenario que Jack había montado, era bien entrada la noche y Jack, como otras noches que ella tocaba, la había invitado a cenar. Kenaz, esa noche decidió estar con ella en el bar, se sentó en un rincón al lado del escenario y se sentó vigilante.
Vió a Smoker entrar, iba con la chaqueta abierta y sin camisa debajo, mostrando su torso musculado, como siempre. Cada vez a Lyra le costaba más desviar la mirada de él. Daba igual lo que estuviera haciendo, quería sentir de nuevo el tacto de su piel y su olor tan cerca como el otro día. Desvío su atención a su laúd porque se le estaba calentando la cara y no quería ponerse roja.

Tras él entraron otros clientes que querían un plato caliente para cenar o una jarra bien fría de cerveza, la noche arreciaba, era fría y nada entraba mejor que comida y bebida en un buen bar. Smoker había ido directo a su taburete en la barra.
Lyra tocó una de las primeras canciones que ya había tocado en ese bar. Muchas personas ya la reconocían: Hands of Gold

A media canción una pareja se animó a bailar, otras noches también pasaba y era un indicio de que Lyra lo estaba haciendo bien. Nada la alegraba más que esa muestra tan sincera de diversión. Poco más tarde que ellos se animaron unos pocos más.

Lyra alguna noche en lugar de cantar enseñó el baile estándar para esas canciones más folclóricas, y desde entonces más gente los empezó a imitar, sin necesidad de que Lyra interviniera. Aquel bar por las noches se transformaba. Se transformaba en la plaza de su pueblo en fiestas: animado, con música, gente bailando, riendo, bebiendo y comiendo... Ella era realmente feliz. Y Smoker lo veía. Se fijaba en como le brillaban los ojos cuando miraba al público, viéndolos reír y bailotear, contándose anécdotas, haciendo cosas más convencionales... Le gustaba formar parte de esos momentos, aunque nunca llegase a conocer a esas personas, se sentía parte de ellas.

Cuando paró para beber agua se fijó en que Romulus entraba al bar. Se sorprendió porque ya se había olvidado de él pensando que se había ido de la isla o que ya no querría saber de ella. Después se acordó que justo ese día hacia dos semanas desde que le dijo que se iba «que poca gracia le hará cuando escuche que me vuelvo a ir» pensó devolviéndole el saludo con un movimiento de cabeza antes de volver al taburete en el que tocaba.

Volvió al taburete del pequeño escenario y siguió con otra canción que le recordaba a las fiestas de su aldea: Sara was never
Y cerró la noche con su canción favorita: Rose tattoo.

La Última VikingaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora