Capítulo 16

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ᛊᛟᛗᛟᛊ ᚢᚾ ᛈᚢᛖᛒᛚᛟ ᚠᚢᛖ‍ᚱᛏᛖ  ᛈᛖ‍ᚱᛞᛖ‍ᚱ ᚢᚾᚨ ᛒᚨᛏᚨᛚᛚᚨ ᚾᛟ ᛊᛁᚷᚾᛁᚠᛁᚲ︍ᚨ ᛈᛖ‍ᚱᛞᛖ‍ᚱ ᛚᚨ ᚷᚢᛖ‍ᚱᚱᚨ

“Somos un pueblo fuerte, perder una batalla no significa perder la guerra”

La tormenta azotaba la isla con violencia, la adrenalina que las fuerzas de la naturaleza le transmitían a la vikinga la mantenia en vela y deseosa de salir hacia la tormenta.

Lyra necesitaba ordenar sus ideas, estaba en auge y creía que tenía la solución. Si era capaz de leer aquellas runas, podría hacer el contrahechizo.

Quiso salir, pero Kenaz le llamó la atención. Kenaz quería dormir y Lyra debía respetarlo.

— Lo pillo compañero, hora de dormir, pero me debes una tormenta — le dijo divertida viendo la expresión de hastío del dragón, sacó el saco de dormir y lo puso en la estructura de madera que hacía de cama, al lado de donde Kenaz se había sentado. El sonido del viento intimidaba, hacia creer que la isla entera saldría volando de no ser por el hielo que la sujetaba, y nada le parecía más atractivo a la joven Vikinga.

Aquella noche, imponiéndose a las fuerzas de la naturaleza, aquellos latidos que no sabía identificar se hicieron presentes. Sentía un dolor leve en el pecho que podría, perfectamente, anunciar un nuevo ataque.
Pero no llegó.

Cada vez que se iba a dormir se acordaba de Smoker, era como si le faltase algo, pero a la vez no.
No podía olvidar el primer momento en que lo vió, sobretodo porque consiguió acercarse a ella burlando sus sentidos sin que ella ni el dragón lo notasen... «¿Quizá muestro tanto interés en él para tenerlo de mi lado y no en mi contra?» buscaba explicaciones a sus sentimientos, aunque no la convencía. «Pero uf... Esa voz tan grave y sexi me tiene cautivada»

Sonrió recordando la sorpresa en los ojos del marine cuando llegaba a la base cargando con hombres el doble de pesados que ella, o sorprendiéndolo y entrando como un torbellino en su oficina.
Aquellas palabras resonaron en su mente "No te miraba con asco, sólo que, no quería reconocer que alguien como tú fuese hija de uno de los hombres más peligrosos para el gobierno"

"Uno de los hombres más peligrosos para el gobierno" se repitió, «¿Porqué? si su padre jamás se había metido con nadie que no se lo buscase, ¿era uno de los hombres más peligrosos para el gobierno? Si el león dorado y los piratas Rocks entre otros fueron unos auténticos genocidas, ¿porque mi padre iba a estar a esa altura?»

Kenaz se acurrucó a su lado para que Lyra no pasase frío, aunque con las ropas que se había puesto estaba a la temperatura ideal, lo necesitó.
Ese frío no era natural.

Lyra se despertó por la noche, cuando oía truenos se quedaba a mirar el espectáculo por los huecos del entramado de madera que protegía la ventana.
Llegó incluso a ver los últimos coletazos de la tormenta antes de marcharse y dejarlo todo en calma.
Al acabar la tormenta se volvió a meter en la cama, Kenaz dormia plácidamente estirado a lo largo sobre sus patas. Cuando Lyra se acercó a él, le dió otro ataque.

Cayó de rodillas y se intentó aguantar con las manos en el borde de la cama, se le estaba nublando la vista y poco a poco ese dolor ya tan familiar la fue sometiendo. La conciencia le duró tanto tiempo como pudo luchar, pero perdió la fuerza en sus brazos y cómo pudo se dejó caer de lado, para quedar así y no tragarse la lengua antes de perder la conciencia.

La Última VikingaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora