La Última Vikinga

Capítulo 19

ᛚᛟᛊ ᚠ︍ᛁᚠ︍ᛟᛊ ᛃᚨᛗᚨᛊ ᛟᛚᚠ︍ᛁᛞᚨᚱᛖ‍ᛗᛟᛊ ᚲ︍ᚢᚨᚾᛞᛟ ᚨᚲ︍ᚨᛒᛖ ᛖᛊᛏᛖ ᛁᚾᚠᛁᛖ‍ᚱᚾᛟ ᛚᛖᛊ ᛞᚨᚱᛖ‍ᛗᛟᛊ ᛖᛚ ᚺᛟᛗᛖᚾᚨᛃᛖ ᚲ︌ᚢᛖ ᛊᛖ ᛗᛖ‍ᚱᛖᚲ︍ᛖᚾ

“Los vivos jamás olvidaremos. Cuando acabe este infierno les daremos el homenaje que se merecen”

— Kenaz! Es plasma! Lo has conseguido campeón. Eres increíble. — Kenaz disparó otra ráfaga que resultó en una nube de humo, la atravesaron llenos de euforia.

Siguieron entrenando un rato, probando y comparando las dos ráfagas que podia escupir kenaz, fuego y plasma hasta que llegó a su límite de ráfagas. 13 en total.

Escuchó el estómago de Kenaz rugir, seguro que requería bastante energía. Por suerte había oído hablar de que en el East Blue había un barco restaurante muy famoso.
Y la curiosidad y la gula los llevó siguiendo el agradable olor de la comida.

No tardaron en ver un extraño barco, de forma circular y con la cabeza de un pez en proa, en el centro tenían un edificio de un color verde pastel, estaba formado por varias plantas.

Una pista que les indicaba que era un restaurante eran los diversos barcos que había amarrados a los cabos de amarre del restaurante. ¡Incluso había un barco de la marina!
— Adelante — sonrió empezando a salivar por el olor.

Aterrizaron en cubierta, justo delante de la puerta principal, nada más cruzar la puerta un joven rubio se acercó a ella, se arrodilló y la tomó de la mano.
— Señorita — Lyra retiró su mano enguantada, que raro era.
Kenaz bufó haciéndose notar.

El chico se levantó, acomodó su ropa y los acompañó a una mesa.
— ¿Mesa para los dos o solo para ti? — preguntó pasándole el brazo por el hombro y llevándola a la mesa.

— ¿Le dejáis entrar en el restaurante? ¿Y... lo tratarías como un cliente? — preguntó sorprendida sin apartar el brazo de su hombro.

— Por su puesto, todo el que tenga hambre es bien recibido, aquí hemos dado de comer a bestias peores — dijo en voz baja señalando a un hombre con el pelo rosa y unos nudillos de hierro.

No pudo evitar reír. Kenaz resopló por la actitud de Lyra, pero al no ver peligro los acompañó tranquilamente.
— Aquí tienes — dijo poniéndole un mantel a una de las mesas libres que quedaban.

Estaban cerca de la cocina, delante de la mesa había unas escaleras y si se ignoraba el bullicio del comedor, podías oír gritos y algún golpe en la cocina capaces de intimidar a cualquiera.
—¿Que pasa ahí dentro? — le preguntó al chico ahora que la había soltado. Se fijó bien y parecía que tenía su edad.

— Nada, son como animales. Pero cocinan bien — le guiñó un ojo y se retiró.

— ¿Que te parece, Kenaz? — el dragón estaba sentado al lado de Lyra, aunque la mesa era redonda no tenía porque ponerse en frente. El dragón miró a su compañera con cara ilusionada, era como un cliente más.

Desde donde estaba sentado tenía controlado todo el restaurante asique le parecía bien.
Lyra tenía también controlado un buen ángulo al estar de espaldas a la cocina. Puso su mochila segura entre sus pies, el sombrero reposaba en su espalda y se reclinó acomodándose en la silla. Al acabar de acomodarse salió el mismo joven con la carta.
— ¿Que quieres beber? — preguntó tendiéndole la carta — Tómate tu tiempo, en un rato te tomamos nota, si ya lo tienes solo llámame, me llamo Sanji — dijo de una forma muy caballerosa.

— Yo Lyra, y... Ponnos agua a los dos porfavor — dijo sonriéndole, el camarero se fue casi flotando sacándole una carcajada a Lyra.

Y tal cómo se fue, volvió con las piernas hechas un remolino y con una botella de agua para la chica y una garrafa de agua partida por la mitad para que el dragón pudiese beber cómodo. La depositó en el suelo y se fue con ojos de corazón al ver la tierna sonrisa de Lyra.