Vane

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- ¿me puedes explicar qué se te ha perdido en tu casa? - me ataca Clint una vez entro en la tienda. 

- he oído que algunos de nuestros hombres se metieron en una pelea con los hombres de Mario y tengo a dos medio muertos - digo enfadado. 

- mira el lado positivo, al menos siguen vivos, no como los tres de Mario a quienes tus hombres metieron balazos hasta matarlos - me recrimina Clint. 

Nos miramos, estoy realmente molesto. 

- quiere explicaciones 

- pues mándales a los idiotas que se metieron en la pelea 

- quiere explicaciones contigo 

Gruño. 

- ¿acaso no pueden estar tranquilos un par de días sin meterse en problemas?

- es lo que pasa cuando les tienes acostumbrados a pasar poco tiempo en tierra y de repente mucho, se aburre y no es que sean muy diplomáticos la verdad... poca paciencia, ese es otro de sus errores - dice Clint como si nada. 

Le miro furioso, pero me contengo. 

- iré a ver a Mario

- tarde, ya está aquí 

Le miro amenazante. 

- bien, pues que entre. Y quiero que les digas a los hombres que zarpamos hoy mismo, ¿no saben estar en tierra sin traerme problemas? bien, pues que se jodan y de vuelta al mar

- no Vane... - se empieza a quejar Clint.

- cierra la boca y obedece - digo con tono despiadado. 

Clint aprieta los labios, asiente y se va deprisa. 

Me siento en mi silla y resoplo muy molesto. 


Sé que lo que debería molestarme sobre todo es haber tenido que pagar a Mario, un capitán idiota y estúpido, que solo sabe emborracharse y ponerle los cuernos a su mujer con putas, por el incidente que empezaron mis hombres y del cual tres de los suyos murieron. Pero lo que más me enfada, es haber tenido que embarcar sin ni siquiera haber regresado a casa y verla por última vez antes de irme ni explicarle lo sucedido. 

Tan solo pude encargar como la otra vez, a un empleado de mercader que entregue un saco con suministros y comida a la puerta de mi casa. 

Algo en mí me inquieta, porque cuando lo normal en mí es querer zarpar cuanto antes y volver al mar, esta vez algo en mi interior nubla ese pensamiento y me hace querer quedarme y cenar con aquella extraña mujer. 



En nuestra búsqueda del botín en una isla algo apartada del archipiélago, encontramos un barco español de guerra. 

Todas mis prioridades cambiaron al verlo. 

Ya que deduje que lo que están haciendo es poco a poco, rodearnos y atacar en el momento menos esperado. 

Puse rumbo de nuevo a Tortuga. 

Debo hablar con el gobernador. 


Tardamos diez días en regresar. Tuvimos imprevistos como encontrarnos un barco mercantil, decidimos naufragarlo y llevarnos el botín ya que habíamos prescindido del original. 

Al regresar a Tortuga, no tardé en ir con el gobernador. 

- debemos prepararnos 

- Vane, cálmate 

Amor entre un pirata y una exesclava.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora