Lina

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Las bombas y cañonazos tardaron en oírse hasta bien entrada la noche. 

En un momento miré por la ventana y vi la humareda de incendios que ocurría en el puerto. 

Sentía miedo. Miedo por Vane. 

Recé porque él no muriera. 

Cosa que me sorprendía pues hasta hacía poco rezaba porque todos los piratas murieran y no quedara uno en la faz de la tierra. 

Pero desde entonces todo había cambiado. 

Todo. 

En un momento dado, alguien golpeó la puerta preguntando si habría alguien en la casa. Yo corrí aterrorizada al cuarto y me escondí como Vane me había mandado. 

Sentí y oí cómo el sujeto entró en la casa y se puso inspeccionarla en busca de alguien.

Temblando, preparé mi pistola por si llegaba el caso de que abriera el armario y me descubría. 

Estaba completamente asustada. 

Gracias al cielo, el extraño se fue. 

En eso, me quedé mirando y contemplando el arma que él me había dado. 

La acaricié pensando en el único hombre que no me producía terror. 


A la mañana siguiente la batalla había terminado. 

Yo no había dormido en absoluto, fui incapaz. 

Esperé y esperé a que él regresara. 

Pero el no aparecía.

No sabía qué pensar, no sabía que hacer, confiar que realmente él no moriría como él aseguraba o abrazarme a la realidad de que él no regresaba y podría significar que ha sido encarcelado o peor, muerto. 

Ni siquiera sabía si habían ganado los piratas o los españoles. 

Suspiré cansada. 

- solo me queda esperar... 


Pasaron uno, dos y hasta tres días. 

No oí ningún otro cañonazo o vi algún incendio. La calma había regresado. 

Pero él seguía sin regresar. 

Esperé y esperé. 

Pero él seguía sin volver. 

Ni siquiera sabía si habían tenido éxito o de lo contrario, los españoles habían ganado la batalla y se apoderaron de la isla. 

Suspiro mientras pienso. 

Si él no regresa, me conviene que hayan ganado los españoles, ¿no? Vivir en una isla pirata debe ser... aterrador... 

Me estremezco. 

La casa estaba hecha una ruina. 

Limpié y ordené por encima, recogí la basura y destrozos, pero no fui capaz de hacerlo a fondo debido a mis temores principales como la inquietante espera de que él regresara.

Estaba realmente preocupada.

La comida y el agua se está agotando.

Apenas dejaron algo los hombres tras su marcha a la batalla.

En algún momento deberé salir o moriré de hambre. 

Pero... ¿seré capaz de hacerlo? 

Miré por la ventana apenada y desesperanzada. 

Amor entre un pirata y una exesclava.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora