Lina

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Obedecí sus pautas y descansé, dejé que mis heridas sanasen. 

Pensé en sus palabras. 

Pero sobre todo en el momento en el que me curó las heridas de la espalda, sentir el roce de sus dedos en mi piel, delicado, suave, lento... su aliento tocar mi espalda... 

Cierro los ojos. 

Jamás pensé sentirme de nuevo cómoda o al menos no aterrorizada por el contacto de un hombre. 

Respiro. 

Miro por la ventana, se va hacer de noche y todavía no ha vuelto. 

¿habrá embarcado? ¿vendrá? ¿no vendrá? 

Por qué me hago estas preguntas. 

No tiene sentido. 


Enciendo una vela en la sala, me siento en el sillón y como un poco de sopa. 

En eso, se oye un caballo llegar y detenerse, como siempre yo me pongo nerviosa y el sentimiento de miedo resurge en mí. 

Se abre la puerta y le veo entrar. 

Mi cuerpo se relaja al instante. ¿por qué?

Le miro sin decir nada. Todo está oscuro excepto por mi vela. 

Él me mira. 

Se acerca a mí, se detiene y saca algo de un saco. 

Me lo ofrece. 

Miro sin entender nada. 

¿Es un trozo de tela?

Lo acepto sin saber de qué se trata. 

- es... - empieza a decir justo cuando lo extiendo y veo lo que es. - un vestido... 

Aquello me deja atónita. 

¿un vestido? 

Le miro incrédula. 

Sus comisuras de arquean levemente. 

- a este paso me voy a quedar sin ropa - dice mirando lo que llevo puesto. Entiendo, al quitarle su ropa no tiene qué ponerse. 

Dios mío, qué vergüenza.

Me sonrojo. 

- l-lo siento... lo siento mucho - agacho la cabeza.

- es una broma - parece decepcionado. - supongo que te sentirás más cómoda con ropa de mujer - explica el motivo. 

Pego el vestido a mi pecho. 

- no sé qué decir... - digo tímida - g-gracias... 

- es la primera vez que lo dices 

Le miro espantada. Tiene razón. 

- siento mucho mi mala educación... le ruego que... 

- no te disculpes, ni tampoco me trates de usted - dice - ya te lo dije, no eres mi esclava, no quiero esclavos en esta casa 

Le miro. 

- cómo está tu espalda 

- mejor... 

- ¿has descansado? 

Asiento. 

- bien 

Se acerca a mí y me rodea. Se sienta en el sillón y se quita las botas. 

- dormirás en la cama de arriba

- pero... 

- será lo mejor para tu espalda - dice como si nada - además, estoy acostumbrado a dormir donde sea, me da lo mismo una cama que un sillón

Amor entre un pirata y una exesclava.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora