Verdades y mentiras:

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Apolo se preparó para salir, pero Artemisa lo detuvo de inmediato.

—Ni siquiera tú eres capaz de acertar un disparo a Hermes en movimiento—dijo.

—No voy a dispararle—respondió Apolo—. Voy a alcanzarlo.

—Es el dios más rápido que existe.

—¿Ah sí? ¿Recuerdas quién ganó los primeros Juegos Olímpicos?

Artemisa miró nerviosamente a su hermano.

—Hermes no estaba usando sus sandalias aladas.

—Y yo no estaba volando.

La diosa de la luna quiso seguir protestando, pero Apolo la detuvo mirándola a los ojos.

—Cada milisegundo que no estoy tras Hermes, son decenas vidas perdidas.

El dios de la luz se elevó por el cielo y salió disparado a toda velocidad.

Es difícil explicar qué tan rápido puede infectar el mundo alguien moviéndose a súper-velocidad. La muerte esparciéndose más rápido que la velocidad del sonido. Decenas de comunidades de supervivientes alrededor del mundo cayeron en tan sólo un par de segundos.

Apolo empezó a deshacerse en el aire, convirtiéndose en un as de luz dorada que atravesaba el mundo y se elevaba en las alturas. Su excelente visión de arquero divino le permitió divisar la veloz figura de Hermes moviéndose a toda velocidad.

Apolo sobrevoló los mares y la tierra tan rápido que el aire se incendiaba a su paso. Finalmente, logró ver a Hermes, a sólo unos metros de él.

Por desgracia, el mensajero divino le devolvió la mirada.

Apolo preparó su puño, y en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, partió a la mitad de un golpe a su medio hermano.

—Adiós... Hermes...

Entonces, el dios de la luz sintió un terrible ardor en el pecho. Apolo se detuvo en el aire y se miró a sí mismo, con una gran marca de rasguños en el pecho.

—Hijo de...

El veneno del vrykolakos rápidamente llegó a su corazón y se empezó a extender por todo su cuerpo. Apolo estaba desarmado y no tenía como quitarse a sí mismo la vida. Como medida desesperada voló a toda velocidad hacia la fosa de las marianas e intentó llegar hasta lo más profundo del mar. Rezando por que la presión lo aplastase o algún monstruo lo devorase.

Pero no tuvo suerte, el océano empezó a hervir y con un estallido solar, Apolo subió a la superficie. Una vez más, con ojos lechosos y sin vida, desatando una tormenta de fuego dorado que fue capaz de verse en todo el mundo.

Una vez más, Tarquinio les había robado la esperanza a los supervivientes del fin del mundo.







TORRE DE NERÓN, MANHATTAN

Más fuerte que Ares, más rápido que Hermes, más hermoso que Afrodita y más brillante que Helios.

Apolo era sin duda el segundo dios más poderoso del Olimpo. Y con Zeus fuera del juego, el señor de la luz era el mayor peligro en todo el cuerpo de la primordial Gaia.

La luz de la verdad que repartía el conocimiento del futuro. La alegre voz que cantaba canciones y llenaba de música al mundo. El arquero que protegía y amenazaba desde las alturas.

Apolo no era el mismo que era antes de ser infectado, sus cuatro meses como humano antes de que comenzase el fin del mundo lo habían convertido en una mejor persona.

Pero a las mejores personas muchas veces les esperan los destinos más trágicos.

Para cuando el emperador Nerón y los aliados que había reunido en su "impenetrable" fortaleza se quisieron dar cuenta...

Un as de luz ya había partido su edificio por la mitad, y una explosión dorada destruyó Manhattan una vez más.

Fue en ese momento que los dioses supieron que si iban a atacar, si iban a intentar plantarle cara a Tarquinio, ese era el momento.

Pero primero, tenían que acabar con Apolo, el, hasta el momento, último dios infectado, que también había sido el primero de ellos en caer.

Tarquinio: el Rey de los No MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora