CAPÍTULO 43

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Alemania: M*erda... - se quejó al sentir todas esas miradas.

El joven limeño se dirigía a la habitación de su padre, un poco más tranquilo que la mañana... aún tenía a la pequeña provincia entre sus manos, ella no quería separarse del más alto... tenía tanto miedo por el horror que pasó con el peruano.

Una vez frente a la puerta, soltó un suspiro un tanto largo... se armó de valor y abrió lentamente la puerta - Padre... voy a pasar... - no hubo respuesta alguna, cerró la puerta tras de sí y vio a su padre al otro extremo de la habitación - ¿Padre? - lo llamó.

Perú: Lárgate... - este veía detenidamente un documento entre sus manos.

Lima: Padre, por favor... yo quiero hablar contigo... - tenía un poco de miedo, estaba temblando.

Perú: He dicho que te largues... - repitió, se sentó de nuevo para continuar con su trabajo - ¿Acaso no entiendes?

Las lágrimas se acumulaban bajo los ojos del más joven - Padre... yo... - bajó la mirada - Perdóname por favor... perdón por avergonzarte frente a todos, perdón padre... - por fin rompió en llanto - Es solo que... nunca me dejas explicarte y siempre fue así... sé que es para ser mejor en todo pero usted sabe que esto de ser la capital es nuevo para mí... y acostumbrarme en poco tiempo no es lo mío... - miró por fin a su padre, este ni siquiera se atrevió a mirarlo.

Perú: Sal de aquí Lima... estoy ocupado... - por fin lo miró, esos furiosos ojos dorados hicieron que diera un brinco del susto.

Lima: Si... padre... - hizo una leve reverencia, salió de la habitación y estando fuera lloró en silencio.

México: Lima... ¿estás bien? - se acercó al menor.

Lima: Si... sí estoy bien, no se preocupe... - sonrió suavemente y se dirigió a su habitación.

México: Mmmm... - esa respuesta no le convencía, no esperó más y se adentró a la habitación del amargado de su hermano - Perú... ¿podemos hablar? - dijo cerrando la puerta tras sí.

Perú: Si hermano... hablemos... - soltó un suspiro para invitarlo a sentarse, era su mayor y no tenía derecho a decir un "no" ante su petición... aunque eso no se cumplía siempre.

En otro lado...

Nuestro joven limeño estaba en la cama de su habitación, mirando con tristeza a su pequeña provincia. Se sobresaltó un poco al escuchar un toqueteo en la puerta - ¿Quién? - miró curioso la puerta.

Alemania: Soy Alemania... ¿puedo pasar? - Lima no quería ver a nadie, pero el alemán le hacía sentir bien de alguna manera.

Lima: Puede pasar señor Alemania... - sonrió un poco al ver como el menor entraba a su habitación - ¿Qué es lo que deseas?

Alemania: Solo quería conversar contigo - mostró una suave sonrisa - Me agrada la idea de convivir y llevarme bien contigo y tus hermanos, son muy agradables

Lima: Usted... también me agrada mucho señor Alemania - sonrió de vuelta, aunque su sonrisa fue reemplazada con una expresión preocupada.

Alemania: ¿Qué pasa? - tal vez había pasado algo con el peruano.

Lima: Es... mi padre... - respondió - Cuando fui a hablar con él, ni siquiera me escuchó... solo me pedía que saliera de su cuarto, tal vez siga molesto... - concluyó con tristeza, su padre ni caso le había hecho.

Alemania: No creo que Perú siga molesto, sólo... estará reflexionando o algo por el estilo -al parecer su pareja entendió mal lo que le dijo - Se le pasará mañana, no te preocupes...

UN NUEVO CAMBIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora