CAPITULO 3- Angel

81 7 1
                                    

Sin duda hoy es un día común, el viento sopla fresco, las aves cantan, el olor a flores recién cortadas llena el ambiente, las parejas enamoradas pasan caminando como siempre... en fin.

Me llamo Angel Donaire

Tengo 16 años. Soy originaria de aquí mismo, París Francia. Se creerá que por ser Parisina mi vida es un sueño, que vivo cada día como una hermosa aventura y en las noches disfruto de una espectacular ciudad donde todo puede pasar. Pues... no, mi vida es muy ordinaria, no vengo de una familia rica ni mucho menos exitosa.

Hoy es un día igual a los demás, como la mayoría del tiempo, acompaño a mi hermano mayor al parque a que toque el acordeón. No, yo no toco el acordeón como el, simplemente soy su acompañante. Me siento en el estuche del acordeón y solo observo como las monedas de las personas que lo oyen tocar caen tintineando en el sombrero que colocamos en el suelo. No es que me encante el hecho de estar sentada ahí sin hacer nada, lo hago porque, como recompensa, me da unas cuantas monedas de las que gana.

El día de hoy, hasta este momento no hemos ganado nada, han pasado unas cuantas personas pero no se han tomado la molestia de lanzar una moneda. Pasa una pareja, los típicos enamorados que pasean seguido por este parque. La chica se detiene a escuchar un momento y el chico al ver que ella deja de caminar también deja de hacerlo, la chica sonríe y le susurra algo en el oído a su amado, al chico no parece importarle que lo oigan así que le responde en voz alta:

-no te preocupes mi cielo, tocare también esa canción para ti

Se alejan entre risillas tomándose más fuerte de la mano

Ver escenas asi no me molestan, me molestaría si no los comprendiera pero debo admitir que... Sí, estoy enamorada, hay una persona que acelera mi corazón, que me encanta ver cada día y que me hace sentir feliz. Pero solo hay un pequeño problema... es solo mi amigo.

Mientras estoy sentada oyendo a mi hermano tocar, viendo a esas parejas, solo deseo ir a buscarlo. Quiero verlo de nuevo y escuchar su voz. Observo el reloj y esbozo una enorme sonrisa cuando veo la hora. La cuestión es que quedamos de vernos a esta hora aquí en el parque, le propuse que saliéramos a pasear, a comer helado, a charlar un rato, me emocione demasiado cuando acepto. Hoy lo veré

Me levanto y me acerco a mi hermano que, hasta con los ojos cerrados sigue concentrado tocando una canción parisina. Le digo en el oído:

-ahora vuelvo, iré a ver a una amiga...

En ese mismo instante deja de tocar, la música se detiene en seco y me observa extrañado

-¿vas a ir a ver a una amiga?- me interroga desconcertado- ¿aquí? ¿Ahora?

No soy tan buena mintiendo así que rápidamente comienzo a ponerme nerviosa, tengo que inventarme algo lo más rápido posible

-si- al contestarle puedo notar que hasta mi tono de voz cambia cuando miento- de hecho la conocí por internet- tartamudeo un poco- quedamos de vernos hoy a esta hora en este parque

Sé que mi hermano no es tan inteligente como para descubrir que esto es una mentira, pero tampoco creo que sea tan tonto como para no darse cuenta que algo no anda normal

-no sé si creerte- me dice colocándose una mano debajo de la barbilla

-¡vamos! solo es una amiga- trato de sonar convincente

Me observa un momento tratando de encontrar algo en mis ojos, sé que de ese modo me descubrirá así que los cierro apretándolos mientras esbozo una sonrisa enorme

-está bien- dice finalmente- puedes ir...

-¡gracias Mishelle!- le agradezco gritando triunfantemente- ¡muchas gracias!

Me doy la media vuelta y estoy punto de correr cuando la voz de Mishelle me detiene

-ah... pero espera

Los nervios regresan a mí, temo no haberme salido con la mía

-¿qué pasa?- pregunto tratando de fingir tranquilidad

-puedes ir... pero con una condición: que de regreso traigas a esa amiga contigo

-¿Qué?

-¡De esa forma poder asegurarme de que no me estas mintiendo!

Me observa de modo acusador

-claro... si claro- vuelvo a tartamudear- voy a verla y la traigo para que veas que no soy mentirosa

Mishelle asiente y me hace una seña para que me vaya.

Trago saliva... me he metido en un problema.

Encontrar el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora