CAPITULO 10

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CELOSA

____ NORMAN

El teléfono sonó, cortando el aire con un timbre agudo, di un leve brinco antes de sacudir la cabeza, intentando salir del trance en el que había caído.

—Marketing Evans, buenas tardes.

—Niña, soy yo, Laura —la voz impaciente al otro lado de la línea me hizo parpadear.

Me enderecé en la silla.

—Ah... ¿Qué pasa?

—Vuelve a la tierra, niña. Jackson y sus chicas ya están aquí.

Cerré los ojos un segundo antes de responder.

—Ok. Que suban en quince minutos, le avisaré a mi jefe.

Colgué y solté un suspiro, pasándome las manos por la falda para alisar cualquier pliegue inexistente, luego me levanté y caminé hasta la puerta de la oficina de Chris, toqué dos veces con los nudillos.

—Adelante —su voz, grave y despreocupada, se filtró a través de la madera.

Empujé la puerta y entré. Chris estaba inclinado sobre su escritorio, hojeando unos documentos con la manga de su camisa blanca remangada hasta los antebrazos. Mierda, se veía condenadamente bien así, como si hubiera nacido para mandar y nadie pudiera desafiarlo, a su derecha, América descansaba en un sillón con una copa en la mano. La levantó levemente antes de darme una mirada evaluadora.

—Señor, Jackson está aquí —informé, manteniendo la voz firme.

Chris no respondió de inmediato. América, en cambio, sonrió con ese aire de suficiencia que me ponía los nervios de punta.

—Justo como ella —susurró, inclinándose hacia adelante—. Es perfecta.

Se levantó con un movimiento elegante, dejando la copa en la mesa, y se acercó a mí con la calma de un depredador acechando a su presa.

—Mírala, Chris.

Sentí su mirada antes de verla.

Chris levantó la cabeza con una lentitud exasperante, apoyándose en los codos sobre el escritorio, su mirada azul me recorrió con un estudio meticuloso, como si estuviera decidiendo qué hacer conmigo, deslicé mis manos por los costados de mi falda, incómoda con la intensidad de su inspección, pero no aparté la vista. Su atención se demoró en mi cuello, bajó por mis clavículas y continuó el descenso, lento y sin ninguna prisa, Dios, era insoportable.

Finalmente, alzó la vista hasta mis ojos y habló con voz ronca.

—Bueno, ella quiere que seas modelo para una línea de ropa.

Parpadeé, desconcertada.

—¿Qué?

Chris sonrió de lado, como si la idea le divirtiera.

—Sí, como escuchaste —intervino América con entusiasmo, cruzándose de brazos—. ¿No es una buena idea?

Intenté procesarlo, pero mi cerebro se negó a funcionar, Chris inclinó la cabeza, observándome con burla oculta en su expresión.

—Lo mismo le digo yo —dijo, relajándose en su silla— Tal vez tú no quieras hacer eso.

Su tono, ese maldito tono condescendiente, le sostuve la mirada.

—Puedo intentarlo.

Los labios de América se curvaron en una sonrisa victoriosa.

—¡Genial! Además, será un viaje de dos días, nada que afecte tu rutina.

Obscura Obsesión / Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora