64. Bienvenida

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Han pasado siete meses desde aquella reunión y ahora estoy a solo semanas de parir, mi mundo gira entre antojos, molestias y un esposo demasiado complaciente, pero hoy, en medio del calor y el caos  de la boda de Lizzie, siento que mi paciencia está al borde del colapso.

—No pienso bajar las escaleras caminando —gruño, cruzándome de brazos y mirando con frustración mi vientre enorme —¿No ves cuánto me estorba la barriga? — le grito a Lenny por el telefono.

Lizzie se ajusta el velo frente al espejo y me mira divertida.

—Cielos, Lizzie, ¿por qué tu boda tiene que ser en la playa? ¡El calor me pone de mal humor! —bufé, abanicándome con las manos.

—Habrá helados —responde despreocupada, mientras gira frente al espejo, examinando cada ángulo de su vestido.

Mis ojos, traicioneros y hormonales, se llenan de lágrimas de un segundo a otro.

—Te ves como un ángel —murmuro, sollozando sin razón aparente.

Lizzie se gira alarmada, pero enternecida, y se acerca para abrazarme con cuidado.

—Ay, cariño, no llores, que no hay nada más tierno que usted con esa barriguita.

— Es que me duele la espalda, tengo calor y tus pestañas son perfectas —sollozo, limpiándome las lágrimas con la mano mientras ella y Scarlett se estalan en risas.

Scarlett se acerca con un vaso lleno de jugo helado.

—Toma, beba el jugo del drama, señora Evans —bromea, guiñándome un ojo.

—¡No me provoques, Scar! —respondo, aunque termino riendo entre lágrimas. A pesar de todo, no cambiaría este momento por nada... bueno, tal vez el calor.

Después de tomar un sorbo de jugo, me incliné un poco hacia Scarlett, mi curiosidad ganándome una vez más.

—¿Los chicos saben quién viene contigo este día? —le pregunto, refiriéndome a su nueva pareja.

Scarlett, con su habitual confianza, sonríe mientras se retoca un mechón suelto de cabello.

—Tom dice que mientras yo sea feliz, no le importa soportarlos —responde con un encogimiento de hombros.

Así es, habla nada más y nada menos que de Hardy.

Lizzie, ajustando mi maquillaje con precisión, frunce el ceño.

—Insisto en que es una mala idea —dice en tono de advertencia, con la mirada fija en mi rostro como si estuviera dibujando un lienzo.

Scarlett suspira, claramente harta de los comentarios.

—Tranquilas, chicas. Además, él no vendrá... ¿o sí?

Lizzie y yo intercambiamos miradas.

—Dijo que tenía asuntos en la agencia —respondo, aunque un ligero tono de duda se filtra en mi voz. Scarlett rueda los ojos y toma un sorbo de agua.
—Entonces, ¿cuál es el problema? Hardy no es un monstruo.

Lizzie suelta una risita nerviosa mientras termina de retocarme. —Eso depende de a quién le preguntes —bromea, y las tres estallamos en risas, dejando a un lado cualquier tensión.

Acto seguido, Lenny aparece en la puerta, imponente y con esa expresión siempre tranquila que lo caracteriza.

—Dime que me bajarás en tus brazos, por favor —le suplico, llevándome las manos a la espalda como si todo el peso del mundo estuviera sobre mí.

Él suelta una pequeña carcajada, asintiendo.

—Claro que sí, señora Evans. Está en las mejores manos —me asegura mientras se inclina ligeramente para ofrecerme su brazo, como si fuera un caballero en pleno cuento de hadas —Las espero abajo, chicas.

Obscura Obsesión / Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora