37. El Beso que Despertó Nuestro Amor y Desató la Tormenta

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Carly

Mi infancia fue una mezcla de privilegios y crueldad. Crecí siendo la chica perfecta a los ojos de mi madre, quien se encargaba de pagarme clases de todo tipo y siempre exigía lo mejor de mí. Para ella, el éxito y la perfección eran las únicas opciones aceptables.Mi padre, por otro lado, era un hombre ausente y poco interesado en mi vida. Solo se limitaba a pagar por todo lo que mi madre exigía, sin preocuparse por mi bienestar emocional. Ambos, en su propia forma, contribuyeron a forjar la persona que soy hoy.

La noche se cernía sobre la ciudad, sus calles llenas de autos me hacían darme cuenta de la soledad y el silencio que había en mi habitación. Mi cuerpo era una figura solitaria en el balcón de mi apartamento. La luna, como un ojo vigilante, iluminaba mi rostro marcado. ¿Qué me lleva a los abismos más oscuros de mi alma?, me pregunto. La respuesta está en el sobre que sostengo entre mis dedos temblorosos.

Un sobre misterioso, sin remitente, que contiene fotografías crudas y reveladoras

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Un sobre misterioso, sin remitente, que contiene fotografías crudas y reveladoras. Fotografías de Chris, mi prometido y su amante. Una chica de veinte años, ojos azules y cabello oscuro, cuya juventud y frescura han cautivado al hombre que debería haber sido mi compañero.

- Maldita perra - escupo mirando a la foto de _____ -

Mi mente está fracturada, mis emociones retorcidas. El odio que me consume, me lleva al borde de la locura. Chris no me ama, lo sé. Pero no puedo aceptarlo. No puedo permitir que mi mundo se desmorone. Así que me aferro al compromiso, a la farsa de un amor que nunca existió, o si en algún momento lo hubo, yo misma me encargué de destrozarlo. Miro las fotografías una vez más. Los besos robados, las risas compartidas, las miradas cómplices. Cada imagen es un puñal en mi corazón.

De repente una tormenta de recuerdos me invaden, ellos habían tejido su amorío en la obscuridad, recuerdo el día en que llegue a Miami, en busca de el, con maletas y una buena botella de vino en su búsqueda

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De repente una tormenta de recuerdos me invaden, ellos habían tejido su amorío en la obscuridad, recuerdo el día en que llegue a Miami, en busca de el, con maletas y una buena botella de vino en su búsqueda. El aire salado me envolvía mientras recorría la casa, preguntando por él, pero Chris había estado allí y para mi llegada se había ido ya, en la ciudad que ahora me parecía hostil. Había estado con ella, compartiendo secretos y caricias bajo el mar, en la arena. ¿Cómo podía competir con eso?.

Obscura Obsesión / Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora