Chris, un apuesto empresario, posee la sonrisa, el físico y el rostro de un ángel, pero alberga pensamientos y una actitud de acero. Es el hombre perfecto a los ojos de cualquier mujer. El vive bajo el lema: "Es mejor atreverse que quedarse con las...
Despierto con la mente nublada, aturdida, el cuerpo me duele, con la vista borrosa, logro ubicar una ventana frente a mi, miro a mi alrededor, tratando de orientarme. Pero todo es desconocido, no reconozco la habitación, ni la cama en la que estoy acostada, intento levantarme y es ahí que me doy cuenta de que mi mano está atada a la cama. El pánico se apodera de mi al instante.
Los recuerdos me golpean como una ola, el atentado, los rostros de las personas, mis amigas. Mis ojos se ajustan lentamente a la oscuridad en medio de mi forcejeo con la cuerda veo a Chris sentado en la penumbra, su figura apenas es visible.
- Chris - comienzo, mi voz apenas es un susurro - ¿Dónde estamos? ¿Por qué me tienes así? - señalo la cuerda -
No responde de inmediato, solo me mira, su expresión inescrutable. Siento un escalofrío recorrer mi espalda.
- ¿Qué esta pasando realmente, Chris? - pregunto, mi voz más fuerte ahora. - ¿Qué está pasando? - repito
Veo cómo se tensa, su mandíbula se aprieta. algo en mis preguntas lo ha molestado, pero no puedo decir qué.
- Chris - insisto - necesito respuestas.
Pero él solo se levanta y se aleja, dejándome en la oscuridad con mis preguntas sin respuesta y un miedo creciente en mi corazón. Si el es necio yo lo soy mas, intento liberar mi mano que está atada, con un esfuerzo, logra soltarme para luego levantarme mis piernas temblorosas me permiten moverme por toda la habitación, enciendo la lampara junto a la mesita de noche, lo que me alumbra permitiéndome distinguir los contornos de los muebles y las ventanas. Me acero a una ventana, jalo la cortina mirando hacia fuera, pero solo veo la oscuridad de un bosque, puedo ver la espalda de Chris en el porche fumando un cigarro.
A pesar de la situación me niego a rendirme, tengo que entender lo que esta pasando, con toda la determinación de mi corazón decido caminar hasta la puerta y girar la perilla, que al instante sede abriéndome paso al resto de la casa. Me percato de que solo hay esta habitación, el pasillo es alumbrado por dos viejas bombillas, que me hacen encontrar una puerta antes de la escalera, puedo escuchar el ruido de afuera, asumo que es un balcón, continuo con mi recorrido, el miedo que me invade es desconocido, pues no me explico el porque siento miedo de que Chris me descubra.
Bajo las escaleras y la madera cruje, en mi exploración a mitad de la escalera encuentro otra puerta, sin pensarlo la abro, me encuentro con una especie de biblioteca tétrica, clásica de una película de terror, puedo asegurar que este despacho es un reflejo de su personalidad: ordenado, sofisticado y misterioso.
Dominado por una gran mesa de madera oscura, el espacio está meticulosamente organizado mientras que una de las paredes está adornada con un mapa del mundo, marcado con alfileres en lugares específicos. Una lámpara de escritorio arroja una luz suave sobre la mesa, me acerco llena de curiosidad, cautelosamente abro un cajo buscando un indicio de donde estoy, pero encuentro una serie de pasaportes falsos y varias identificaciones con diferentes nombres y fotos de Chris, comienzo a leer Ransom Drysdale, Cole Turner, Loyd Hansen, Ari Levinson todos con la misma cara, pero diferente caracterización.
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