| Capítulo 12.- Impotencia |

13.5K 843 336
                                    

Alexander

— ¿Alex? — Escuché la voz de mi padre en forma de eco —. ¿Qué tienes, hijo? — Estaba mareado, quise responder pero no podía hacerlo —. Dime, por favor — él estaba frente a mí, tomó mi rostro para que reaccionara, sólo lo miré sin expresión —. ¡¿Qué ocurre, hijo?!

Negué con la cabeza, << — Nada— musité con tristeza >> Pero no me ha creído, sabía que algo estaba mal, no podía decírselo, tenía que reaccionar, tenía que moverme. Estaba consternado, no sólo por lo que Sebastián estaba haciendo, sino, porque el dolor que sentía era tan fuerte que me confundía, ¿había sentido esto antes? Probablemente no...

Fue ahí en donde me levanté del sofá, después de una pequeña batalla verbal con mi padre, tratando de convencerlo de que no sucedía nada conmigo; decidí salir a dar una vuelta. ¿Pero en qué iba ayudarme esto? Si la imagen seguía rondando por mi cabeza, tratando de darle solución, lógica y vuelta al asunto. Es increíble como podemos ser capaces de cambiar nuestro estado de animo, a veces por cosas tan insignificantes, a veces por cosas que nunca debimos observar o admirar, a veces por cosas que nunca debimos sentir.

Y, entonces, idealicé en su forma de ser conmigo, el toque de sus manos cálidas, suaves y terapéuticas. La sonrisa que me regalaba después de sus monólogos románticos que me molestaban. Su voz sin pena o temor a llamarme suyo...

— No era real — me dije a mí mismo

Lloré sentado en una banca, no había ni una sola alma, miré el reloj de mi celular: 8:46 pm

Le escribí, estaba pensando en muchas, muchas cosas.

Necesitaba verlo, llegó a los pocos minutos.

— ¡Alex! — Exclamó a distancia —. Recibí tu mensaje — se sentó junto a mí —, ¿me extrañaste?

Vaya que dolía

— ¿Alex? — Se inclinó hacia mí, yo me levanté —. ¿Estás bien?

— ¿Cuándo estábamos juntos sentías amor? — Pregunté, él ladeó un poco su cabeza confundido —. Cuando dejaba que me tocaras y besaras, ¿sentías amor?

— Sí, sí sentía amor —sonrió —. ¿Por qué preguntas eso?

— Entonces por qué... — oh no, iba a romper en llanto —, ¿por qué lo hiciste...?

— ¿Qué ocurre? — Él caminó hacia mí —. ¿Por qué lloras? No lo comprendo

— No te acerques... — di pasos hacia atrás —. Creí que al ver tu rostro una vez más iba a callar a mi mente, no podrías hacer eso pero, sólo estoy llenándome de rabia y coraje

— Alex, de verdad no entiendo qué tratas de decir

— No vuelvas a llamarme así — fruncí el ceño —. Eres un idiota

— ¿Eh? — Sus manos comenzaron a temblar —. ¿Por qué dices eso?, ¿cariño...?

— ¡Basta, Sebastián! — Le grité —. ¡Eres un idiota!

— ¡¿Por qué dices eso?!

— ¡¿No lo sabes?! — Saqué mi celular y le mostré —. ¿Ahora vas a decir que es una mentira?

— No sé qué es eso, de verdad yo...

— ¡Agh, cierra la boca! — Estaba demasiado furioso —. ¡¿Por qué me hiciste eso?!

— ¡Pero no sé qué es eso! — Trató de tomar mi mano, me aparté —. ¡Te juro que no conozco a ese chico!

— ¿Ah no? — Reí —. Al parecer sí lo conoces bastante bien — me acerqué un poco —. Sólo quiero que sepas que no volverás a saber de mí nunca más. No puedo perdonarte, a pesar de que lo sienta aquí... — toqué mi pecho —, jamás voy a perdonarte. No sé quién eres, no sé si todo lo que llegamos a tener y todo lo que llegué a escuchar de ti fue cierto. No te conozco en lo absoluto, y no deseo hacerlo.

Charlie y el encuentro de Daniel [YAOI-GAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora